¿Es tan endeble, la coraza moral de nuestra clase política?
¿No les basta los atractivos salarios en el servicio público de la frontera?
¿Es tan vasta la ambición de nuestros servidores públicos?
Difícilmente, alguien de esa contextura podrá, esclarecer todas esas dudas.
La regidora reynosense, Denisse Ahumada Martínez, fue atrapada en Falfurrias, Texas con 50 kilogramos de cocaína. Se estima su valor en el mercado negro, en algo así como cuatro millones de dólares.
La dama, milita en el PAN.
Inicio su carrera política en el Partido Verde, del cual emigró -bajo oscuras alianzas con el panismo- a las filas azules.
Se había distinguido, por su alianza con el PAN, para cuestionar al alcalde Makyito Peña Ortiz. Al mismo tiempo, fue presumida como un activo del partido por el dirigente estatal del albiazul, el Cachorro Cantú.
De igual forma, se le vio muy cercana a los hermanos Cabeza de Vaca.
La cantidad de droga, hace sospechar que la dama tiene socios en ese tipo de actividades. No es la primera vez, que un político fronterizo se ve involucrado en ese tipo de acciones; en años pasados, el primo de José Ramón Gómez Leal, fue atrapado por autoridades norteamericanas por trasladar varios miles de dólares sin declararlos, vía aérea. Los hechos ocurrieron, en el tiempo de militante panista de JR.
Claro que no sólo en el PAN, se cuecen habas. MORENA, cuenta en sus filas de militantes a varios que están siendo indagados por agencias de investigación texanas y federales, por los más recientes acontecimientos que mancharon de lodos las banderas gringas.
El más señalado por ese tipo de conductas, es el diputado Erasmo González; a este personaje, se le vincula por sus servicios de operación de los hermanos Carmona con buena parte de la clase política morenista.
La diferencia entre los transgresores guindos y los presuntos delincuentes panistas es que los primeros, aún están sujetos a investigación; los panistas, son criminales confesos.
A la edil, Ahumada Martínez, se le suma la secretaria del Trabajo, Olga Patricia Sosa Ruiz, que labora con un amparo para no ser puesta tras las rejas por ninguna autoridad.
La clase política tamaulipeca, como se ve, ha sido permeada por los intereses de los grupos que representan los poderes fácticos de la región.
¿Desde cuándo ese poder oscuro, se filtró en la estructura política de la región?
Para ser objetivos: desde la gubernatura de Enrique Cárdenas González; el Procurador de Justicia, Raúl Albertos Betancourt fue convertido en Magistrado para otorgarle fuero y frenar el intento de autoridades de USA, quienes pretendían echarle el guante.
Luego, ensancharían las fuerzas del mal, sus influencias en los gobiernos.
Nada de que asustarse.
Lo que sí, los partidos deben evitar, es el incremento de espacios en la administración pública y en la política, de hombres y mujeres quienes, en lugar de enaltecer esos lugares del servicio público, lo desgastan y lo degradan.
Evidentemente: los partidos no traen una bola de cristal para adivinar el porvenir; y menos, para saber de antemano conductas a futuro, de sus representantes.
Esperemos, que aquella tendencia desaparezca.
Ya bastante tenemos con los ejemplos de los ex gobernadores, Eugenio Hernández y Tomás Yarrington, como para que regidores se sumen a esa insana tarea de demoler la ética y la moral, de nuestros próceres de la política tamaulipeca.
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