Exigirle al gobernador del Estado de México que opere para ayudar al triunfo de la candidata de la alianza es pedir un imposible.
Para los gobernadores hacer proselitismo en favor de un candidato o candidata se castiga con cárcel, según establece la reforma hecha en el actual sexenio.
Como hemos visto, la ley es para los opositores y no para el oficialismo. Los gobernadores de Morena están desatados en la promoción de dos precandidatos presidenciales de su partido.
Para ellos no aplica la ley. Hay carta blanca de impunidad.
Así es que la mejor contribución que puede hacer el gobernador Del Mazo es frenar la operación de los grupos del crimen organizado que trabajan como brazo electoral de Morena.
En las elecciones intermedias en el Estado de México las bandas de narcotraficantes que operan en el sur del estado, hacia la Tierra Caliente, hicieron su tarea siniestra para inhibir candidatos de oposición al partido del Presidente.
Ya trabajaron para Morena, secuestraron y amenazaron de muerte a candidatos como ocurrió en Valle de Bravo. Más hacia el sur también cuentan con “bases” para realizar operación electoral.
Uno de los modos de operación es secuestrar o amenazar a los representantes o funcionarios de casillas para que no se presenten el día de la elección, y que ocupen su lugar los tres o cuatro que están formados en primer lugar en la fila, puestos ahí por Morena.
Luego, rellenan las urnas o cambian los votos.
Eso hicieron en las elecciones para la gubernatura de Sinaloa, en la que ni el candidato del PRI ni el gobernador se atrevieron a ir a fondo en los reclamos por la participación del cártel más poderoso del mundo en los comicios estatales.
Visto humanamente, sus razones fueron entendibles.
Algo similar ocurrió en Baja California Sur. Y en el Estado de México la prensa jugó un papel importante al señalar, con detalle, la participación del narco en secuestros y amenazas.
Es mucho pedirle al gobernador mexiquense que garantice la no intervención del crimen organizado en los comicios porque es tarea federal.
Sin embargo, es algo de lo poco que Del Mazo puede hacer, a un riesgo muy alto, para evitar que Morena se imponga por una ventaja tan abismal como ficticia.
Delfina Gómez llevaba la delantera en las encuestas del Estado de México, pero la elección no se define hasta el día de los comicios.
Aún falta que venga el último paquete de encuestas serias –como la de esta casa editorial y no muchas más–, para tener un indicador más aproximado de si la ventaja morenista se mantiene o viene una elección cerrada.
Las expresiones que nos dicen que Alejandra Del Moral ya empató o está muy cerca hay que tomarlas con reservas, pues suelen ser “encuestas anímicas” y no necesariamente profesionales.
E incluso las encuestas serias pueden tener margen de error, por el voto oculto debido al miedo a que por expresar cierta intención de voto el encuestado pierda el apoyo económico que recibe del gobierno federal.
La elección mexiquense está marcada por la intervención ilegal del Presidente de la República.
Ya hemos visto que para él no rige la ley: puede hacer lo que quiera en la promoción de su partido y campañas negras contra la oposición.
López Obrador es el gran elector de su partido, el promotor de Morena y el artífice de calumnias contra la oposición y sus candidatos o prospectos de serlo.
Tanto en Morena como en el Estado de México las elecciones llevan el sello de la intervención presidencial.
Hay ilegalidad de principio a fin. El INE se transformó en espectador del activismo del Presidente.
Lo que hace en el Estado de México amerita, cuando menos, que anulen la elección si es que gana la candidata Delfina Gómez.
“¿Quieres que continúen las pensiones para los adultos mayores? Ya sabes por quién vas a votar”, dijo el Presidente el 11 de este mes.
Y preguntó a continuación: “¿Quieres que por el bien de todos, primero los pobres? Ya sabes por quién vas a votar”.
Metido hasta el cuello está el Presidente en las elecciones mexiquenses, y nadie lo para.
Y si además del Presidente también interviene el narco, entonces las elecciones darán como resultado un nocaut artificial de Delfina Gómez.
Artificial e inaceptable.
Esperemos que el gobernador intervenga en lo que medianamente puede.
Que intervenga para hacer respetar la ley y dar seguridad a los mexiquenses, aun en el área que es responsabilidad federal: frenar la operación política de la delincuencia organizada.
Dicen que el gobernador nos va a quitar nuestro carro que apenas y juntamos para comprarlo a aquellos que no lo legalizamos con el decreto , si perfecto gobernador, el pueblo completo de Tamaulipas estamos preparados para defender nuestro patrimonio casi sea un carro todo desvencijado, tu dinos cuando empiezas a chingar al pueblo, para que empiece la fiesta
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