El presidente López Obrador no está metiendo “el dedo”, sino las manos enteras para favorecer o perjudicar los procesos, tanto de Morena como del Frente Amplio por México. Adiós al “dedazo”, bienvenido el “manotazo”.
Durante años, el tres veces candidato de la izquierda a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador siempre cuestionó los llamados “dedazos” del PRI y del PAN a la hora de elegir sus candidatos.
Y sí, el inquilino de Palacio Nacional prometió que, al menos en Morena, sepultaría el “dedazo”, pero nunca dijo que lo reemplazaría con el “manotazo”.
En su mañanera del 6 de junio, el mandatario declaró que, en su sexenio, se iba a desterrar el dedazo.
“No, que yo voy a poner al candidato de Morena. Nooooo. No va a haber dedazo. Va a ser la gente”.
Un año antes, el 11 de mayo de 2021, también en una mañanera, el presidente López Obrador no solo reconoció, sino que presumió que estaba metiendo mano en la elección para gobernador de Nuevo León, al promover una denuncia desde la Fiscalía contra el candidato del PRI a la gubernatura, Adrián de la Garza.
“Pero como que no tengo que ver… Claro que sí, si aquí lo di a conocer. Si es del dominio público, lo estoy diciendo. No podemos ser cómplices del fraude”.
Y a decir por lo que sucedió, sí decidió meter la mano en la elección de Morena y, desde hace más de un año, evidenció su preferencia personal por Claudia Sheinbaum.
Pero la mano presidencial ya no se limita a Morena. En las últimas semanas viene dando con insistencia los pormenores de lo que planea hacer el Frente Amplio por México, en donde después identifica a Claudio X. González hijo como el “gran elector”.
“Bueno, es un proceso que tiene que ver con la élite del poder, económico y político. Entonces, ahora se repite la historia, vuelven a buscar la unidad de esa manera en la cúpula. Ya no está Claudio X. González papá, ahora el jefe es Claudio X. González hijo. Ese es el que va a decidir. Todo lo demás es pura faramalla. Se están poniendo de acuerdo arriba, la oligarquía corrupta, saqueadora para tener un candidato y regresar por sus fueros”.
El presidente López Obrador presume su capacidad de análisis o sus dotes de pitoniso al anunciar que, en cuestión de días, dará a conocer con toda certeza quién será el candidato opositor. Y ese día, es hoy.
“Entonces, ya conociéndolos, en unos días más les voy a poder decir quién es el candidato de ellos. En dos o tres días les digo. Y estoy seguro que no me voy a equivocar… No me voy a equivocar. Ya está eso resuelto”.
Lo que se asoma, después de tantos posicionamientos presidenciales en las últimas mañaneras, es que el mandatario, por un lado, está observando que las internas de Morena no van tan bien como él lo esperaba y que, por otra parte, los anuncios del Frente Amplio por México están ganando espacios mediáticos, compitiendo ya con el que hasta hace unos días monopolizaban las llamadas “corcholatas”.
El presidente López Obrador no está metiendo “el dedo”, sino las manos enteras para favorecer o perjudicar los procesos, tanto de Morena como del Frente Amplio por México. Adiós al “dedazo”, bienvenido el “manotazo”.
Por cierto, ¿alguien sabe en dónde están los consejeros del INE? ¿Puede el presidente hacer cualquier posicionamiento electoral y nadie le muestra ni siquiera una tarjeta amarilla? Ni hablar, el inquilino de Palacio Nacional ya cumplió con su otro sueño: desaparecer al árbitro. Al menos, para que no lo le marque penalti ni fuera de lugar ni cuando mete “mano”.
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