La orden de aprehensión emitida contra el ex consejero jurídico Humberto Castillejos, que por estas horas tramita un amparo a toda velocidad, es un golpe frontal a Arturo Zaldívar, titular de la Suprema Corte y muy cercano a quien en este momento se encuentra en la clandestinidad, junto a Alberto Bazbaz y Elías Beltrán.
SIEMPRE CERCA DE LA LUMBRE:
Castillejos, como entornista predilecto de Enrique Peña Nieto, fue quien consiguió los votos en el Senado para que Zaldívar llegara a la Corte. Un trabajo desde ya retribuido, a pesar de que en su discurso público el ministro de la Corte se dedique a criticar el influyentismo y los manejos habituales de la política.
En el staff de Zaldívar hay abogados ligados a Castillejos y la comunicación de la Corte está digitada por ex asesores de la presidencia de Peña, que llegaron por su recomendación.
Hasta la tarde de ayer miércoles, Castillejos estaba desaparecido de la vida pública. Montó un discreto despacho desde el cual "asesora" sobre como litigar en la Corte. A esto se agrega que tiene encuentros privados con Zaldívar, algo que es confirmado por otros miembros del máximo tribunal.
Castillejos ganó terreno en el equipo de Peña Nieto cuando Luis Videgaray llegó a la Cancillería y se enfocó en la relación con EU. Ahí fue cuando Castillejos comenzó a involucrarse en política y hasta en temas electorales, desde ya, con un final por demás olvidable si se considera lo ocurrido en 2018.
Ya en la 4T, Castillejos es el artífice de ese ducto discreto pero constante entre Zaldívar y hombres importantes del sexenio anterior como Raúl Cervantes (su primo) y Eduardo Medina Mora (su ex jefe). Medina Mora dejó la Corte ante acusaciones de supuesta corrupción y ya nada más se volvió a hablar de su figura.
Para Zaldívar es muy incómoda la inminente detención de su amigo, porque esta pone a prueba sus múltiples acuerdos con el Gobierno actual.
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