Las últimas 48 horas han ratificado el poder que tiene el mando militar en la administración de Andrés Manuel López Obrador. A la par que se publicaba en el Diario de la Federación la reglamentación de la nueva Ley de Seguridad Nacional (que regula a los agentes externos que operan en México), el fiscal general Alejandro Gertz Manero anunciaba que el general Salvador Cienfuegos quedaba completamente exonerado.
Pero no es todo. Por estas horas un grupo de oficiales cercanos al ex titular de la Sedena, que lo han visitado en su residencia desde que salió de su cautiverio en EU, traen una apuesta más audaz: que Cienfuegos sea designado embajador y de ese modo asegure su inmunidad diplomática y este a salvo de cualquier persecución judicial.
Para el Ejército sería una nueva estocada a la DEA luego de EU anunciara que se reserva la chance de iniciar nuevamente pesquisas contra Cienfuegos. Por otra parte, no es algo común en la diplomacia mexicana de los años recientes designar embajador de corte militar.
NINGUNA CASUALIDAD,PURA CAUSALIDAD:
Sin embargo, Luis Crescencio Sandoval ya tuvo su pequeña incursión en estos asuntos cuando el año pasado logró que su amiga, la periodista Isabel Arvide, fuera designada cónsul en Estambul, lo cual le generó críticas al Gobierno.
El Gobierno de López Obrador queda ahora ante una prueba que lo obliga a amortiguar estos ímpetus para evitar mayores conflictos. En Sedena, por ejemplo, ya se están preguntando, si tras publicada la reglamentación de la nueva Ley de Seguridad, desde la semana que viene se podrían deportar a agentes de la DEA que operan en México. La animadversión para con esta agencia nunca ha sido tan grande entre los oficiales mexicanos como en este momento.
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