Durante dos décadas los cárteles mexicanos han nadado en un océano de billetes verdes que hace ver a la Lotería Nacional como una vaquita de ahorros. Según cálculos sobrios (sí, sobrios, aunque de dinero hablamos), las mafias mexicanas agitan entre 37 mil y 58 mil millones de dólares cada año. Estamos hablando de que, solo en cash que viaja de EE. UU. a México, la cuenta ya suma casi un billón de dólares desde 2005. Un billón. Con “b” de “billete” y también de “barredora”.
La DEA y la CBP juegan a la calculadora: toman decomisos, ajustan por pureza, multiplican precios y extrapolan lo que no agarraron. El resultado es que los cárteles Sinaloa y CJNG dejaron de ser narcos y hoy parecen conglomerados químicos trasnacionales: fábricas de metanfetaminas puras como vidrio y pastillas de fentanilo que se producen por kilos y se venden por millones.
Ejemplo simple: un kilo de fentanilo cuesta entre 3 mil y 5 mil 200 dólares, pero puede prensarse en un millón de pastillas que en la calle valen hasta 6.6 millones. El margen de ganancia da vértigo. No es negocio: es una imprenta de dinero.
Y no sólo es droga. A la cuenta hay que agregarle el negocio de traficar migrantes (unos 13 mil millones anuales) y la joya de la corona del huachicol, que según la OFAC ya es la fuente legal-ilegal de dinero mejor posicionada. El cálculo más conservador habla de 70 a 80 mil millones de dólares al año. En serio: un PIB clandestino.
Con ese caudal, la frase atribuida a Ismael “El Mayo” Zambada, sobre “pagar sobornos” como parte del contrato social entre narcos y políticos, suena menos a bravuconada y más a línea de contabilidad. Si la justicia de EE.UU. le exige 15 mil millones de indemnización, es porque estiman que eso amasó en su carrera criminal.
Claro, las cuentas no cuadran con lo que en realidad tiene: 2 a 3 mil millones localizados en propiedades y empresas fachada. Todo lo demás ya se fumó (literal y figuradamente) en rutas, protección, sobornos y lavado transnacional.
Y ahí está el meollo: sobornar a políticos, militares, policías, empresarios o burócratas mexicanos no es caro cuando tienes a tu disposición una chequera de 80 mil millones anuales. Dinero para aceitar voluntades hay de sobra. Por eso los cárteles sobreviven gobiernos, operativos “históricos” y hasta cambios de era.
EE. UU. lo sabe: cuando emite órdenes de confiscación millonarias, no espera cobrar en efectivo. Es puro símbolo, un decir: “ni la cárcel ni la fortuna son intocables”. Pero mientras tanto, cada pastilla, cada litro de gasolina ordeñada, cada migrante traficado, suma al flujo multimillonario que engrasa la maquinaria politica y criminalmente organizada ,que hoy por hoy esta mas que representada en Morena y el oficialismo saldo del narco benefactor.
El río de dinero no se detiene. Y en México, ya se sabe, quien paga, manda.
Estructura y sofisticación de la cadena del dinero
El informe deL DHS “Bi-national Crime Procedes Study”, describe cómo los cárteles han desarrollado una auténtica “cadena de suministro criminal” digna de una multinacional, usando metodologías inspiradas en la logística empresarial, con roles altamente definidos: contadores de cártel, gerentes de operaciones, coordinadores de transporte y brokers de dinero. La operación no es solo transportar billetes: es un entramado de nodos, rutas, métodos y válvulas de seguridad diseñado para sobrevivir a golpes legales.
Modelos de transporte de efectivo
El estudio distingue entre el modelo “interno” (el cártel mueve su propio dinero) y el “outsourcing” (pagan a independientes para mover la lana). Esto revela que los narcos pueden cambiar rápidamente de táctica para diversificar riesgos o adaptarse a operativos.
Técnicas alternativas y tecnologías
No todo es bulk cash,dinero en cantidades masivas: el informe detalla cómo una parte de este se mueve vía transferencias a través de Western Union, tarjetas prepagadas (stored value cards), la famosa “ruta hormiga” usando decenas de “mulas” diarias. Las tarjetas prepagadas pueden mover hasta 2 millones de USD, muchas veces de manera casi imposible de rastrear bajo el marco legal de aquel entonces.
El destino del dinero: cash y baja bancarización
Contrario a la narrativa típica de lavado masivo en bancos, el informe evidencia que solo una fracción menor del dinero ilícito llega a instituciones financieras; la mayor parte de los recursos se quedan y circulan en efectivo dentro de México. Esto es reflejo de la economía informal y de la preferencia de los criminales por el “dinero vivo”.
Vulnerabilidad de los sistemas legales y comercios
Un ejemplo que cita el estudio es el floreciente mercado de ropa de segunda mano como mecanismo de lavado en la frontera, aprovechando lagunas regulatorias y prohibiciones sanitarias oficiales. Lo mismo, la falta de un listado mexicano similar a OFAC complica congelar bienes a criminales locales.
Resiliencia, adaptabilidad y cultura compartmentalizada
Quizá lo más potente: la organización modular y compartimentalizada. Los roles en la cadena se diseñan para que el golpe o “caída” de un nodo interrumpa lo menos posible el flujo de dinero; negocios, pero versión narco
En resumen:
El informe pinta una maquinaria mucho más profesional y resiliente de lo que suele contarse en los medios: los cárteles operan con lógica de empresa global, diversifican sus métodos, usan tecnología, minimizan su exposición al sistema bancario y adaptan todo su proceso logístico para resistir embates. Todo esto, mucho antes de que los gobiernos intenten siquiera “seguir el dinero”.
Estas aristas —la sofisticación logística, el outsourcing criminal, el lavado en la economía informal y la obsesión por la liquidez en cash— son clave para entender por qué el río de dinero persiste.
Con informacion: ELUNIVERSAL/ DHS/BI-NATIONAL CRIME PROCEEDS STUDY

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