Mientras en Ayutla de los Libres claman por la ayuda que no llega y narcos siguen masacrando a la comunidad,los Pobladores del Municipio de Juan R. Escudero, tambien del estado de Guerrero,pero de la región centro, retuvieron ayer viernes a un grupo de 40 elementos del Ejército y la Guardia Nacional, a quienes señalaron por presunto abuso de autoridad,robo y torturas durante un operativo en la localidad de Tlayolapa.
Los militares y los efectivos de la GN fueron retenidos sobre la carretera federal México-Acapulco, en el punto conocido como San José del Puente, con el apoyo de taxistas y choferes de urvans del transporte público de Tierra Colorada.
De acuerdo con reportes locales, las autoridades irrumpieron en Tlayolapa durante la madrugada y causaron destrozos en al menos 12 viviendas, con el objetivo de buscar armas y droga.
Un medio local documentó los daños causados a dos de las viviendas cateadas, que quedaron con vidrios rotos, ropas y diversas posesiones tiradas en el suelo.Los pobladores denunciaron que durante el operativo les fueron robadas sus pertenencias, como dispositivos móviles, joyería y hasta dinero en efectivo.
Además, acusaron un presunto caso de tortura en contra de una pobladora que habría sido asfixiada con una bolsa de plástico para obligarla a desbloquear un teléfono celular.
Militares actuando como criminales
Lo ocurrido en Tlayolapa, Guerrero, es un retrato incómodo: la línea que supuestamente separa al crimen organizado de las fuerzas castrenses se ve borrosa, porque los métodos descritos por los pobladores se parecen demasiado a los códigos de la delincuencia de la que, irónicamente, deberían protegerlos.
Las semejanzas entre tropa y malandro
- La irrupción nocturna.
Igualito que las bandas de asalto: entrar de madrugada, derribar puertas, causar destrozos y dejar a la comunidad con miedo. A eso en el Código Penal no se le llama “operativo”, se le llama allanamiento de morada y daño en propiedad ajena. - El botín.
Robos de celulares, joyas y dinero. Si lo hace un grupo con pasamontañas se califica como robo con violencia; si lo hacen con uniforme verde olivo, se intenta maquillar como “aseguramiento de indicios”. Aquí no hubo actas, hubo saqueo descarado. - El terror pedagógico.
Una mujer asfixiada con bolsa de plástico para sacar información de un teléfono. Técnicamente eso se llama tortura. En la jerga del hampa: “la bolsa del nylon”. ¿Quién lo copió de quién? Parece que ejército y narco van a la misma escuela. - La intimidación colectiva.
Catear doce casas, destrozar pertenencias y sembrar la sospecha de que todo el pueblo es cómplice. Eso en cualquier manual de mafias es la demostración de poder frente al barrio: aquí mandamos nosotros. Sólo que esta vez al Estado se le volteó el cálculo, porque la población hizo exactamente lo que suele hacer con los delincuentes: los atoró y los retuvo en la carretera.
Delito por delito, sin eufemismos
- Abuso de autoridad: por realizar actos fuera de procedimiento y violentar derechos humanos.
- Allanamiento de morada: entrar a domicilios sin orden judicial válida.
- Daño en propiedad ajena: destruir casas, romper ventanas, causar destrozos.
- Robo: despojo de bienes personales durante la irrupción.
- Tortura y tratos crueles: la asfixia con bolsa plástica para obtener información.
- Posible desaparición de objetos asegurados: si es que reportan incautaciones “inventadas”.
En términos llanos: hicieron el combo que en la colonia se llama “levantar, robar y amedrentar”, con la única diferencia de que portaban un gafete oficial.
El giro de tuerca
La ironía mayor es que quienes en el discurso encarnan “el orden y la seguridad” terminaron cercados y exhibidos por la misma gente a la que deberían defender. Atorados no por sicarios, sino por campesinos, transportistas y vecinos hartos. Una escena que quiebra el relato oficial de control: el pueblo cercó al “protector”, y lo sometió a la vergüenza pública.
El Gobierno, con la cara sonrojada, improvisa mesas de diálogo y ministerios públicos móviles, como quien pone curitas en una herida abierta. Pero la percepción ya se instaló: cuando el uniforme actúa como banda, la gente responde como pueblo organizado.
Con informacion: ELNORTE/

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