Ni las detenciones, las bajas por ejecución o las sanciones financieras a sus empresas fachada, han frenado la expansión del Cártel Jalisco Nueva Generación en México y en el extranjero. La más reciente captura de José González Valencia “La Chepa”, operador financiero de Los Cuinis, será solventada al interior en un breve tiempo. En diversas entidades culpan al cártel del aumento en sus índices delictivos
Aunque al Cártel de Sinaloa se le considera la organización criminal con más infraestructura y experiencia en el país, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) pasó a convertirse en el clan delictivo con presencia en el mayor número de entidades federativas de México en la historia, ejerciendo un narcotráfico globalizado y un poder basado en el lavado de dinero, la violencia y el terror.
Su avance expansivo es reconocido por autoridades de otros países. Según investigaciones de Estados Unidos, el bando dirigido por el michoacano Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho” ha penetrado en por lo menos 22 estados mexicanos, y en la Unión Americana, ha acrecentado la disputa por el tráfico y venta de narcóticos en sus calles. Por su parte, Colombia advierte el crecimiento del CJNG en Centroamérica, donde ya tiene bases operativas como los cárteles de Sinaloa y Los Zetas. Mientras que en Asia y Europa existen indicios de su presencia como cliente y proveedor de drogas.
La captura de José González Valencia “La Chepa”, de la familia de Los Cuinis, principal operador financiero del cártel y cuñado de “El Mencho” en la ciudad de Fortaleza, en Brasil el 27 de diciembre de 2017; y la detención de su hermano Gerardo “El Lalo”, el 24 de abril de 2016 en Carrasco, Uruguay, muestran la movilidad de los michoacanos en el Cono Sur, donde presuntamente se ocultaban, pero controlando operaciones desde esos lugares.
Trasiego de todo tipo de enervantes en operaciones de mayoreo y menudeo, secuestro de jóvenes para reclutarlos como distribuidores o sicarios, brutales ejecuciones que pretenden dejar mensaje de su poderío, cobro de derecho de piso en diversos territorios, extorsiones y robo de combustible, son acciones que dejaron constancia en 2017 del desarrollo tolerado de este grupo, al que la Procuraduría General de la República (PGR) califica como el más sólido, pues no se han detectado divisiones a su interior.
Las detenciones de los hermanos “Cuinis” y otros miembros del cártel no han hecho mella en sus ambiciones de cubrir toda la geografía nacional y avanzar en otras regiones del mundo. Capos como “El Piolín” o “El J.P.”, que operaba en Baja California; “El Babay” en Baja California Sur; “El Cabús”, “El Meño” o Reginaldo Allala en Jalisco; “El Terry”, “El Amarillo” o “El Pollo” Grajeda, en Michoacán, han sido sustituidos sin dificultad por otros narcotraficantes.
Las drogas que proveen los miembros de Jalisco hacia la frontera norte y hacia los destinos turísticos del Caribe mexicano van desde la común marihuana, cocaína y heroína, hasta las que son su “especialidad”, como las metanfetaminas y otras mercancías de diseño o sintéticas; además del terrible fentanilo. Incluso en algunas comunidades rurales de Jalisco se fabrican galletas de marihuana para inducir a los jóvenes al consumo del enervante.
Pelean territorios
El grupo de michoacanos que originalmente militó en el llamado Cártel del Milenio del desaparecido Luis Valencia Valencia, fue desplazado por la organización criminal de La Familia, apoyada de narcotraficantes del Golfo y Los Zetas, para moverse a Jalisco a finales de la década pasada. Con la intención de recuperar el control de Michoacán se aliaron con el Cártel de Sinaloa, pero un golpe del destino, a la muerte del traficante Ignacio Coronel Villarreal, conformó lo que ahora se conoce como Cártel Jalisco Nueva Generación.
Aunque no han recuperado la totalidad de tierras purépechas por el surgimiento de Los Caballeros Templarios, los michoacanos del CJNG se expandieron vorazmente hacia otros territorios. Primero avanzaron en las regiones del Bajío y el Occidente del país, llegaron con fuerza a Veracruz, de ahí dieron un gran salto a la frontera norte hasta incubar células en Tijuana que crecieron al cobijo del Cártel Arellano Félix (CAF) para formar el Cártel Tijuana Nueva Generación (CTNG).
Informes de la agencia norteamericana DEA y de autoridades mexicanas, estiman que el narco-corporativo opera en por lo menos 22 estados del país. En algunas entidades tienen todo el control y en otras han penetrado enfrentándose a los cárteles locales. Así, existen datos de la presencia de células o escuadrones en Jalisco, Michoacán, Colima, Guanajuato, Aguascalientes, Nayarit, Zacatecas, Baja California, Baja California Sur, Ciudad de México, Estado de México, Morelos, Hidalgo, Guerrero, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Quintana Roo, Chihuahua, Nuevo León, Tabasco y Tamaulipas.
Obviamente, es en Jalisco donde el mapa de los 125 municipios se ha “coloreado” más con la cobertura casi total del “Mencho” y sus huestes. Tlajomulco de Zúñiga, en la Zona Metropolitana de Guadalajara; Villa Purificación y Casimiro Castillo, en la Costa Sur; La Huerta y Tomatlán, en la Costa Norte; son los epicentros donde radican los poderes fácticos del CJNG.
En Aguascalientes, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), Sergio Alberto Martínez Castuera, aseguró que son el Cártel del Golfo y el CJNG quienes ingresan narcóticos a esa entidad y reconoció que operan con fuerza en esa región. En tanto, en Oaxaca, el gobierno estatal advirtió el arribo de integrantes del grupo criminal al municipio de Loma Bonita, por lo que desde octubre se reactivaron las Bases de Operaciones Mixtas (BOM) para incrementar el patrullaje y vigilancia.
En Nayarit se asegura que sin distingos, el ex fiscal general Édgar Veytia, actualmente detenido a disposición de una Corte Federal de San Diego, California, brindaba protección a los cárteles de Sinaloa, Beltrán Leyva y Jalisco Nueva Generación. De este último hay versiones que refieren que en las inmediaciones de Tepic almacenaba cargamentos de cocaína y precursores químicos que desembarcaban en el puerto de Manzanillo, Colima, para la fabricación de drogas sintéticas.
La detención del ex líder del Cártel de Sinaloa, Dámaso López Núñez, a finales de abril último, dejó en claro que en Ciudad de México operan grupos criminales, entre ellos el de los michoacanos avecindados en Jalisco, con quienes “El Licenciado” pretendía concretar una alianza para fortalecerse en Sinaloa y Baja California Sur.
En Puebla, la Secretaría de Seguridad Pública reveló que el robo de hidrocarburos es disputado por facciones de Los Zetas y del CJNG, sobre todo en la zona de San Martín Texmelucan, donde buscan el control en el robo de diésel a través de las ordeñas al poliducto de Petróleos Mexicanos. En tanto, en Quintana Roo, la pelea de los “jaliscienses” es con el Cártel de Sinaloa en los municipios de Benito Juárez o Cancún, Solidaridad, Othón P. Blanco, Cozumel y Felipe Carrillo Puerto.
Viejas mañas, nuevas formas
Si bien, el CJNG tiene claro el trasiego de todo tipo de drogas hacia el norte, la línea que más domina es la producción de metanfetaminas, que son las que hicieron famoso al antes llamado Cártel del Milenio como proveedor del mercado de Estados Unidos y como cliente de insumos de laboratorios de China y de Bélgica. No en vano, autoridades belgas iniciaron en enero de 2017 un juicio contra una empresa familiar de Bruselas que enviaba materia prima a los narcos mexicanos para la fabricación de “cristal”.
En mayo de 2016, autoridades de Jalisco detectaron que el CJNG regenteaba centros de rehabilitación para adictos a las drogas, o al menos eso presumió mediáticamente, al tiempo que rescataba a 271 personas que eran víctimas de maltrato y hasta abusos sexuales. La fiscalía anunció que era clara la vinculación de la delincuencia organizada con el albergue y que en el lugar se ocultaban once individuos que contaban con órdenes de aprehensión.
Para 2017, en la segunda quincena de julio, fueron descubiertos dos campamentos en los poblados de Navajas y Ahuisculco, en el municipio de Tala, en la misma zona donde el 19 de junio de 2014 desapareció el ex director de la Policía de Tijuana, Ricardo Hernández Garduño, que eran utilizados para reclutar sicarios para el CJNG. La organización delictiva anunciaba en redes sociales presuntas ofertas de empleo en diversas regiones para trabajar como encuestador, escolta, guardia privado o policía.
Los jóvenes se comunicaban a los contactos proporcionados y después se despedían de sus familias diciéndoles que iban en busca de un buen trabajo, sin embargo, no les volvían a ver, pues eran privados de su libertad ilegalmente. El trabajo no era el prometido, sino que se les adiestraba como si fuesen esclavos para servir de manera obligatoria de distribuidores de droga y pistoleros. Las autoridades locales lograron el rescate de algunos de los que tenían meses en calidad de desaparecidos.
La intervención de la Fiscalía General de Jalisco ocurrió al investigarse la desaparición de seis personas en días previos. Hubo 19 personas detenidas, entre ellas algunas víctimas que se encontraban en poder de armas de fuego, realizando la función obligada que les fue encomendada por sus plagiarios. Después se informó que entre 2013 y 2015 había 145 desapariciones denunciadas tan solo en tres municipios de la región colindante con el bosque La Primavera.
Otro punto de interés para el CJNG son las prisiones, convertidas en centro de operaciones y de negocios, como el Reclusorio Preventivo de Guadalajara, donde gobernó el interno José Manuel Garibay Félix “El Gordo” o “El Manuelito” entre 2010 y principios de 2014, y aunque originalmente pertenecía al Cártel de Sinaloa, como michoacano se tuvo que “convertir” al entonces naciente Cártel Jalisco. A su egreso y posterior muerte, el poder quedó en manos de su paisano, José Luis Gutiérrez Valencia “El 77” o “Don Chelo”, a quien este año evidenciaron videos grabados de una narcofiesta con excesos y en la que cantó el grupo de Los Buchones de Culiacán.
La participación de miembros del cártel en prácticas de lavado de dinero a través de espectáculos masivos fue detallada en informes de inteligencia del Centro de Información de Seguridad Nacional (CISEN) y dada a conocer en agosto. El socio de una empresa dedicada a la organización de ferias, palenques y conciertos de cantantes, de nombre Jesús Pérez Alvear, fue señalado como pareja sentimental de Berenice González Valencia, de la familia de Los Cuinis y cuñada del “Mencho”.
Otro informe atribuido al CISEN señala que entre los extravagantes gustos del clan delictivo está el poseer explosivos similares a los que años atrás emplearon miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Según el dato, los sicarios inventaron una bomba casera a la que denominaron “Papa”, muy nociva e insegura.
Violencia exacerbada
Durante el año que concluye, la principal marca que dejó el CJNG fue de horror, pues la violencia y los crímenes se multiplicaron a lo largo del país, convirtiendo algunos poblados o municipios en campos de batalla, en su objetivo de tomar el control territorial. No solo hubo los habituales tiroteos o ejecuciones a balazos, hubo desapariciones y el hallazgo de personas muertas que fueron mutiladas, decapitadas o ultrajadas.
En Quintana Roo, de forma principal en Cancún, se recrudeció la percepción de inseguridad en las calles y los sitios turísticos, donde no faltaron balaceras entre sicarios. En Guerrero, escuelas tuvieron que cerrar sus puertas y suspender clases debido a las amenazas atribuidas a miembros del CJNG. Y en Michoacán, las jornadas sangrientas se volvieron frecuentes con cabezas humanas arrojadas en sitios públicos o balaceras producto de los enfrentamientos entre Los Viagra y los michoacanos-jaliscienses.
La localización de cuerpos cercenados o con tiro de gracia en la cabeza, con cartulinas que contenían mensajes reivindicatorios o amenazantes, fueron la constante desde que inició el año. Así se dio en Cuernavaca, en una presunta disputa con Los Rojos y en Manzanillo, donde en una sola noche de enero aparecieron doce cadáveres en dos lugares diferentes, unos en un taxi y otros amontonados en un terreno entre matorrales. En Veracruz repuntaron los hechos violentos por la guerra entre Zetas y CJNG.
En las Baja Californias, también fue un año de pesadilla en la materia. En La Paz y Los Cabos, BCS, las balaceras, la localización de cuerpos y el hallazgo de fosas clandestinas motivó el despliegue de más de mil 500 elementos de las fuerzas federales a la Península en el mes de junio; mientras que en Tijuana, Baja California, entre los múltiples hechos ocurridos, aún se recuerda el asesinato de dos médicos en julio, quienes se habrían resistido a pagar 10 mil dólares que criminales exigen al gremio como cobro por derecho de piso, según señalan denuncias.
En Jalisco los homicidios también se dispararon y los episodios en los que participó el cártel predominante en la entidad también fueron muchos. La Policía Estatal abatió a cinco sicarios el 20 de marzo en Jocotepec. El 30 de agosto fue ejecutado en su carro, sobre el anillo periférico en Zapopan, un presunto mando del grupo criminal, apodado “El Kartón”. El 7 de septiembre, en la carretera Lagos de Moreno-León fue abatido por la Policía el líder de una célula delictiva con el alias de “El Tun Tun”. En pleno desarrollo de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la noche del 28 de noviembre, sombras siniestras dejaron una hielera con dos cabezas humanas en el exterior de las instalaciones de Televisa, con un narcomensaje dirigido a un comandante policial. “Don Chelo”, el jefe del autogobierno carcelario y consuegro del “Mencho”, fue asesinado a diez días de recuperar su libertad del penal de Puente Grande.
Los crímenes continuaron con fuerza en Veracruz, donde en diferentes fechas aparecieron cuerpos desmembrados en sus calles; en Morelos, anónimos amenazaron al comisionado de Seguridad estatal, Alberto Capella, tras una balacera en la que murieron seis personas en Temixco; en un basurero de Zamora, Michoacán, fueron abandonados los cadáveres baleados de seis individuos, al parecer en venganza por la muerte del “Tun Tun”. Los límites de Oaxaca y Veracruz vieron caer a otros cinco hombres por efecto de las balas. Las cartulinas dieron pistas de lo sucedido.
Diciembre termina con ajustes de cuentas en Zacatecas y Michoacán. Primero, el 23 de diciembre, en Nochistlán, murieron cuatro sujetos en una balacera entre dos grupos del hampa, uno de ellos al parecer el CJNG; el día 26, en Michoacán, cuatro personas fueron asesinadas, entre ellos una niña de seis años, a quienes dejaron un letrero que decía: “Esto le va a pasar a todos los que anden con CJNG”, firma supuestamente LNFM (La Nueva Familia Michoacana). Sin olvidar el homicidio del vloguero Juan Luis Lagunas “El Pirata de Culiacán”, la noche del 19 de diciembre en un bar de Tlajomulco, Jalisco, tras una presunta bravata del muchacho en un video dirigido al líder del CJNG.
Detenidos sustituibles
Los nombres de algunos de los presuntos líderes de células del cártel o jefes de plaza detenidos en diversas partes del país impresionan a más de uno; sin embargo, la experiencia demuestra que todos son sustituibles y ya ocupan sus lugares, situación que no parece afectar a la organización criminal que tiene facilidad para reinventarse.
El 6 de febrero fue capturado en Tamazula de Gordiano, Jalisco, José Óscar García Ramírez “El Cabús”, jefe de comunicaciones del CJNG, encargado de dirigir una red de distribución de droga y de adquirir armas e hidrocarburos robados. Seis días más tarde, en Cancún, la Policía Federal atrapó a dos presuntos jefes de mismo cártel. En marzo fue detenido en Tijuana, Octavio Leal Hernández “El Chapito Leal”, integrante del Cártel de Sinaloa, de quien las autoridades dejaron entrever que tenía acuerdos con los “jaliscienses”.
El 8 de abril, elementos de la PGR localizaron a Iván Margarito Esquivel García “El Terry” o “El Terrible”, encargado del control territorial de Colima y Tierra Caliente, Michoacán. Diez días más tarde, en Boca del Río, Veracruz, el arrestado fue Juan Manuel Veloz Ortiz “El Conta”, integrante de una célula del CJNG, señalado como probable coordinador del secuestro del director de Seguridad Ciudadana de Boca del Río, ocurrido el 5 de abril anterior. En Morelos, el día 19 del mismo mes, se informó de la detención de siete miembros de una célula delictiva del cártel, quienes desestabilizaban el orden público colocando mantas con mensajes atribuidos al grupo criminal.
En junio fue detenido el presunto jefe de plaza del CJNG en Los Cabos, Baja California Sur, Abraham Cervantes Escárrega “El Babay”, quien parecía librar la acción de la justicia por el delito de portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército al pagar una fianza de 50 mil pesos, pero fue trasladado a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) en Ciudad de México, donde se localizó una orden de aprehensión en su contra dictada en 2016 por un juez federal de Jalisco; aunque se le internó en el Centro Federal de Readaptación Social Número 5 “Oriente”, con residencia en Cerro de León, Villa Aldama, Veracruz.
El juez Noveno de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de Jalisco, dictó auto de formal prisión en contra de “El Babay”, quien se cambia el nombre por el de Jesús Cervantes Velázquez, por su probable responsabilidad en la comisión del delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada, dentro de la causa penal 110/2016. El fallo fue confirmado el 15 de noviembre último por el Cuarto Tribunal Unitario del Tercer Circuito. Inconforme con ello, la defensa de Cervantes presentó una demanda de amparo ante el Tercer Tribunal Unitario de Zapopan, Jalisco, juicio de garantías que podría resolverse a finales de enero próximo.
En la tercera semana de julio cayó en manos de agentes federales Juan Manuel Castañeda Julio “El Meño”, uno de los operadores del “Mencho” y coordinador del trasiego de drogas de Guadalajara a Tijuana, vía terrestre, para posteriormente enviarla a Chicago y Atlanta, en Estados Unidos. Horas después, en Cancún, fuerzas federales aprehendieron a Joshua Loyo Peña “El Lobo”, operador del CJNG y generador de violencia en Quintana Roo. El 6 de agosto siguiente, en los límites de Michoacán, Jalisco y Guanajuato, fue capturado José Luis Muñoz Aguilar “El Amarillo”, otro presunto líder.
En agosto también fue apresado el capo Raúl Flores Hernández “El Tío”, que aunque se dijo era un narcotraficante independiente, Estados Unidos estima que tiene vínculos o alianzas con otras agrupaciones delictivas, entre estas la de los Beltrán Leyva, de Sinaloa y CJNG. El día 14 de ese mes, en Zamora, Michoacán, fue detenido el jefe de esa plaza, José Antonio Grajeda Cortés “El Pollo”, acusado de dos homicidios y tráfico de drogas.
Sin duda una de las detenciones más relevantes fue la de Juan José Pérez Vargas “El Piolín” o “El J.P,”, el 20 de septiembre, cuando circulaba por calles de Guadalajara en un vehículo Jeep, escoltado por otros dos sujetos. Era señalado como dirigente del llamado CTNG, presunto responsable de múltiples homicidios y del hallazgo de cuerpos desmembrados y colgados en puentes en esta frontera. Los sicarios no iban armados, llevaban pequeñas dosis de droga y un cargador para arma corta calibre 40 con nueve cartuchos.
“El Piolín”, que no contaba con orden de aprehensión en Baja California, fue internado en el Reclusorio Metropolitano de Jalisco, bajo cargos de trata de personas y violación, sin que las autoridades locales informaran sobre los hechos. Hasta el momento ha promovido tres juicios de amparo, uno de ellos inmediato a su captura, en contra de actos como tormento físico y psicológico, e incomunicación; los otros dos, contra algún posible traslado a una prisión federal o de la frontera.
En fecha reciente, otros dos supuestos operadores financieros del cártel fueron privados de su libertad por la Policía en Guadalajara. Se trata de Reginaldo Allala Allala y Rubén “N”, sobre quienes existe una investigación por lavado de dinero, ya que se les señala de manejar fuertes sumas de dinero a través de la empresa Allala en Zapopan.
La respuesta de Estados Unidos
El gobierno de Estados Unidos emitió sanciones durante 2017 en contra de empresas ligadas al CJNG y a su fuente financiadora Los Cuinis, además, el 13 de marzo, consiguió que la Secretaría de Relaciones Exteriores de México emitiera un acuerdo por medio del cual concede a los norteamericanos la extradición del capo Abigael González Valencia “El Cuini”, identificado como el número dos del cártel. Su entrega ocurrirá cuando concluya el juicio de amparo impulsado por el michoacano. González Valencia es requerido por una Corte Federal del Distrito de Columbia para enfrentar cargos por delitos equiparables a delincuencia organizada, contra la salud y lavado de dinero.
Las empresas mexicanas presuntamente vinculadas a la organización delictiva que fueron agregadas a la lista de fuentes de lavado de dinero y cabecillas del narcotráfico, el 20 de abril, fueron los corporativos Yorv Inmobiliaria y Grupo Segtac, SA de CV, utilizadas para blanquear dinero producto del narcotráfico. Yorv Inmobiliaria es la administradora de Plaza Los Tules, un centro comercial ubicado en Zapopan, Jalisco.
Otras cuatro compañías fueron sancionadas de manera similar el 14 de septiembre último por la Oficina de Control de activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro: Operadora Los Famosos; Comercializadora Trade Clear; Grupo de Alta Especialidad Farmacéutica, SA de CV y Operadora de Reposterías y Restaurantes, SA de CV.
El efecto de la sanción es prohibir a los ciudadanos estadounidenses realizar cualquier transacción comercial o financiera con dichas empresas o sus administradores, a quienes se les congelan los activos que eventualmente posean en su territorio.
En cuanto a Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, sigue siendo uno de los objetivos prioritarios del gobierno de Washington.
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