El llamado ‘oro verde’ mexicano, que en el transcurso de mayo se ha vendido hasta en 98 pesos, cuya producción y exportación genera miles de millones de dólares para el país, se convirtió también en un negocio para los cárteles, destaca una publicación del sitio RT.
El aguacate no es una simple fruta de moda que en nuestros días se asocia al estilo de vida de los ‘millennials’, genera un sinfín de memes y provoca polémicas entre los internautas. El llamado ‘superalimento’ representa un millonario negocio que además fomenta la delincuencia.
México es el país que más gana y más sufre de lo que muchos denominan ya como ‘la fiebre del oro verde’. Solo en el año 2016, el comercio generado por el aguacate produjo 2.220 millones de dólares en ganancias, según el Sistema de Información Arancelaria (SAVI) y la Secretaría de Economía de México.
Y por supuesto, uno de los mayores consumidores de esta fruta procedente de México es su vecino del norte, EE.UU.: el éxito del aguacate mexicano es tan grande en Estados Unidos, que solamente el día del Súper Bowl (la final del fútbol americano) se consumen 100 mil toneladas, con ganancias que se estiman en 200 millones de dólares.
Lamentablemente, la industria ha demostrado ser tan lucrativa que también atrajo la atención de los narco cárteles mexicanos. Varios grupos criminales iniciaron una guerra de extorsiones para controlar el negocio.
¿CÓMO EMPEZÓ TODO?
El auge del ‘comercio verde’ se inició en la década de 1990, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y EE.UU. suspendió la prohibición, entre otras cosas, a la importación del aguacate mexicano.
Para los cárteles se ha convertido en una fuente adicional de ingresos junto con los limones, el alcohol y la mena de hierro. Según indicó el corresponsal de ‘The Economist’ Tom Wainwright, quien estudió este tema, los narcos estaban “diversificando sus negocios” para “dividir los riesgos y actuar como cualquier otro gran negocio”.
Resultó que Michoacán, junto con Sinaloa, Jalisco y Oaxaca, se han posicionado como las ‘minas’ de este fenómeno del ‘oro verde’ en México. Y ya que el aguacate es el principal ingreso de la economía de Michoacán, este estado mexicano es el que más sufrió de las consecuencias que trae consigo el cultivo del aguacate.
TÁCTICAS DE EXTORSIÓN
Por algún tiempo, la industria fue controlada por el cártel ‘La Familia Michoacana’, encabezada por Nazario Moreno González, conocido como ‘El Más Loco’. Moreno creó una especie de doctrina religiosa que justificaba el asesinato y el negocio criminal.
Tras el asesinato de Moreno por la Policía en 2010, ‘La Familia Michoacana’ se desintegró y su lugar fue ocupado por otro cártel de droga, ‘Los Caballeros Templarios’, que llevaron las tácticas de extorsión a un nuevo nivel. La agrupación actuó de forma metódica: recibía de las autoridades locales ―con sobornos o amenazas― datos sobre todos los productores de aguacate en el estado y luego determinaba cuánto debía pagar cada uno.
Los agricultores se veían obligados a pagar anualmente por hectárea que cultivaban (alrededor de 100 dólares) y por cada kilo de aguacate que crecían (unos 10 centavos). A los que se negaban a pagar les secuestraban a sus familiares.
Poco a poco, el cártel cubrió con sus exigencias a todos los involucrados en el negocio de aguacate: desde los cosechadores hasta los fabricantes de fertilizantes. Además, el grupo capturó una parte de las plantaciones, utilizando las mismas para el lavado de dinero generado por el tráfico de drogas. En total, el aguacate, de acuerdo con autoridades locales, generaba unos 150 millones de dólares al año para el cártel.
En 2013, el Gobierno mexicano envió a los militares, así como a fuerzas adicionales policiales al estado de Michoacán. Pero la extorsión no se detuvo.
En febrero del mismo año, agrupaciones integradas por civiles, que se autodeterminaron como milicias o autodefensas, hicieron frente a ‘Los Caballeros Templarios’ en esta región sumida en la violencia, diciendo que la Policía local como otras autoridades estatales son incapaces de luchar contra las agresiones y la extorsión.
La primera agrupación de los llamados vigilantes surgió en el pueblo de Tancítaro, que lo tomó bajo su control instalando barricadas y utilizando armas ilegales provenientes de EE.UU. Su ejemplo fue seguido por otros y las milicias comenzaron a ocupar una ciudad tras otra.
Posteriormente, algunas de las milicias fueron legalizadas. Sus escuadrones recibieron estatus oficial y financiación de las autoridades y de los productores de aguacate locales. Muchos agricultores recibieron de vuelta a sus plantaciones, capturadas por los bandidos. La Asociación de Productores de Aguacate anunció que la situación en el estado estaba bajo el control de las autoridades.
Sin embargo los agricultores de Tancítaro indicaron que las milicias en realidad estaban actuando en nombre de otro cártel. Entre los que luchan por el control del mercado de aguacates se menciona el poderoso Cártel Jalisco Nueva Generación. Algunos milicianos fueron detenidos bajo la acusación de tener vínculos con este grupo. La región, según medios locales, sigue luchando contra el narco.