La deuda actual de Petróleos Mexicanos (Pemex) es de 106 mil 502 millones dólares. El proceso de endeudamiento crítico se inició en 2012, cuando su deuda era de 59 mil 600 millones de dólares, de tal manera que en un lapso de aproximadamente 8 años creció a un ritmo de 8.8 por ciento anual promedio, con un incremento total del 44 por ciento. Esto significa 46 mil 902 millones de dólares.
Al inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto, la deuda subió de 63 mil 600 millones de dólares en 2013 a 76 mil 700 millones de dólares en 2014. Esto es que en 1 año la aumentó 20 por ciento. Posteriormente la petrolera solicitó créditos por otros 13 mil 100 millones de dólares. La pregunta hasta ahora sigue siendo: ¿utilizó ese endeudamiento para invertir en exploración y producción, o para comprar empresas chatarra o desviarlo a empresas privadas y a cuentas de prestanombres?
La administración de Peña Nieto solicitó préstamos para Pemex por 46 mil 902 millones de dólares en un lapso de 6 años; supuestamente invirtió en la empresa 21.4 millones de dólares diarios durante el sexenio. Sin lugar a dudas ese expresidente hundió más a la petrolera y a México.
El contexto para esos créditos no fue nunca favorable: en 2014 y 2016 se registraron las caídas de la industria mundial, por la contracción de los precios internacionales del petróleo, que pasaron de 100 a 30 dólares por barril. En Pemex esto provocó un tremendo impacto en sus finanzas, que casi colapsaron.
Por otro lado, los pasivos laborales provocan otro gran problema financiero para la empresa. Al respecto la Auditoría Superior de la Federación (ASF) señala que la proporción de pensionados es muy alta: la pensión promedio mensual de Pemex es de 15 mil 700 pesos por trabajador jubilado, que multiplicado por casi 100 mil beneficiarios nos da un pago mensual de 1 mil 570 millones de pesos; y más de 18 mil 840 millones de pesos anuales, que representan 942 millones de dólares anuales.
Pese a ello, las administraciones en la petrolera no pusieron un freno a la deteriorada situación. En los años 2014 y 2015, cuando los precios del petróleo comenzaron a bajar drásticamente, otras compañías petroleras del mundo –como Ecopetrol, Petrobras, Shell y Exxon– adoptaron una política agresiva de reducción de costos de producción. Pero Pemex hizo lo contrario, permaneció como siempre, derrochando recursos económicos y elevando poco a poco su plantilla laboral.
Quizás por ello la agencia calificadora Moody’s puso a revisión su calificación crediticia y separó al gobierno mexicano de Pemex: el gobierno no puede asumir el ciento por ciento del riesgo de la petrolera.
Ahora bien, no todo está perdido: si Pemex reduce notablemente sus costos de producción y administración, por ejemplo si elimina más de 40 mil plazas improductivas y no solicitara más deuda, posiblemente podría ir reduciendo sus pasivos lentamente.
A la fecha, la empresa gasta 19 dólares por barril para cubrir costos operativos, financieros y reemplazo de reservas; este costo es el más alto comparado con todas la empresas petroleras del mundo, pues el promedio es de 14 dólares por barril, 26 por ciento debajo de los costos de México.
En este escenario, resulta que Pemex utiliza gran parte de sus utilidades para pagar intereses, impuestos y pasivos laborales. Por ello es necesario revertir la caída de la inversión pública (a pesar de la tendencia de una austeridad improductiva y peligrosa) invirtiendo en exploración y producción como lo proponen la mayoría de los expertos, pues con ello aumentaría posiblemente la renta petrolera.
Una propuesta interesante del ingeniero petrolero jubilado Jesús Gaytán Rangel y su equipo, exsubdirector de Pemex (1977-1988), sostiene que en México se han cerrado 15 mil pozos con el 90 por ciento de potencial, y sólo produjeron el 10 por ciento del yacimiento. Con las técnicas actuales, estos pozos podrían producir 50 barriles diarios, ya que existen grandes posibilidades del potencial. Si esto resultara cierto, tendríamos 750 mil barriles diarios más, que aumentaría un 45 por ciento más la producción diaria actual. Este proyecto generaría más de 50 mil plazas para técnicos profesionistas y obreros jubilados.
Los retos
En 2018, la rentabilidad de Pemex fue negativa: perdió más de 7 mil 551 millones de dólares, mientras que la empresa petrolera de Arabia Saudita Aramco es de las empresas más rentables del mundo, con utilidades netas en 2018 de 111 mil 100 millones de dólares.
El año pasado, Aramco tuvo ingresos por más de 355 mil 900 millones de dólares, y una liquidez de 48 mil millones de dólares en bancos. Su producción fue de 13.6 millones de barriles diarios (8.5 veces mayor que la de Pemex), con reservas probadas de 256 mil 900 millones de barriles de petróleo (38.69 veces más que México), las mayores reservas en el mundo después de Venezuela.
El gran riesgo del gobierno federal es que los recursos económicos para apoyar a Pemex no sean suficientes para lograr terminar con éxito los diversos proyectos petroleros que tienen planeados. Además, deberán tomar en cuenta que la petrolera tendrá una carga fiscal muy pequeña, pues ya no será la empresa que durante sexenios apoyó casi todos los programas sociales nacionales. En pocos años veremos los resultados de la “cuarta transformación”. Por lo pronto, la Secretaría de Hacienda tratará de tener mayor recaudación y mayor eficiencia en el gasto público.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador proyecta incrementar la producción por más de 900 mil barriles diarios para el próximo año, esto significa un gran riesgo para el futuro de México, ya que acelerará muy rápido el agotamiento de sus mínimas reservas probadas y con pocas posibilidades de reemplazo.
El presidente anunció: “Si se requiere más, va haber más apoyo: Pemex tiene el respaldo de la Secretaría de Hacienda y del gobierno de la República”. Pero Pemex debe sobrevivir por sí sola, con autonomía financiera-administrativa; si se continúa apoyando con los fondos de los contribuyentes sólo se le estará tolerando su ineficiencia y el gobierno federal acabará siendo cómplice de la ineptitud e incapacidad de una gran mayoría de inútiles funcionarios de la empresa.
Difícilmente el dinero de los contribuyentes se le regresará al pueblo para que el gobierno cumpla sus promesas en obras sociales que tanto necesita nuestro país.
Hasta este sexenio, todos los presidentes de México, financieras mundiales, economistas, secretarios de hacienda, políticos, gobernadores, empresarios, siguen creyendo en Pemex, porque a pesar de su impresionante deuda de más de 106 mil millones de dólares, aún cuenta con reservas probadas de 6 mil 464 millones de barriles, a un costo actual promedio de 50 dólares por barril. El costo en el mercado mundial de esas pequeñas reservas es de 217 mil millones de dólares como saldo después de pagar el ciento por ciento de su deuda, pero sin descontar los costos de extracción, impuestos, pasivos laborales, etcétera. A pesar de ello y con reservas, Pemex sigue siendo sujeto de crédito.
¿Cuánto debió haber sido el costo promedio en el mercado mundial de las incalculables reservas petroleras de México para haber soportado el saqueo de miles de millones de millones dólares, que encabezaron los malos mexicanos y nuestras autoridades durante más de 100 años? Y lo siguen saqueando y no terminan de saquearlo… Los veneros del petróleo son la gran tragedia de México.
Fuente.-Adalberto Ruiz Mojica*