En el reino mágico del aliado “fosfo fosfo” de la Cuatro-TE”, que se puso Nuevo y se puso Leon,el agua escasea, pero los millones vuelan… aunque el avión no.
Resulta que la joyita emecista, un King Air 250 bautizado como la “Reina del Hangar”, vive como aristócrata: cuesta millones, come turbosina, tiene piloto de guardia y hasta spa de mantenimiento, pero se la pasa estacionado, posando para la foto.
- 150 millones de pesos se han ido ya en el programa de “estimulación de nubes” –que más bien estimula la paciencia ciudadana.
- El avión se compró en 70 millones para hacer llover… pero cuando vuela, no llueve; y cuando sí llueve, está echando siesta en el hangar.
- En un año, apenas 30 vuelos, de los cuales un tercio fueron de mantenimiento. Es decir, la nave viaja más al taller que al cielo.
- Hubo periodos de 3 meses y medio sin actividad alguna. ¡Ni por error arrancaban motores!
¿Y los resultados?
Pues cuatro lluviecitas que, oh casualidad, ya estaban pronosticadas sin avión. Porque al parecer, el verdadero meteorólogo aquí es Conagua, no la avioneta de lujo.
Mientras tanto, cada año se gastan 10.6 millones en seguros, pilotos, gasolina y mimos varios, sin contar los químicos carísimos para “sembrar nubes” como si fueran macetas en el cielo. Todo de la bolsa pública, claro: la misma que no alcanza para reparar baches o surtir medicinas.
En corto: Samuel nos vendió un avión para llover y nos salió un avión para llorar.La reina sí existe, pero no gobierna el clima: gobierna el despilfarro.
Y la transa sin sustento científico se replica como estrategia ‘chupadinero”, lo mismo en Sinaloa que Tamaulipas.
Con informacion: ELNORTE/

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