La
captura de Dámaso López, “El licenciado”, tiene un objetivo claro del gobierno
federal: desactivar el conflicto en Sinaloa, pero al mismo tiempo se trata de
preparar el terreno para que la estructura criminal encabezada por los hijos de
“El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada consoliden su liderazgo y, de esa
forma, se aquieten las aguas turbulentas, pues desde hace tiempo Sinaloa –y
gran parte del país –viven atenazados por el terror y la zozobra.
Como en un tablero de ajedrez, el gobierno
federal mueve las piezas y hace a un lado las que estorban y ese es el caso de
Dámaso López, “El Licenciado”, quien se había convertido en un estorbo y, más
que eso, en una amenaza permanente para los hijos de “El Chapo” Guzmán en su
afán de antronizarse como jefes máximos del cártel de Sinaloa.
Y para terminar con la
pesadilla, Dámaso López no será juzgado en México: todo está listo para ser
extraditado, pues en la Corte de Virginia lo esperan dos acusaciones: lavado de
dinero y tráfico de drogas.
El objetivo oficial es que Sinaloa vuelva a la calma y que el negocio del
tráfico de drogas siga su marcha y el gobierno cumple su función aplicando la
ley para que el narcotráfico continúe y el cártel hegemónico salga delante de
sus problemas internos.
Pacificar el estado de Sinaloa no parece tarea
fácil, pues desde hace muchas décadas la paz social de los pueblos no depende
de lo que haga la mano oficial sino de los acuerdos que logren los capos de la
droga. Con algunas excepciones, el gobierno ha apostado por una suerte de libre
albedrío en este caso: permite que los cárteles antagónicos acuerden, negocien
y pacten. Es una forma de garantizar el negocio. Y si alguna pieza genera algún
cortocircuito –el caso de Dámaso López es un ejemplo –pues entonces desactiva
la pieza para que el flujo no se interrumpa.
La captura de Dámaso López parece ir en esa dirección, aunque nadie garantiza
que en automático Sinaloa se pacifique, pues los territorios que conforman la
base de ese cártel están en disputa desde hace tres años, tras la caída de “El
Chapo”.
Su desgracia devino en un vacío de poder y de control, lo que desató la lucha
por la plaza, aunque en este caso la guerra se dio en buena medida entre
familiares del capo extraditado.
Actualmente
son cinco grupos los que se disputan el liderazgo del cártel de Sinaloa: uno
está representado por Ismael Zambada García, “El Mayo”, y los hijos de “El
Chapo” –Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán –; otro por Aureliano Guzmán
Loera, “El Guano”, hermano de Joaquín Guzmán; otro más lo encabeza Fausto
Isidro Meza, “El Chapo Isidro”; no se puede descartar que el control
territorial en Sinaloa también lo disputan Julio César y Juan Carrillo Leyva,
hijos de Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los
cielos, aliados de Alberto Carrillo –su tío –, hermano menor de los
Carrillo Fuentes. Y el quinto grupo es precisamente el que encabezaba Dámaso
López, quien se autonombró el sustituto de “El Chapo” Guzmán, aunque nunca pudo
tener el control absoluto del cártel.
Sin
embargo, habría que considerar que el CJNG no se quedará con los brazos
cruzados en su intento por aliarse con alguno de los grupos opositores a los
hijos de Guzmán Loera, que bien podría ser Dámaso López (hijo), “El
Minilic”, los Carrillo Fuentes o la célula de los Beltrán Leyva ahora
representada por “El Chapo Isidro”.
Y
es que, tal como se expuso la semana pasada en este espacio, el CJNG está en
completo auge, en un ascenso fulgurante. Según confirmó la PGR, el es cártel
que más ha crecido en los últimos siete años: ya controla una docena de
entidades y se convirtió en el segundo cártel con mayor exportaciones de drogas
sintéticas a Estados Unidos y Europa.
Dámaso: la captura
Como
la mayoría de los capos, Dámaso López se refugiaba en un lujoso departamento de
la colonia Nueva Anzures de la Ciudad de México, a donde había arribado tres
semanas atrás con un objetivo claro: sellar una alianza con el Cártel de
Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Aunque
no se aportan mayores detalles respecto de la alianza entre Dámaso López y
Nemesio Oseguera, el líder del CJNG, lo cierto es que no es nada descabellada
la versión sobre esa sociedad, pues Oseguera es un rival acérrimo de “Los
Chapitos”, tan es así, que en febrero último ordenó el secuestro de los
vástagos de “El Chapo” cuando departían con socios y cómplices en el
restaurante “La Leche” de Puerto Vallarta.
Dámaso
López fue una pieza estratégica Para Joaquín “El Chapo” Guzmán: según la PGR, lo
ayudó a escapar del penal de Puente Grande, Jalisco, en año 2001 y fue uno de
los artífices de la segunda fuga, en 2015, del penal de La Palma, en Estado de
México.
Sin
embargo, tras la reaprehensión de “El Chapo”, “El Licenciado” — compadre de
Guzmán Loera –se autonombró su sucesor en la jefatura del cártel, lo que generó
la guerra entre él y los hijos del capo:
Jesús
Alfredo e Iván Guzmán acusaron a López de intento de homicidio. Lo hicieron a
través de una carta que el periódico “Milenio” publicó en febrero de este año.
En su misiva cuentan que ellos e Ismael Zambada citaron a Dámaso para dialogar;
que cuando llegaron al sitio del encuentro no lo encontraron y en ese justo
momento sus escoltas fueron atacados a tiros. En el rafagueo, dicen, también
fue herido Zambada García. Afirman que lograron escapar y luego se refugiaron
en un poblado donde algunos lugareños les prestaron auxiliaron.
De
esa forma Dámaso López y los hijos de “El Chapo” comenzaron una lucha a muerte.
Es por ello que la captura de “El licenciado”, como se le vea, desactiva un
cable que atizaba la violencia en Sinaloa, al menos entre los hijos de Guzmán.
Según una versión extraoficial, fueron ellos quienes dieron “el pitazo” a la
PGR sobre el paradero de “El Licenciado”.
Y
es que quienes salen ganando con la caída de Dámaso López son precisamente los
hijos de Guzmán Loera y su socio “El Mayo” Zambada, quienes ahora tendrán que
tejer fino hacia el interior de la organización si quieren lograr un liderazgo
sólido. Tendrán que negociar con sus tíos Aureliano y Miguel Ángel Guzmán Loera
–éste último salió de prisión el pasado fin de semana luego de compurgar una
pena de 11 años –, así como con Fausto Isidro Meza, “El Chapo Isidro”, quien
representa a la célula Beltrán Leyva.
Por
lo pronto, con la captura de Dámaso López el gobierno federal parece preparar
el terreno para que los hijos de “El Chapo” se consoliden como los jefes únicos
del cártel de Sinaloa.
Pero
eso no es todo, aún falta ver si el jefe del CJNG, Nemesio Oseguera, incursiona
en Sinaloa, pues es posible que la alianza se consolide con Dámaso López (hijo)
“El Mini lic”, quien al parecer es considerado un personaje tan pernicioso como
su padre.
El Cártel de Jalisco
La
expansión del CJNG coincide con el arribo al poder del actual Gobernador de
Jalisco, Aristóteles Sandoval, quien se rodeó de personajes no ajenos a la
delincuencia organizada. Uno de ellos se llama Tony Duarte, su financiero, a
quien las autoridades federales relacionan con Ismael Zambada García, “Mayo”, y
tiene su feudo en Puerto Vallarta.
Precisamente
en septiembre de 2011 fue ejecutado en ese centro turístico Juan Luis Duarte
Contreras, hijo de Tony. Cuatro sujetos armados lo cazaron en un restaurante y
lo acribillaron al más puro estilo de la mafia. Su esposa, Fabiola Rodríguez,
vio la ejecución. Al parecer el joven abogado andaba en malos pasos.
Con
Aristóteles Sandoval en el poder, el CJNG estructuró una base de operaciones en
todo el estado de Jalisco, pero su principal fuerza y poder radica en la
protección oficial que disponen.
A lo largo y ancho del estado se crearon redes para la distribución de drogas,
al tiempo que la estructura fue creciendo conforme las necesidades se
presentaron. Así, el cártel logró llevar a cabo una muy buena división de sus
actividades: distribución, operaciones financieras, estructura de sicariato,
relaciones públicas, alianzas con autoridades municipales y protección
policiaca permanente, a fin de que el negocio no sufriera ninguna perturbación.
Para todas las necesidades tenían soluciones y hombres dispuestos para efectuar
la tarea.
En el año 2013, Nemesio Oseguera fraguó un
plan: asesinar a José de Jesús Gallegos Álvarez, entonces secretario de turismo
del gobierno del estado. El sexenio del Gobernador Aristóteles Sandoval
empezaba en medio de guerras: balaceras, secuestros, levantones y ejecuciones
masivas se presentaban tanto de día como de noche y ninguna autoridad podía
poner freno a lo que ya era visto como una “verdadera carnicería”, pues los
cárteles se estaban disputando el territorio ante el recién estrenado
Gobernador en funciones.
El asesinato de este funcionario público puso en evidencia no sólo el poder del
Cártel de Jalisco sino la red de vínculos de altos funcionarios con el
narcotráfico y el nivel de protección que disponía el cártel encabezado por
Oseguera Cervantes.
El asesinato se ejecutó después de varias semanas de seguir al funcionario. En
realidad, Gallegos Álvarez, según el expediente del caso, fue asesinado por
órdenes de Nemesio Oseguera porque éste se sintió traicionado. El Jeje del
Cártel de Jalisco tuvo información sensible a su alcance que daba cuenta de que
el funcionario estatal estaba ligado con el cártel de los Caballeros Templarios
y lavaba dinero de este grupo criminal. Por ello, primero ordenó que lo
secuestraran para “darle una calentada”, luego quiso hablar con él, sin éxito,
y finalmente dio la orden:
–Mátenlo.
El viernes 8 de marzo de 2013, poco después de salir de una reunión de la Casa
Jalisco, el funcionario estatal fue seguido por un grupo de sicarios. Alrededor
de las 15.00 horas, cuando Gallegos Álvarez circulaba por Acueducto y avenida
Patria, en Zapopan, unas ráfagas de cuerno de chivo lo alcanzaron. Las balas
perforaron su camioneta y penetraron en cabeza, cara y cuello. Y ahí,
ensangrentado y doblado, quedó el cuerpo de este personaje a quien Oseguera
Cervantes llamaba “el traidor”.
El expediente de este asesinato no sólo puso en claro el modus operandis para asesinar a Gallegos Álvarez sino
que explica toda la estructura criminal con la que cuenta el Cártel de Jalisco,
los apoyos policiacos y el alto nivel de infiltración que han logrado en el
gobierno de Aristóteles Sandoval.
Tras el asesinato que cimbró a todo el estado de Jalisco, la Procuraduría del
estado integró un amplio expediente y con el paso de los meses la Policía
Ministerial ejecutó varias órdenes de aprehensión en contra de miembros del
cártel de Jalisco. Estos personajes, al rendir sus respectivas declaraciones,
ampliaron detalles sobre las operaciones del cártel, su estructura en Jalisco y
las verdaderas razones, según ellos, por las que fue asesinado el secretario de
Turismo.
Jonathan García García, conocido como “El Jhon Perro”, uno de los más temibles,
fue presentado ante las autoridades el 5 de mayo de 2013. En su declaración, este
sujeto dijo ser una persona que no le gusta trabajar y da cuenta de un entorno
familiar hostil, por lo que decidió involucrarse con bandas criminales.
Cuenta que fue recomendado para trabajar en la empresa Cártel de Jalisco Nueva
Generación, “donde estuve a prueba, pero como yo siempre he tenido un intelecto
muy alto comencé a encargarme de la venta de droga en los bares de la zona
centro de Guadalajara…
“Gracias
a esto yo comencé a subir en la organización y me hice buen amigo de los dueños
de antros y bares ya que cuando tenían broncas con el gobierno yo les apoyaba,
lo cual hizo que la venta de drogas en la zona centro de Guadalajara subieran
muchísimo, ya que generaban entre 80 mil y 120 mil pesos diarios (por zona) y
todo eso se lo entregaba al patrón, a quien conocíamos con el nombre de Spanky,
él me hacía participar en ejecuciones en Jalisco y además participaba en
levantones para alinear a vendedores de droga que andaban chapulineando (
brincando de un grupo a otro), es decir, que querían brincar de cártel”.
Después de hablar respecto a los movimientos
que se dieron en distintos momentos dentro del Cártel de Jalisco, en su
declaración detalló como está conformada la estructura del cártel. Dice, por
ejemplo, que el jefe es Nemesio Oseguera Cervantes, quien responde al apodo de El Mencho, que él se encarga de controlar
todo el sistema financiero de la organización en Jalisco y en los estados donde
opera este cártel.
Expuso que Oseguera Cervantes también controla a los grupos de choque, matones
y sicarios en general, que son los que él utiliza para asesinar a rivales o a
miembros del cártel que incurren en traiciones o fallas que ponen en riesgo a
la empresa criminal.
En su testimonio reveló, por ejemplo, que el jefe de la plaza de Guadalajara se
llama Daniel Quintero Riestra, quien, según afirma, también utiliza varios
nombres falsos: Oswaldo Quintero Juárez, Erick Santiago Gómez, Heriberto
González Gómez, Fernando Hernández Guzmán. Daniel, dice, también es ampliamente
conocido como El Dandy
Quintero, quien controla la parte administrativa de la organización
y tiene a su cargo el reclutamiento de personal para el cártel de Jalisco, la
distribución de drogas y es el receptor de las indicaciones respecto de cuándo
se debe ejecutar a un rival o a un traidor.
En su testimonio dijo que debajo de “El Dandy Quintero” está su mano derecha y
que responde al nombre de Gregorio Pelayo Chávez, a quien en la organización se
le conoce como El Camarón,
quien fue Policía Judicial y quien se encarga de girar las órdenes de “El Dany”
sobre las personas que ya están en lista para ser ejecutadas por los sicarios
del cártel.
“El Camarón”, a su vez, dice el testigo,
tiene el apoyo de otro elemento que fue Policía Judicial y al que se le conoce
como “El Padilla”, quien se encarga de arreglar “las broncas” del personal del
cártel de Jalisco cuando los detienen. El es quien nos pasa información sobre
los operativos que va a realizar la Policía en alguna de las colonias y de esa
forma “El Dany Quintero” desplaza a su gente para que no las detengan.
“El Padilla” también se encarga de frenar los operativos cuando estos van a
afectar a la organización. A cambio de un saludo, es decir, de la entrega de
una suma de dinero, él detiene los operativos y los desvía para que no afecten
al Cártel de Jalisco.
De acuerdo con el testigo, Gregorio Pelayo Chávez, “El Camarón”, tiene su grupo
de choque, como le llamamos nosotros, es decir, sus sicarios y de los cuales
recuerdo a uno que le dicen “El Cuatro”, a otro le apodan “El Gafe” y “El
Nueve”, personas que yo se que son ex militares, pero desconozco sus nombres.
Refiere, además, que “El Cuatro” es quien se encarga de comprar las armas que
se utilizan por parte del personal del Cártel de Jalisco en esta ciudad, las
cuales según tengo conocimiento las compra en la ciudad de México y en Toluca,
pero desconozco a quien se les compren. Y es que este grupo compra sus armas
nuevas para evitar que ya traigan broncas anteriores.
Fuente.-Ricardo Ravelo/