En la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, Tamaulipas, el Cártel del Noreste, una ramificación de “Los Zetas”, tienen el control de toda la economía criminal, que incluye desde la venta de droga, extorsiones y hasta el tráfico de migrantes.
Nuevo Laredo es una ciudad con pocos homicidios si se compara con el promedio nacional. Las autoridades registraron menos de 500 homicidios en 2022. La tasa se situó en aproximadamente 13 homicidios por cada 100 mil habitantes en Tamaulipas, actualmente —y paradójicamente— uno de los menos violentos en el país.
Sin embargo, de acuerdo con un reportaje de Insight Crime, organización especializada en narcotráfico, se trata de una “paz” ficticia, pues al menos en Nuevo Laredo, ubicado en la llamada “frontera chica”, el Cártel del Noreste opera sin impedimentos ni de grupos rivales ni autoridades locales, que en más de una ocasión han sido señaladas incluso como cómplices.
Su estructura está compuesta por un nutrido conjunto de integrantes, incluidos los halcones que vigilan las riberas del Río Grande y los parques, así como las plazas y las terminales de autobuses donde se congregan los migrantes.
Precisamente una fuente de ingresos muy redituable para el Cártel del Noreste, además del tráfico de drogas y las extorsiones, proviene de la gran cantidad de migrantes que vienen en camino a la ciudad fronteriza o son deportados a ella.
(Archivo)
El Cártel del Noreste controla sistemáticamente el flujo de migrantes en Nuevo Laredo, donde su hegemonía es prácticamente absoluta. Gran parte de este control se debe a que el CGN se conformó como escisión de Los Zetas en esta ciudad que también fue el lugar de nacimiento del también conocido como cártel de la última letra.
Los Zetas se atomizaron después de varias muertes y de la captura de importantes líderes como Miguel Treviño Morales, alias “Z40″, y su hermano Omar Treviño Morales, alias “Z42″.
De las cenizas surgieron nuevos grupos disidentes como el Cártel del Noreste y los Zetas Vieja Escuela. En Nuevo Laredo, el Cartel del Noreste ganó el pulso por el control a otras facciones de los Zetas y el Cártel del Golfo, que se extendieron más al este de la “frontera chica”.
El Cártel del Noreste siempre ha sido una empresa familiar. Juan Francisco Treviño Chávez, alias “El Kiko”, sobrino de Omar y Miguel, asumió en un inicio el liderazgo del grupo. Después de su captura en 2016, el control del grupo pasó a otro familiar, Juan Gerardo Treviño Chávez, alias “El Huevo”, detenido en marzo de 2022 por el Ejército, lo que desató bloqueos y tiroteos —uno de ellos contra las instalaciones del Consulado de Estados Unidos— que duraron varias horas.
(Foto: Twitter/loba_indomable)
El arresto del “Huevo” no tuvo ningún impacto en las operaciones, pues el CDN aún ostenta el control absoluto de toda la economía ilícita. Ellos deciden el orden de las cosas. Por ejemplo, en Nuevo Laredo están prohibidos los robos, los asaltos de coches y a personas, así como el consumo y venta de drogas sintéticas como la metanfetamina.
Sin embargo, se mantiene un conflicto entre el crimen organizado y las fuerzas de seguridad. En la madrugada del 26 de febrero, un convoy militar persiguió a varios individuos que conducían una camioneta pickup después de salir de una discoteca.
Los vehículos se estrellaron y los soldados terminaron disparando más de 60 balas a los pasajeros, dejando muertos a cinco. Algunas versiones dicen que fueron ejecuciones extrajudiciales, que dos de las víctimas recibieron tiros de gracia en la cabeza mientras yacían en el suelo.
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