Qué bonito es ver cómo la Guardia Nacional,la que iba ser civil y terminó militarizada —supuestos paladines contra el huachicol en las carreteras— se relaja junto a los huachicoleros, en vez de vigilarlos ,cuando no andan de cómplices o haciendolo ellos.
Es más, ni se cansan de tanto combatir,perdon competir al crimen: aprovechan para que, mientras despachan gasolina robada a plena luz del día, les den una lavadita a la patrulla. Así, la cochinada no se nota… al menos en las placas.
¿Se acuerdan cuando, en enero, el Gobierno federal presumía con bombo y platillo que habían acabado los puntos de venta de gasolina robada? Bien dicen que el que parte y reparte, se queda con la mejor gasolina… Perdón, la mejor parte.
Ahora, los huachicoleros están de vuelta y más cómodos que nunca. Si quieren ver la realeza huachicolera, transiten la México-Querétaro: ahí no sólo venden gasolina robada en la cara de todos, ¡también encuentras patrullas de la Guardia Nacional muy bien estacionadas en la fiestecita de complicidad , tomándose la selfie con los criminales mientras les lavan la nave oficial!
Hace apenas ocho meses decían que habían desmantelado estos negocios, con todo y detención estilo telenovela: armas, pipas, millones asegurados y hasta el villano con apodo: “Don Checo”. Bonito show, pero puro cuento. Hoy el huachicol fluye como si fuera oferta del Buen Fin.
¿Dónde están los grandes decomisos? ¿Dónde quedaron los operativos relámpago? Se esfuman al paso de los bidones escondidos detrás de lonas y depósitos “de agua tratada”. Y claro, ahí cazamos a los agentes de la GN, no deteniendo criminales, sino poniendo la guantera para que les vacíen el aromatizante del autolavado.
Pero no faltan los mandos que, con la mejor cara de póker, juran que hay investigaciones “de mayor calado”… Seguro en el spa, porque en la carretera la única vigilancia que existe es la de la pistola del lavadero. Eso sí, Pemex y la Fiscalía tienen datos, denuncias, operativos en curso y, aparentemente, cero resultados.
Mientras tanto, la delincuencia le pasa por enfrente a la autoridad, entre el gordito con el trapo y la patrulla recién encerada. ¿Corrupción? ¿Complicidades? Seguramente es que los agentes solo querían dejar la patrulla reluciente… ¡para cuando venga el jefe a la foto!
Con informacion: ELNORTE/
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