La “austeridad republicana” de Morena es, en la práctica, una tragicomedia de excesos digna de la mejor sátira política. Mientras Claudia Sheinbaum convoca a la “justa medianía” y el partido reparte lineamientos éticos como hostias en domingo, sus tribus —más organizadas que cualquier cártel— celebran a lo grande en templos del lujo como Caroline’s 400, el speakeasy del St. Regis donde la exclusividad no es un valor, sino una tarifa: aquí la “Suprema de Coliflor” cuesta más que la canasta básica semanal de una familia, y el caviar imperial podría financiar la beca de un estudiante durante un año.
El cumpleaños del ilustre diputado Pedro Haces, “atorado por rata y armado en el lejano año de 1998,como cita la ficha criminal”, ahora flamante coordinador de Operación Política de Morena, fue la última misa negra de esta liturgia de la doble moral: una procesión de legisladores morenistas, priistas, verdes y petistas desfiló por el “secret spot” más exclusivo de la CDMX.
Y lo hicieron apenas veinte minutos después de aprobar la “Ley Espía” en San Lázaro,dedicada a otra curricula por demas manchada en el fango del soborno que en su vida en la extinta POLICIA FEDERAL donde su desempeño fue color “gris rata” y nunca (3 veces) aprobó un examen de confianza, mucho menos uno de conciencia.

¿Austeridad?
Solo en el discurso. Aquí, mientras el pueblo es exhortado a la frugalidad, los representantes del “cambio verdadero, humanista y transformador” se entregaron a la gula y la ostentación: lechón confitado de 1,100 pesos, langosta de 1,290, copas de Macallan-18 Años a 2,500 y botellas de tequila Don Cruz a 60,000 pesos(…no te acabes Morena,por favor).
No es un caso aislado, sino modus operandi.
La lista de morenistas que desprecian la austeridad es larga y documentada: viajes en jet privado, relojes de un millón de pesos, bolsas de diseñador de Senadoras con madre rica que hace operacion por 30 millones de pesos y nadie se inmuta,chamarras de 90 mil, cortes finos en refrigeradores oficiales, autos de lujo,residencias,y hasta familiares enchufados en la nómina pública.
Cada exhorto de Shienbaum a la sobriedad es papel mojado: el “bastón de mando no manda” y ha sido solo un accesorio para la foto de la encargada de despacho en la Presidencia, mientras la verdadera lealtad es al lujo y la simulación, operando como lo hacen las células de crimen organizado, tienen relativa autonomía, pero estan ceñidas a un cártel, asi operan bajo la protección de la franquicia criminal o el partido predominante.
La hipocresía humanista de Morena no solo crea monstruos: los alimenta con caviar, los embriaga con whisky de 18 años y los arropa en la impunidad de la autodenominada “cuarta transformación”.
El resultado: una clase política que no da resultados, que predica pobreza franciscana y practica la opulencia dorada, mientras la ciudadanía observa, entre la incredulidad y el hartazgo, cómo la austeridad solo existe para los de abajo, por ahora muy contentos con una despensa y una pensión que pronto,muy pronto, no podra pagarse y que dejará ver que cuando la crisis entra por la puerta, el amor sale por la ventana.

Con informacion: ELNORTE/
















