El cantante de corridos tumbados Natanael Cano interpretó temas que hacen apología del delito durante un palenque en la Feria Nacional de San Marcos, en Aguascalientes, pese a la prohibición en la entidad.
El hecho ocurrió anoche cuando Cano, de 24 años, cantó el corrido “Pacas de Billetes”, que hace alusión al capo Joaquín “El Chapo” Guzmán con el número 701, por el puesto que ocupó en 2009 en el listado de Forbes de los hombres más ricos del mundo.
“701, la clave que se respeta / La mente es brillante, y el negocio, la receta / Traigo medicina pa’ curar enfermos / Música en la casa, tengo en la cocina / Alterando el sistema, así es como se mueve”.
En otro momento de la noche, ante la petición de los asistentes para que Cano interpretara narcocorridos, el cantante señaló que no debían pedírselo a él, sino al Gobierno del estado, cuyo Congreso aprobó en abril una iniciativa para prohibir este género musical en eventos públicos.
“Cuerno no me la tienen que pedir a mí mi viejo, cuerno se la tienen que pedir a su gobierno, si tanto la quieren hagan algo por eso”, respondió el cantante.
“Con mucho respeto les venimos a cantar a Aguascalientes compadre y con mucho respeto a la gente que nos está prohibiendo cantar y demostrar nuestro arte, hagan algo ustedes, no vengan a pedírmelo a mí aquí”.
Sin embargo, de acuerdo con reportes en redes sociales, Cano también interpretó el corrido “El de la codeína”, tras lo cual los organizadores lo habrían censurado.
En 2023, tras un concierto en Chihuahua, Cano fue multado con un millón 244 mil 880 pesos por apología del delito y promover la violencia de género.
En ese entonces, la autoridad consideró que el intérprete incurrió en faltas a los Reglamentos de Justicia Cívica y al de Diversiones y Espectáculos, por el contenido de las canciones interpretadas en el estadio Manuel L. Almanza, ante unas 9 mil personas.
En agosto de 2024, el cantante también fue vinculado a proceso por por cohecho después de que en abril posteara algunos videos donde se mostró que arrojó billetes a un grupo de elementos de seguridad que lo habían detenido por aparentes infracciones a las leyes de tránsito en Hermosillo, Sonora.
Mientras que en enero pasado fue amenazado de muerte, junto con otros artistas e influencers del gremio, a través de una narcomanta por presuntamente apoyar al grupo criminal de “Los Salazar”, en Hermosillo, tras lo cual las autoridades le ofrecieron protección.
Un análisis de la conducta de Natanael Cano y la represión de los corridos tumbados
Contexto y conducta del artista
Natanael Cano, es uno de los exponentes más visibles de los corridos tumbados, interpretó canciones con referencias explícitas al narcotráfico y al crimen organizado pese a la prohibición vigente en la entidad.
Cano respondió a las peticiones del público señalando que la responsabilidad de la censura recae en el gobierno, no en los artistas, y continuó su show aun cuando los organizadores intentaron censurarlo bajando el volumen y apagando las luces. Esta conducta puede interpretarse como un desafío directo a la autoridad y una defensa de la libertad artística, pero también como una provocación consciente de las normas locales.
¿Es correcto reprimir esta música?
La represión de los corridos tumbados y narcocorridos es un tema profundamente polarizante en México y refleja un conflicto entre la libertad de expresión y la preocupación social por la apología del delito:
- Argumentos a favor de la prohibición:
Quienes apoyan la represión consideran que este tipo de música glorifica la violencia, el narcotráfico y la cultura del crimen, lo que puede influir negativamente en la juventud y fortalecer valores antisociales. Para estos sectores, la medida es un primer paso para proteger a la sociedad y promover una cultura de paz. Las leyes en Aguascalientes, por ejemplo, prevén multas y hasta un año de prisión para quienes interpreten canciones que hagan apología del delito en espectáculos públicos. - Argumentos en contra de la prohibición:
Casi la mitad de la opinión pública rechaza la censura, considerándola inútil, hipócrita y populista, pues no ataca la raíz de la violencia ni la impunidad de las autoridades. - Muchos critican la doble moral del gobierno tradicionalmente complice, que prohíbe la música pero no logra frenar la violencia real ni el crimen organizado.
- Además, se advierte que la prohibición suele ser ineficaz: la música sigue circulando en plataformas digitales y en la vida cotidiana, y la censura puede incluso aumentar el atractivo del género entre los jóvenes.
- Diversos especialistas y artistas defienden que los corridos tumbados son una expresión cultural legítima, reflejo de realidades sociales que el Estado no ha sabido resolver, peor aun no ha querido y cuando lo hace,es de manera sesgada.
Doble moral y contexto gubernamental
Un punto central en el debate es la percepción de doble moral: mientras se censura la música por hacer apología del narco, las autoridades no logran -o no quieren- combatir la violencia y la corrupción en la vida real. Para muchos, reprimir la música es “tapar el sol con un dedo”, una medida simbólica que no resuelve la inseguridad ni la impunidad.
Libertad de expresión vs. responsabilidad social
La discusión de fondo enfrenta dos derechos: la libertad de expresión artística y la protección de la sociedad frente a mensajes que puedan incitar o normalizar la violencia.
Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum ha dicho que no es partidaria de las prohibiciones, reconoce que cada estado tiene autonomía para decidir. Investigadores y analistas proponen regular, no prohibir, y fomentar la educación crítica sobre el contenido de las canciones, en vez de censurarlas.
Conclusión
Reprimir los corridos tumbados y narcocorridos es una medida polémica que divide a la sociedad mexicana. Si bien existe una preocupación legítima por el impacto social de la apología del delito, la represión musical suele ser vista como una respuesta superficial y contradictoria frente a la violencia estructural que el Estado no ha logrado erradicar e incluso se colude con ella.
La experiencia histórica muestra que la censura rara vez elimina el fenómeno cultural y, en ocasiones, lo fortalece. El debate sigue abierto entre quienes exigen libertad artística y quienes priorizan la protección social, pero la raíz del problema -la violencia real y la impunidad- permanece sin resolverse.
Con informacion: ELNORTE/






