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jueves, 28 de agosto de 2025

“ELLA LLORA y la JUSTICIA BOSTEZA”: “ESTRELLA NARRA la AVENTURA de DENUNCIAR un HOSTIGAMIENTO SEXUAL en el PORTAL RAZCUACHE de la FISCALIA de N.L”…segundo caso en una semana de violencia institucional.


Por segunda ocasión en menos de una semana, fueron exhibidas complicaciones y fallas en el sistema de la Fiscalía General de Justicia para presentar una denuncia penal a través de la plataforma virtual sin éxito en Nuevo León.

Aunque expuso que se trataba de un caso de hostigamiento sexual, la joven de 22 años aseguró, entre lágrimas, que las autoridades lejos de darle atención personalizada la canalizó a las cabinas de video denuncia.

Ella llora y la justicia bosteza

Y es que, mientras la justicia de Nuevo León se pasea en pantuflas ,una ciudadana desangra paciencia y dignidad para denunciar. Dos veces en una semana —dos veces en un Estado que presume modernidad digital y leyes de avanzada—, la Fiscalía General queda evidenciada: no como garante de derechos, sino como un buzón roto que devuelve las palabras de la gente en forma de “error 404”.

Estrella Hidalgo, 22 años, víctima de hostigamiento sexual, llegó llorando a las puertas de la Fiscalía con la ilusión ingenua de ser escuchada por una persona de carne y hueso. Lo que encontró fue otra cabina fría de “videodenuncia”, la misma fila virtual que la había orillado a la desesperación en línea: pantallas que se traban, asesores que jamás atienden, burocracia maquillada de modernidad digital. El viacrucis de “denunciar en México”: eterno, tortuoso, cruel.

“Estoy harta”, dijo ella. Y claro: ¿quién no se harta de un sistema que predica “denuncia” como si fuera tan simple como pedir una pizza, pero que a la hora de la verdad trata a las víctimas como molestias técnicas que hay que silenciar en un chat congelado?

El sábado de su agresión, mientras trabajaba de noche, un hombre borracho se masturbó frente a ella y la grabó sin consentimiento. Al intentar detenerlo encontró más fotos de mujeres en su celular. Pero cuando buscó justicia encontró solo laberintos. El sistema en línea la formaba, retrocedía, se quedaba suspendido. Cuatro horas mirando una pantalla que decía “un asesor pronto la atenderá” y nunca cumplía.

La Fiscalía presume avances tecnológicos, pero lo que en realidad hace es desparecer voces. Cuando las víctimas logran reunir valor, cuando vencen el miedo, cuando tocan la puerta, se topan con algoritmos hostiles y cabinas impersonales. No es negligencia; es violencia institucional.

Y Estrella no está sola. Alena Kharisova lo vivió también al intentar denunciar al Doctors Hospital por falsificación y negligencia. Dos días atascada en la burocracia digital, dos días enfrentando máquinas antes de enfrentar la justicia.

La colectiva Iniciativa 360 Mujeres por México lo ha dicho ya con claridad: los delitos de violencia sexual deben denunciarse de manera presencial, con rostros, con humanidad, con atención digna. Porque el “gran sistema de denuncias virtuales” no es accesibilidad: es una trampa que revictimiza.

Mientras tanto, la Fiscalía se acomoda en su discurso de que “aún toman denuncias en persona”. Falacia. Lo que hacen es priorizar pantallas por encima de la escucha. Priorizar a su conveniencia, porque admitir fallas sería asumir responsabilidades.

Estrella llora porque al sistema no le importa que la graben, que la acosen, que la humillen. Llora porque ni los delitos ni las mujeres merecen ser atendidos en turno automático. Llora porque la justicia en Nuevo León no se comporta como garante, sino como cómplice.

Y aquí, quienes escribimos, gritamos con ella:
Si el Estado no garantiza justicia, el periodismo, las colectivas y la sociedad deben garantizar que no habrá silencio.

Con informacion: ELNORTE/

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