El secreto mejor guardado del narco mexicano acaba de firmar lo impensable: Ismael “El Mayo” Zambada, el capo fantasma que nunca pisó una celda en México, ahora se resigna a morir entre rejas gringas después de medio siglo de dirigir uno de los imperios criminales más poderosos del planeta, claro estacan ayuda de mandos militares, de General abajo,policias y politico,todo el kit de protección del que goza todo buen narco.
El acuerdo, firmado en Nueva York, huele a esos contratos que se hacen con sangre, dólares y la promesa de no volver a respirar aire libre. El Mayo se declaró culpable con todas sus letras, cargando sobre los hombros mil 500 millones de kilos de cocaína, heroína, fentanilo y lo que usted quiera. Cifras delirantes que parecen más inventario global que un “negocito familiar”.
Pero el verdadero escándalo no es la cadena perpetua que a su edad, aun con pocos añores sentencia biologica —eso ya era el destino obvio— sino el cheque que le cobra el Tío Sam: 15 mil millones de dólares. Sí, leyó bien. Una dote pornográfica que equivale a medio presupuesto de salud en México, a tres refinerías Dos Bocas, o a una montaña de fajos que ni el más creativo de Hollywood lograría exagerar.
Ironías del destino: el hombre que sobornó presidentes, generales y alcaldes durante 45 años, hoy firma humildemente un “estado financiero” para declarar hasta el último terrenito, rancho, cuenta, billete y lingote escondido en bóvedas secretas. Para evitar dudas, el capo se compromete a entregar cualquier bien oculto que se encuentre por ahí, como si fuera un niño atrapado con dulces robados en el recreo.
Y claro, lo más jugoso detrás del documento no está en los dólares, sino en lo que El Mayo está dispuesto a destapar. Su confesión ya la venden como “una victoria histórica”, pero es en realidad el epitafio de un capo que sobrevivió a todos: a Don Neto, al Chapo, a Caro, a Amado. Sobrevivió a la DEA, a Calderón, a la Marina. Hasta hoy.
La noticia ya provoca infartos en el bajo mundo político: si habló de su fortuna, ¿de quién más hablará? Porque lo único peor que el dinero que entregará es la lista de cómplices que aún no se sabe si va a leer en voz alta.
El Mayo ya no manda ni en su nombre: ahora el que manda es el papel firmado en una corte de Brooklyn.
El Mayo paga la cuenta… y los cómplices se relamen en la sombra
Sí, Ismael “El Mayo” Zambada aceptó la factura más cara del narcotráfico: 15 mil millones de dólares para el Gobierno gringo y el resto de su vida tras barrotes. Pero que nadie se haga el sorprendido: esa montaña de dólares no se construyó sola ni cayó del cielo en avionetas de coca; se amasó con el sudor cómplice de generales, políticos y policías que cobraron mejor que ministros europeos por hacerse de la vista gorda.
Porque si el Mayo pone 15 mil millones sobre la mesa, alguien del otro lado del espejo ya cobró en efectivo —y en silencio— durante 45 años:
- Mandos militares que recibieron “bonos especiales” en maletas enviniladas cada quincena, suficientes para jubilarse en playas privadas mientras juraban “defender a la patria” en ceremonias castrenses.
- Políticos de todos los colores que ganaron elecciones con dinero de narcopatrocinio, engordando campañas, acarreados y hasta sus ranchos personales. Los mismos que ahora se indignan frente a cámaras, pero que en sus archivos guardan fotos incómodas con viejos jefes de plaza.
- Policías federales, estatales y municipales que encontraron en la nómina del Mayo su segundo salario fijo. Uniformados que un día montaban retenes y al otro servían de escolta VIP para el cargamento del patrón.
Si el capo reconoce que generó miles de millones, entonces ¿qué porcentaje corresponde a la tajada institucional? Porque no hablamos de migajas: hablamos de generales con fresas en el champán, gobernadores con avionetas privadas y alcaldes que de repente, mágicamente, encontraron la fórmula secreta para volverse hacendados.
Hoy el Mayo está esposado al destino gringo; los otros siguen sueltos y blindados, sonriendo en inauguraciones de obras públicas o en ceremonias militares, algunos hasta cargando la bandera cada 15 de septiembre.
En pocas palabras: al Mayo lo retratan como el monstruo solitario; pero en realidad fue, durante décadas, la vaca sagrada que ordeñaron todos los niveles del poder en México.
Él paga 15 mil millones, los demás se llevan el secreto de cuánto costó su lealtad al silencio.
Con informacion: ELNORTE/
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