“Ella es Luna Montoya, expresando a través de la poesía (de su autoría) su sentir sobre lo que vive como joven en Culiacán. ¿Qué culpa tienen ellos de lo que pasa en esta ciudad; por qué hay que callar, por qué hay que acostumbrarse ante esta crueldad?,dijo y lo dijo bien la usuaria @ViviRsantana al compartir este video.
Asi la declamó:
“…a representar el poema, mi querido Culiacán, de mi… yo soy la autora,muchísimas gracias.
“…En un pueblo, un tsunami llegó,un tsunami de destrucción, de devastación. Sin agua ni viento, más bien con personas que no van por el camino correcto.
Todos los días despierto con el miedo sin querer salir de mi hogar por lo que pueda pasar. Algún contratiempo o mejor dicho, un enfrentamiento.
Todos los días despierto con esa inseguridad, sin poder salir de mi hogar por lo que pueda pasar. Realmente esto nos ha llegado a afectar a los jóvenes. Hay días que no se nos permite estudiar, a los adultos trabajar, incluso, qué decir, de los más pequeños, ni siquiera ellos se libran de la crueldad.
Realmente todos los días luchamos con esta inseguridad, cada vez crece más y más. Realmente, ¿yo qué culpa tengo de lo que pasa en la calle? ¿yo qué culpa? ¿por qué me tengo que cuidar de la inseguridad si yo que no hay que luchar, que hay que callar, que simplemente nos tenemos que acostumbrar? ¿Por qué nos dicen cada día más y más? Que simplemente hay que callar, que hay que encerrarnos en nuestro hogar. ¿Por qué mi querido Culiacán es afectado cada día más y más, más, más, más, más, realmente, escuchen, realmente estoy hablando, realmente les estoy diciendo la verdad. Ustedes quieren callar, ustedes quieren que simplemente nos acostumbremos.
Realmente esto no es lo que quiero, realmente quiero que esto pare mi querido Culiacán, Realmente esto no es lo que quiero, realmente quiero que esto pare mi querido Culiacán,quiero que esto, por favor, por favor, les suplico que llegue a parar…”
Que mas nos dice sin decirlo
La niña, mediante su poema performático, articula una crítica social contundente sobre la violencia crónica en Culiacán (Sinaloa), utilizando simbolismos potentes y un discurso emotivo que interpela a la sociedad. Estos son los ejes centrales de su mensaje:
Denuncia de la normalización de la violencia
Vestida con blusa ensangrentada (símbolo de muerte) y pantalón camuflado (usados por sicarios y militares ), construye una metáfora visual sobre el entorno bélico cotidiano. Su relato describe un “tsunami de destrucción” causado por humanos, donde la población vive encerrada por miedo a enfrentamientos.
Impacto generacional, un futuro truncado:
- Jóvenes imposibilitados de estudiar
- Adultos sin poder trabajar para generar ingresos
- Niños expuestos a la crueldad
Cuestionamiento a la indiferencia social
El poema contiene 12 interrogantes retóricas que desafían la pasividad colectiva:
“¿Por qué me tengo que cuidar de la inseguridad si yo no tengo culpa?”
“¿Por qué nos dicen que hay que callar?”
Esta estructura literaria evidencia su frustración ante la narrativa de resignación que percibe en su comunidad.
Llamado urgente al cambio
El clímax del performance se manifiesta en la repetición obsesiva de “quiero que esto pare”, acompañada de súplicas que transcienden el plano literario para convertirse en acción política. La elección de Culiacán como epicentro del discurso no es casual: refuerza la crítica al contexto local marcado por décadas de narcoviolencia, que cobra especial énfasis en los tiempos actuales por la narcocomplicidad del narcogobierno narcohumanista.
La combinación de recursos poéticos (analogía del tsunami, anáforas) con elementos escénicos (vestuario simbólico, tono desgarrado) transforma su intervención en un manifiesto generacional contra la cultura del silencio.
“Un gobierno sordo que normaliza la violencia, ciega la justicia y mutila el futuro”
Esta sentencia sintetiza tres fallas estructurales:
- Sordera institucional: La minimización recurrente de crímenes atroces, como el asesinato de niños o las desapariciones masivas, evidencia una desconexión deliberada de las autoridades que calculan todo politicamente de manera poco humanista.
- Ceguera selectiva: La captura de instituciones por el crimen organizado, la militarización transexenalmente fallida y sin rendición de cuentas perpetúan un ciclo donde la impunidad se institucionaliza bajo la exacerbada complicidad de todos (…y todos es todos).
- Mutilación del tejido social: Al relegar a la ciudadanía al encierro y el silencio, se cancela cualquier posibilidad de reconstrucción colectiva, tal como denuncia la joven al cuestionar: “¿Por qué nos dicen que hay que callar?”.
Este colofón no es metáfora: refleja la realidad de un Estado que, ante el control territorial del crimen, contribuye con el pais de los cientos de miles de asesinatos sin resolver y sin castigar, en medio de la crisis de mas de 125 mil desapariciones y sin embargo mejor opta por discursos autocomplacientes llenos de “mafufadas en mañaneras para darse baños de pueblo” ,mientras se intenta corregir en un segundo piso bajo presion extranjera,el caos provocado por el primer piso.
Con informacion: @Redes/