No cabe la menor duda que en política, como en la vida, quien solo busca resplandecer bajo la luz ajena, termina eclipsando su propia posibilidad de brillar,asi se desprende del mas reciente artículo publicado por el diario español,El Pais, donde se refieren a la figura de Andrés Manuel López Beltrán (“Andy”), un ente politico sin identidad propia que como Secretario de Organización de Morena ,quiere seguir usufructuando de ser hijo de otro animal politico que no es lo mismo que “politico animal” ,del expresidente López Obrador,pues se niega a que le llamen “Andy” para que no le quiten su legado.
Puntos clave:
- Identidad y legado familiar
El texto señala que López Beltrán ha manifestado orgullo por llevar el nombre de su padre y molestarle que le llamen “Andy”, interpretando esto como un intento de apropiarse del legado paterno y confundirse con él, en vez de forjar una identidad propia. - Falta de mérito propio
Se critica que su relevancia pública se debe principalmente a su apellido y a su cercanía con el poder, más que a logros propios. El artículo sugiere que busca reconocimiento a través de la sombra de su padre, en vez de destacar por méritos personales. - Reacción a las críticas y prioridades
Se cuestiona la importancia que López Beltrán da al uso de su nombre y al diminutivo “Andy”, especialmente en un contexto donde el partido y el gobierno enfrentan retos mucho más urgentes (crimen organizado, conflictos internacionales, etc.). - Comparación literaria y psicológica
El texto inicia con referencias literarias y freudianas sobre la figura paterna, sugiriendo que la lucha por la identidad propia es un tema universal, pero en este caso se percibe como una negativa a diferenciarse del padre. - Conclusión crítica
El artículo concluye que vivir bajo la sombra de un padre poderoso puede ser una decisión personal, pero que a la larga puede invisibilizar a quien lo hace, impidiendo que se reconozcan sus propios méritos y capacidades.
En resumen:
El artículo critica a Andrés Manuel López Beltrán por carecer de una identidad política propia y buscar reconocimiento mediante el uso del nombre y legado de su padre, en vez de destacar por méritos propios, lo que refleja una ausencia de individualidad y una estrategia poco efectiva para consolidarse como figura pública independiente.
Asi lo cita EL Pais:
“….En una de las obras cumbre de la literatura, Los hermanos Karamazov,Dostoievski pone en uno de los personajes la siguiente pregunta: “¿Quién no ha querido asesinar a su padre?”. La novela es tremenda. Freud escribió un ensayo al respecto: “Dostoievski y el parricidio”. Ya sean los novelistas rusos, Shakespeare, Kafka o Rulfo, la literatura está llena de referencias a la figura paterna.
Acá, en la CDMX, esta semana un hombre de cuarenta años se desgarró públicamente sin tener -que sepamos- ninguno de los traumas y problemas de los grandes personajes de la bibliografía universal, y manifestó que él está muy orgulloso de llamarse como su padre y que si le dicen su nombre en diminutivo es para quitarle su legado, para hacerlo menos. El orgulloso hijo de su papá es el secretario de Organización de Morena, el señor Andrés Manuel López Beltrán, también conocido como Andy.
Se sabe: la política es uno de los escenarios de los dramas humanos. Las pasiones, el poder, los enemigos, las traiciones y claro, las familias se ven atravesadas por esta actividad. Es el caso de la de López Beltrán. Nombrado al finalizar el gobierno de su padre como una suerte de heredero, el segundo hijo del expresidente López Obrador ocupa un puesto de gran importancia en el partido que gobierna este país. Es un movimiento con un poder inmenso y él es el segundo de a bordo -siempre el segundo-. El señor tiene un cargo por el cual, suponemos, percibe un sueldo proveniente de las arcas públicas. El señor –aunque apenas le conocimos la voz- critica a los opositores al Gobierno, señala a los enemigos de su padre y, en sus palabras, cuida su legado. Todo bien. Pero al parecer hay algo que no le gusta de ser personaje público –y muy público-, que lo critiquen, pero, sobre todo, que se dirijan a él con el diminutivo en inglés de su nombre, cosa que resulta curiosa, pues es así como se le ha llamado durante décadas sin que el sujeto ni su padre corrigieran a nadie. Pero está claro que él ya no quiere que le digan Andy, sino Andrés Manuel, como su papá, en una apuesta a la confusión, lo cual es imposible.
Se entiende. El hijo está en busca de su nombre. Es algo que pasa comúnmente como en la veintena, pero por cosas de la vida, el señor López Beltrán incurrió en el trabajo público casi a los cuarenta, lo que le puede dificultar un poco el camino. No es fácil luchar por tener nombre propio cuando se es hijo de un padre famoso y que, por tradición, tiene el mismo nombre. Cuesta trabajo que le reconozcan a uno sus talentos y capacidades, que los distingan del progenitor. Pero ese no es el caso de Andy, él quiere, precisamente, que lo confundan con su papá porque llamarse así es su “más grande orgullo”, como lo dijo en un podcast que conduce la líder de Morena. Esto revela la ausencia de mérito, la idea de suprimir la individualidad a cambio de algún reconocimiento público.
Quizá es un poco tarde para construir un nombre, pero siempre se puede. Lo cierto es que escudarse en el nombre del papá para ocultar una derrota no es una buena idea. Acusar a los opositores de burlarse de él es un poco ridículo, sobre todo cuando Sheinbaum ganó la pasada elección con 35 millones de votos. Querer reafirmar una personalidad renegando de su sobrenombre es un poco infantil -más aún cuando su padre se la pasaba poniendo apodos a sus adversarios. Escoger vivir a la sombra es una decisión legítima. Pero todos sabemos que hay sombras que de pequeño te protegen, pero de grande te tapan, te invisibilizan.
El asunto de la queja de López Beltrán revela también las prioridades que tienen los compañeros de la presidenta Sheinbaum, quien enfrenta los embates del crimen organizado, los despropósitos de Trump, la ineptitud de sus subordinados, la anarquía de su partido y la frivolidad o la importancia de llamarse Andy.
Con informacion: @juanizavala/Diario Español/El Pais















