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domingo, 2 de julio de 2017

EN 2013 la "INTELIGENCIA a la MEXICANA" ADVERTIA OPERANDO 88 CARTELES y PRESUMIA DESAPARECIDO al CARTEL del GOLFO...asi de optimistas y sesudos.


En México operan 88 organizaciones criminales vinculadas al tráfico ilegal de narcóticos, afirma un informe elaborado por la Procuraduría General de la República en marzo de 2013, del que Contralínea obtuvo copia. (Infografia)

La información de los aparatos de inteligencia del Estado mexicano revela la supuesta desaparición del Cártel del Golfo y el encumbramiento del Cártel de la Barbie. Identificados con nombres y zonas de influencia, las organizaciones del narcotráfico, sus células y pandillas dominan extensas áreas donde también se asientan importantes regiones militares y navales. El territorio nacional, como se señala en el mapa adjunto a la presente investigación, en manos de la delincuencia organizada 

La Procuraduría General de la República (PGR) revela a Contralínea que en México operan 88 organizaciones criminales dedicadas al tráfico ilegal de estupefacientes, cuyas ganancias anuales superarían los 39 mil millones de dólares (unos 468 mil millones de pesos). De éstas, ocho son consideradas como “grandes organizaciones del narcotráfico” por la dependencia que encabeza Jesús Murillo Karam.

Los Zetas, el Pacífico (o Sinaloa), los Arellano Félix, La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios, el Nuevo Cártel de Juárez, el Cártel de la Barbie y el Cártel de los Beltrán Leyva son las organizaciones que dan origen o cobertura a los otros 80 grupos delincuenciales, indica el informe Células delictivas con presencia en el país, fechado el 25 de marzo de 2013 y elaborado por la PGR con base en reportes de los aparatos de inteligencia del Estado mexicano.
El listado y el mapa, contenidos en el documento oficial, descubren que tanto para la Procuraduría como para el gobierno federal el Cártel del Golfo ha dejado de existir y ya no es un objetivo en su supuesta lucha contra el crimen organizado. Su presunta extinción se habría dado el año pasado, tras la captura de quien sería su último líder, Eduardo Costilla Sánchez, el Coss, ocurrida el 12 de septiembre de 2012.
De confirmarse la información de la PGR, la desaparición del otrora poderoso enemigo del Cártel de Sinaloa parecería el único “logro” de la “guerra” contra el narcotráfico, que supuestamente libró el pasado gobierno de Felipe Calderón Hinojosa y que cobró la vida de más de 100 mil civiles. No obstante, esta extinción se derivaría en sí del debilitamiento que le causó la ruptura a fines de 2009 y el posterior enfrentamiento con su brazo armado Los Zetas, al punto de llevar a la organización que consolidó Juan García Ábrego a unirse a su histórico enemigo Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.

Para Jorge Luis Sierra –experto en el estudio de la seguridad nacional y la delincuencia organizada–, este punto del informe debe verse con reservas. El investigador considera que aún hay indicios que apuntan a una presencia mermada, pero no extinta, del Cártel del Golfo en regiones relevantes para el crimen organizado.
En su más reciente mapa de los cárteles –Mexican cartels. Map depicting areas of dominant influence–, elaborado en enero de 2012, la Agencia Antidrogas estadunidense reportaba que el Cártel del Golfo se ubicaba en la frontera entre Tamaulipas y Nuevo León, área que abarcaba Reynosa y Matamoros. También, que su influencia alcanzaba a Tampico, Tamaulipas; Veracruz, Veracruz; y Villahermosa, Tabasco.
El encumbramiento del Cártel de la Barbie es otro punto que sobresale en el informe Células delictivas con presencia en el país (entregado por la PGR a Contralínea por medio de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, oficio SJAI/DGAJ/5211/2013 relacionado con el recurso de revisión RDA0538/13); ello a pesar de que su cabecilla, Édgar Valdez Villarreal, fue detenido desde el 30 de agosto de 2010.
Hasta ahora, el narcotraficante conocido con el sobrenombre de Barbie había sido identificado como un criminal de rango medio: era el jefe de los sicarios del Cártel de los Beltrán Leyva.

Los cárteles más relevantes

De las ocho “grandes organizaciones del narcotráfico”, el Cártel de la Barbie es el que cuenta con más grupos afines: 23. Le sigue el de los Arellano Félix, con 14; el Cártel del Pacífico, con 12; La Familia Michoacana, con cinco; Los Zetas, con tres; y los Caballeros Templarios y el Nuevo Cártel de Juárez, con dos, respectivamente. Mientras que del Cártel de los Beltrán Leyva se habrían escindido 19.
Aunque en términos de número el Cártel de Sinaloa ocupa el tercer lugar, éste es el que tiene a las organizaciones más relevantes a su favor: Gente Nueva, Cártel de Jalisco Nueva Generación, Cártel del Poniente, Cártel de la Laguna, Los Mata-Zetas, Los Cabrera, La Barredora, el Comando del Diablo o Comando Guerrero Diablo, el Aquiles, el Tigre, los Artistas Asesinos y los Mexicles.
El consorcio criminal que encabeza Joaquín Guzmán Loera –y que se extiende a 50 países de los cinco continentes–, controla el mercado de la cocaína y las metanfetaminas. Pero sus negocios no se limitan a los llamados delitos contra la salud, al tráfico de armas y al lavado de dinero; también están involucrados en tráfico de personas, de animales en peligro de extinción, de maderas finas y piedras preciosas, trata de blancas, secuestro, robo de combustibles a Petróleos Mexicanos, robo de automóviles, piratería, extorsión y cobro de piso.
El informe de la PGR, del cual Contralínea tiene copia, señala que Gente Nueva se ubica en Chihuahua y Sinaloa; el Cártel de Jalisco Nueva Generación, en Jalisco, Colima, Michoacán y Veracruz; Los Cabrera, en Durango y Chihuahua; La Barredora y el Comando del Diablo, en Guerrero; el Cártel del Poniente, en Coahuila; el Cártel de la Laguna, en Durango y Coahuila; Los Mata-Zetas, en Veracruz y Jalisco; las pandillas del Aquiles y del Tigre, en Baja California; y las de los Artistas Asesinos y los Mexicles, en Chihuahua.
Para Jorge Luis Sierra, “todas las células [que menciona el reporte] han tenido un nivel de importancia alto, en la medida en que han funcionado como el brazo operativo y de recolección de inteligencia táctica de las grandes organizaciones. Cuando la situación se ha prestado, reciben las órdenes y ven condiciones favorables, todas ellas han ejercido de una u otra manera el mismo nivel de brutalidad y violencia”.

Los nexos de Los Zetas

Los Zetas, considerados como los narcotraficantes más violentos del país y cuyos negocios abarcan el Continente Americano y llegan hasta el Europeo, tendrían bajo su control, según la PGR, a tres organizaciones de menor nivel pero igual dimensión de brutalidad: Los Talibanes, Los Legionarios y Los Hijos del Diablo.
No obstante, al parecer dos se han deslindado del que era el brazo armado del Cártel del Golfo, conformado en un principio por militares de elite que desertaron de los grupos Aeromóvil y Anfibio de Fuerzas Especiales y de la Brigada de Fusileros Paracaidistas del Ejército Mexicano.
De acuerdo con la investigación de la Procuraduría, Los Talibanes se ubican en Tamaulipas y Quintana Roo. Esta facción, sin embargo, declaró la “guerra” a Los Zetas el 1 de junio de 2012. Ese día se colocaron en Zacatecas unas mantas presuntamente de su autoría, con las fotografías impresas del líder de Los Zetas, Heriberto Lazcano Lazcano, y de otros delincuentes que habían sido abatidos o capturados, bajas que entonces le achacaban al Lazca.
El 20 de agosto de 2012, el líder de esta célula Iván Velázquez Caballero, el Z-50 o el Talibán, rompió abiertamente su vínculo con Los Zetas tras señalar en unas mantas colocadas en Nuevo Laredo, Tamaulipas, que Miguel Treviño –el Z-50– y Heriberto Lazcano se aliaron con “los federales” y traicionaron a sus jefes para controlar el cártel. El Z-50 fue capturado el 28 de septiembre y el Lazca fue “abatido” el 7 de octubre de ese mismo año por elementos de la Secretaría de Marina.
El segundo grupo que la PGR vincula a Los Zetas –Los Legionarios– opera en San Luis Potosí, Zacatecas, Nuevo León y Tamaulipas. Su objetivo, según refirieron el 20 de octubre de 2012 a través de unas mantas, es acabar con el Z-40 o Talibán. “Los Legionarios somos un grupo de Zetas renegados que fuimos traicionados por [el] ‘Z-40’. Los Legionarios tenemos claramente la orden de exterminar sólo a la gente de Los Zetas y familias… ojo por ojo”.
Los mensajes, reportados por algunos medios de información, concluían así: “Nuestro negocio es el narcotráfico, sólo y exclusivamente. Respetamos a las fuerzas federales y la lucha que hacen para terminar con el narco”.
De acuerdo con el informe de la Procuraduría, Los Hijos del Diablo se localizan en San Luis Potosí y Zacatecas. A esta célula se le vincula con el narcotraficante Miguel Treviño e incluso con miembros del supuestamente extinto Cártel del Golfo.
El investigador Jorge Luis Sierra observa que estas células operativas de los nuevos Zetas han ejercido altos niveles de violencia y brutalidad de manera más sistemática y constante que el resto de las pandillas.
Explica que en México “nunca ha habido un combate frontal [contra el crimen]. El combate frontal sería empleando todos los elementos del poder nacional, reforzando las instituciones, eligiendo un diseño apropiado de la fuerza y construyendo presencia del Estado mexicano en lugares donde es prácticamente inexistente”.

Las células de la Barbie

“Tras la ofensiva militar sostenida durante los 6 años [del gobierno de Calderón], en nuestros días los grupos criminales han sufrido tres modificaciones fundamentales. La primera es que se han fraccionado: los seis grupos originales que cubrían todo el territorio nacional se fraccionaron al influjo de los golpes policiacos y represivos del Ejército en un número muy amplio de organizaciones más pequeñas”, refiere el maestro en ingeniería financiera y experto en el estudio de la mafia trasnacional Jorge Retana Yarto.
Agrega que la segunda es que se convirtieron en organizaciones multicriminales: cometen más de 20 delitos específicos con los cuales nutren a su organización, sus finanzas y su actividad. Ya no sólo se trata de producir o traficar enervantes en la frontera Norte de México y Sur de Estados Unidos.
La tercera modificación, explica Retana Yarto, es que estos grupos de base nacional se han internacionalizado. Sus actividades ilícitas se cometen lo mismo en México que en el resto de América y en Europa.
El fraccionamiento de la mafia mexicana ha derivado en el ascenso del nuevo Cártel de la Barbie, como identifica la Procuraduría General de la República a una de las “grandes organizaciones del narcotráfico” y de la cual no se tenía registro hasta ahora.
Dicha organización tiene vínculos con El Indio, que opera en Chiapas, el Distrito Federal, el Estado de México, Guerrero, Morelos y Quintana Roo; Los Canchola, El Cabezas, El Panda, El Coyote y El Banda, en Morelos; La Oficina, el Cártel Independiente de Acapulco, Los Marquina, Santana Ríos Bahena, Iguala, El Mudo y EI Yey, en Guerrero; El Güero Guetamo, en Guerrero y Morelos; el Cártel del Centro, el Comandante 8 y el JJ y/o Batman, en el Estado de México; Los Pelones, en Guerrero, Morelos, Quintana Roo, Estado de México y Chiapas; El Javi, en Quintana Roo; El Pelón, en Chiapas; El Pelos, en Morelos, Distrito Federal, Estado de México y Guerrero; la Nueva Administración, en el Distrito Federal; y grupos al mando de una persona que se apellida Solano, en Morelos y Guerrero.
El general brigadier en situación de retiro Samuel Lara Villa, presidente de la Federación de Militares Retirados General Francisco J Múgica, AC, refiere que la responsabilidad de la proliferación de los grupos criminales es de quien llevó a México a un estado de guerra: las guerras siempre conllevan la generación de bandas y pandillas que aprovechan las situaciones de caos para delinquir impunemente.

Expansión criminal

Del informe Células delictivas con presencia en el país se desprende que de las 14 pandillas ligadas al Cártel de los Arellano Félix, 13 tienen presencia en Baja California (Don Balas, El Mario, El Melvin, El Chan, El Jorquera, grupos dirigidos por una persona de apellido García, grupos dirigidos por una persona que se apellida Barranco, Pelioni, El Kieto, Chikaka, El Bibi, El Licenciado y El Turbo) y una en Baja California Sur (Los Zamudio).
Las células ligadas a la Familia Michoacana son Guerrero(s) Unido(s) y/o la Nueva Empresa, que opera en Morelos, Guerrero y el Estado de México; La Resistencia, en Jalisco; Champis y/o Champis Crew, en Michoacán; Brown Side Family, en Michoacán; y la Empresa, en el Estado de México y Morelos.
Los Caballeros Templarios cuentan con la Guardia Morelense, en Morelos, y Los Troyano, en el Estado de México. Y el Nuevo Cártel de Juárez, con dos pandillas afines: la Línea y los Aztecas, que operan en Chihuahua.
Según la PGR, los Beltrán Leyva son los únicos que han perdido el apoyo de sus bases, pues de este cártel se han escindido 19 organizaciones: el Chico Malo, con presencia en Nuevo León; el H2, en Nayarit, Jalisco y Sinaloa; los Mazatlecos, en Sinaloa, Baja California Sur y Nayarit; los Tigres, en Sinaloa y Nayarit; el 2 Mil, en Sonora; los Granados, en Guerrero; los Rojos, en Guerrero y Morelos; Morelos Unidos, en Morelos; el Nuevo Cártel de la Sierra, en Guerrero; los Pineda, en Chiapas, Nuevo León, Estado de México y Morelos; los Zafiros, en Guerrero y Morelos; el Cártel del Pacífico Sur, en Morelos; La Oficina, en Aguascalientes y Baja California Sur; La Mano con Ojos, en el Distrito Federal y Estado de México; el Mosco, en el Distrito Federal y Oaxaca; los Gilos, en Sonora; el Tigre, en Guerrero; Los Ardillos, en Guerrero, y Los Arturos, en Baja California.
Para el general Francisco Gallardo, doctor en ciencias políticas y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México, ante la falta de estrategia, la “lucha” contra el narcotráfico se dedicó a exterminar los liderazgos. “Cada vez que había una aniquilación de una cabeza surgían otras tres, cuatro o cinco. Fue una multiplicación de pequeños grupos o fragmentos que buscaban un reacomodo. Los grupos delincuenciales con más poder fueron cooptando y controlando territorios que ahora se ven por zonas muy específicas, por ejemplo Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, por el lado del Este; y por el Occidente Norte, Tijuana, Sonora; en el centro, más abajo, Sinaloa, parte de Chihuahua, Durango, Nayarit y Jalisco”.
Gallardo señala que la falta de una estrategia derivó en una pérdida de control. “Calderón quiso legalizar [la lucha] a partir de la creación de la Ley de Seguridad Nacional, que por cierto está todavía en ciernes, cuando pudo haber emitido un estado de excepción apoyado por todas las fuerzas políticas para hacer una estrategia y un marco jurídico y constitucional del Poder Ejecutivo por el Poder Legislativo en su rama militar, con base en el Artículo 89, fracción sexta [de la Constitución]. Esta situación llevó a un caos y ahora va a ser muy difícil reestructurarlo porque, lejos de atacar el crimen organizado, rompió el tejido social en muchas regiones de México”.

Narco-México

El informe de la PGR revela que los 80 nuevos cárteles surgidos en el sexenio de la “guerra” contra el narcotráfico se ubican en 24 entidades de la República Mexicana, incluido el Distrito Federal.
En el nuevo mapa de la criminalidad, la mayoría de grupos narcotraficantes se localiza en el Norte y el centro del país: Baja California, Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Veracruz, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Aguascalientes, Estado de México y Morelos; mientras que en el Sur-Sureste se encuentran en Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Quintana Roo.
De estas entidades, cuatro concentran la presencia del 85 por ciento de los medianos y pequeños cárteles, células y pandillas: Guerrero, gobernado por el perredista Ángel Aguirre; Morelos, encabezado por el también perredista Graco Ramírez; Baja California, que aún administra el panista José Guadalupe Osuna; y el Estado de México, en manos del priísta Eruviel Ávila.
Según la información de la PGR, Guerrero es donde hay una mayor presencia de organizaciones del narcotráfico. Se trata de cuatro grandes cárteles y 21 de menor tamaño. De éstos, dos están vinculados al Cártel del Pacífico; uno, al de La Familia Michoacana; 12, al de la Barbie; y seis se escindieron de los Beltrán Leyva.
La violencia en ese estado, considerado entre los más peligrosos del mundo, no ha cesado a pesar de los niveles de militarización a los que fue sometido desde inicios del sexenio pasado. Además de los operativos militares, como el actual Guerrero Seguro, ahí se ubican de forma permanente la Novena Región Militar, que dirige el general de división diplomado de Estado Mayor Genaro Fausto Lozano Espinosa; la Trigésima Quinta Zona Militar, a cargo del general de brigada diplomado de Estado Mayor Juan Manuel Rico Gámez; y la Octava Región Naval, que hasta hace unos días encabezaba el almirante Sergio Javier Lara Montellano, actual secretario de Seguridad Pública de Guerrero.
—¿Por qué no funcionó el despliegue militar permanente de las tres Fuerzas Armadas para contener y erradicar a las bandas del crimen organizado? –se le pregunta a Jorge Luis Sierra.
—Primero, porque la formación militar no es apropiada para luchar contra un enemigo que emplea medios no militares como la corrupción, la extorsión, el camuflaje en la población civil y el lavado del dinero. Segundo, las Fuerzas Armadas nunca recibieron el respaldo legal para hacer esa labor y operaban y han operado al margen de las propias leyes. Tercero, las Fuerzas Armadas nunca han recibido el presupuesto necesario para operar en el mar y sellar las fronteras marítimas, controlar el espacio aéreo efectivamente y ocupar por tiempos prolongados los lugares con actividad criminal intensa.
A pesar de ser una de las entidades más pequeñas en extensión territorial, Morelos ocupa el segundo sitio con mayor presencia de grupos criminales. Allí se asientan cuatro grandes organizaciones del narcotráfico y 19 de menor nivel: La Familia Michoacana y tres de sus pequeños cárteles, células o pandillas; Los Caballeros Templarios y uno de sus grupos aliados; la Barbie, con 10 organizaciones de menor tamaño; de los Beltrán Leyva, allí se escindieron cinco grupos. En ese estado también se ubica la Vigésima Cuarta Zona Militar.
El maestro Retana Yarto indica que el problema fundamental es que el crimen organizado le ha arrebatado las atribuciones de autoridad al Estado en distintas partes del territorio nacional. Y el Estado mexicano, a través de sus cuerpos armados, Policía Federal y Ejército, ha sido incapaz de restablecer su autoridad. “Después de todos estos años, el Estado no ha sido capaz de restituir su autoridad en distintos territorios en donde acciona o controla el grupo criminal”.
En la tercera posición se localiza Baja California, al registrar la presencia de tres grandes cárteles del narcotráfico y 17 pequeñas organizaciones criminales ligadas a éstos. De acuerdo con la PGR, 14 están vinculadas al Cártel de los Arellano Félix; dos, al del Chapo Guzmán, y la última se escindió de los Beltrán Leyva. Allí también está la presencia permanente de la Segunda Región y Segunda Zona Militar y de la Segunda Región Naval.
La cuarta entidad más asolada por el narcotráfico es el Estado de México, de donde es oriundo el presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Ahí la PGR registra la presencia de cuatro grandes organizaciones de las que se desprenden otras 11: dos son escindidas del Cártel de los Beltrán Leyva; seis, ligadas al de la Barbie; dos, a La Familia Michoacana, y una, a Los Caballeros Templarios. En esta entidad se ubican la Vigésima Segunda Zona y Trigésima Séptima Zona Militares.
Jorge Luis Sierra opina que el impacto de estos 88 grupos criminales ha sido muy perjudicial para la sociedad, porque eso implica que el modelo de usar pandillas o pequeñas organizaciones delictivas para controlar zonas geográficas del país se basa en la expansión de la capacidad de reclutamiento voluntario o forzado de jóvenes que viven cerca de las zonas de operación de organizaciones o entran en contacto con ellas.
También, refiere, los negocios ilícitos han sufrido un impacto porque la delincuencia organizada cobra sus impuestos y se convierte en una Hacienda de facto para los negocios irregulares o francamente ilícitos. Así, los negocios lícitos se han visto afectados: “en zonas de la frontera, la delincuencia organizada se presenta de noche a los locales de negocios exitosos, lleva cerrajeros, cambian las cerraduras y le avisan al legítimo propietario que el negocio entero ha dejado de pertenecerle”.
—¿Cómo ha determinado esta presencia de cárteles, células y pandillas el conflicto que vive México?
—A medida que la fuerza militar se ha aplicado en las regiones del país, las organizaciones criminales han extendido su actividad en todo el territorio nacional para evitar su destrucción. Esta diseminación territorial fue una consecuencia inesperada de las políticas antidrogas mexicanas. Su extensión ayudó a la organización de nuevas células, más atomizadas, menos conectadas entre sí y por tanto más difíciles de identificar, perseguir y destruir. Por esa razón, por ejemplo, el Cártel de los Arellano Félix casi fue destruido, pero la violencia y el tráfico de drogas permanecieron debido a la existencia de muchas pequeñas células que llenaban los vacíos existentes –opina Sierra.
    
    
    
La ubicación de las 88 organizaciones del narcotráfico es parte de un amplio diagnóstico sobre la delincuencia organizada en poder del gobierno de Peña Nieto. Éste revela que en el gobierno de Felipe Calderón, lejos de combatir la criminalidad, la “guerra” generó 80 nuevos cárteles. Como lo ha documentado Contralínea (ediciones 286 y 295), en el sexenio pasado los narcotraficantes se consolidaron como empresas trasnacionales, y actualmente son 15 veces más rentables que el Grupo Carso de Carlos Slim. Su presencia alcanza a más de 50 países de los cinco continentes.
“Contrariamente a lo que se pensaba por parte del gobierno, de que la presencia del Ejército iba a intimidar a estos grupos delincuenciales, lo que hizo fue fragmentarlos y que le respondieran en el mismo tono: con las mismas armas, tácticas y, en muchas ocasiones, con mejores armas que las del gobierno. Las fuerzas de seguridad actuaron desarticuladas. Incluso había conflictos entre las mismas ramas de las Fuerzas Armadas, porque Calderón le dio más prioridad a la Secretaría de Marina y la sacó de su función de tutelar los mares y las costas y la involucró en la lucha contra el narcotráfico”, opina el general Francisco Gallardo.
Para combatir y desarticular este despliegue criminal, Jorge Luis Sierra opina que el gobierno federal debe emplear todos los elementos del poder nacional en una política de seguridad de largo plazo, transexenal, basada en marcos jurídicos modernizados que protejan los derechos humanos y refuercen los controles democráticos de la operación gubernamental. También se requiere pensar que no hay política de seguridad exitosa en México que olvide el combate a la corrupción gubernamental, el lavado de dinero y la pobreza en las zonas marginadas donde operan las células que apoyan al crimen organizado.
El investigador indica que México no es todavía un Estado fallido, pero está en riesgo de serlo. “La delincuencia organizada controla apenas entre el 8 y el 15 por ciento de los municipios del país y a veces sólo tiene control parcial en algunas zonas. Lo que si parece evidente es que lejos de ser acotada por la intención del gobierno anterior de ‘recuperar territorios’, la delincuencia organizada ha encontrado sus propias formas de expandirse a través del reclutamiento de la delincuencia semiorganizada y, en algunos casos, el control violento y brutal de la no organizada”.

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"GRAN DESCUBRIMIENTO",VIOLENCIA en el PAIS es por "INCAPACIDAD de AUTORIDADES"...y por su_puesto complicidad.


Senadores aseguraron que el incremento de la violencia y los índices delictivos en el País es producto de la incapacidad de las autoridades y no del nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio.

El presidente de la Mesa Directiva, Pablo Escudero, sostuvo que los funcionarios pretenden evadir sus responsabilidades ante el aumento de la inseguridad en las entidades federativas.

"Aquellos mandatarios locales que acusan al nuevo sistema del incremento de delitos, buscan evadir sus obligaciones de instruir y capacitar a policías, fiscales y ministerios públicos", acusó.

"El factor principal es la deficiencia en la implementación del modelo acusatorio, en el que garantizar la presunción de inocencia es el fundamento principal".

El legislador del PVEM advirtió que tratar de regresar al viejo modelo, donde los detenidos permanecían en la cárcel sin importar la evidencia, sería una regresión, ya que se vulneraban constantemente los derechos procesales de los inculpados.

El ex presidente del Senado y de la Comisión de Justicia, Roberto Gil, también se lanzó en contra de quienes exigen, por ejemplo, que se establezca la prisión oficiosa para quienes portan armas.
El senador panista denunció que no existe investigación policiaca y que las fallas registradas hasta ahora en la aplicación del Sistema obedecen a la falta de capacidad de los ministerios públicos.

"Sabemos que es una reforma completa y perfectible, pero buena parte de los problemas que vivimos en el País, en términos delictivos y de impunidad, tiene más que ver con la actuación del Ministerio Público y de las policías", refirió.

"No se prepararon adecuadamente para enfrentar las nuevas reglas. La mitad de las carpetas de investigación no llegan a determinación. La mayor parte de los casos que se consignan ante el juez son con detenido, es decir, en flagrancia, entonces no es la Policía la que investiga para detener".

Gil consideró que la legislación otorga al MP suficientes elementos para que pueda convencer al juez de encarcelar a los acusados, pero su actuación es deficiente.

El legislador del PAN advirtió que tratar de resolver el problema mediante la ampliación de la lista de delitos que requieren encarcelamiento sería un retroceso.

"Lo que quieren es que el MP tenga una menor carga de elementos. Lo que está en el fondo es suplir la evidente incompetencia de los policías y los ministerios públicos porque los gobiernos no se prepararon para la transición al nuevo modelo", expresó.

El senador Luis Humberto Fernández, secretario de la Comisión de Justicia, coincidió en que el incremento de la violencia es producto de la incapacidad de las autoridades para aplicar la nueva legislación.

Fernández consideró además que se han registrado graves errores en la implementación del nuevo Sistema de Justicia, ya que ni las policías ni los agentes del MP cuentan con los medios técnicos probatorios para hacer su trabajo.

"Estamos ante la incapacidad del Estado mexicano de enfrentar a la delincuencia porque no hay sentenciados en muchos delitos porque hay un déficit de las policías y en su capacidad investigadora", afirmó.

"Se piden requisitos para cumplir las detenciones e iniciar los procesos legales como si se tratara de la serie estadounidense CSI y no tenemos forenses en la mitad del País. No tenemos los medios físicos para hacer las pruebas científicas en los términos que la ley lo requiere. La ley es adecuada, pero se cortó la implementación".

Fuente.-



LA POLICIA "BRAZO AMADO y ARMADO" de CARTELES,el 85% les RINDE y se RINDE...el poder narco en el país apuntalado por el poder politico.


La violencia campea por todas partes y el Gobierno Federal está paralizado ante la ola criminal que azota al país: en Sinaloa, por ejemplo, la disputa entre los hijos y socios de Joaquín Guzmán Loera ha desatado matanzas y secuestros. Las autoridades, coludidas en su mayoría con el negocio de las drogas, parecen meros espectadores de esta carnicería humana en la que se ha convertido esa entidad.
En Coahuila y Durango está igual o peor: los cárteles de Juárez, Zetas y Sinaloa se disputan ese territorio, una de las llamadas joyas de la corona del narcotráfico, enclave del Triángulo Dorado, donde el capo Arturo González Hernández, El Chaky, regresó por sus fueros ahora bajo las órdenes de Ismael Zambada García, El Mayo.
González Hernández fue gatillero de  Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy, hermano de Amado Carrillo, quien fue detenido hace tres años en La Laguna. Pero no por ello su poder ha mermado. Ahora El Chaky controla el negocio de la droga del lado de Durango y se asegura que por ser un solo grupo el que manda en ese territorio la violencia se ha reducido considerablemente. Lo cierto es que las autoridades son parte del crimen organizado.
Del lado de Coahuila impera otra realidad, dolorosa hasta el límite: ahí la guerra entre Los Zetas y el cártel de Sinaloa protagonizan matanzas todos los días, ejecuciones abiertas y sin piedad se suscitan a diario y las policías locales ni las manos meten, pues están vinculadas con el narcotráfico o de plano no tienen capacidad de reacción y es por ello prefieren no meterse. Huyen ante la violencia o bien son los que la atizan como una forma de ejercer control entre la sociedad.
Guerrero es el estado que hoy enfrenta una mayor violencia criminal. Hay muchas razones que lo explican. Primero se debe señalar que el gobierno ha estado infiltrado por el crimen organizado desde hace muchas décadas. La gota que derramó el vaso fue el secuestro y probable muerte de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, un caso sin aclararse hasta la fecha, ocurrido en el gobierno de Ángel Aguirre, el exgobernador que durante su gestión permitió la expansión del crimen organizado.
Organizaciones criminales como  Los Rojos, Guerreros Unidos, el cártel de Acapulco, Los Ardillos, entre otros, se extendieron a lo largo y ancho del estado. El gobierno federal, a través de sus órganos de inteligencia, tiene detectadas más de trescientas organizaciones criminales en esa entidad y la mayoría están representadas por familias ligadas a la clase política.
Lo que llama la atención de Guerrero –fenómeno que se repite en todo el país –es que las operaciones de las células criminales están relacionadas con alcaldes, exalcaldes, síndicos, regidores, agentes municipales y policías de todos los pelajes, quienes han desarrollado un amplio portafolios de actividades delictivas: tráfico de drogas de todo tipo, secuestros, extorsiones, tráfico humano, trata de personas, cobros de piso a cárteles foráneos, por citar solo algunos de sus negocios.
A esta red de cárteles se suma la policía, el brazo armado del crimen organizado que los ciudadanos pagamos con nuestros impuestos y que debido a la corrupción no responden a la necesidades de seguridad que reclama la sociedad.
Este fenómeno visto en guerrero como una película de terror también se observa en Michoacán y Veracruz, dos estados donde el crimen organizado ya controla a las estructuras políticas y policiacas.
En Veracruz, por ejemplo, se afincó un nuevo cártel tras el arribo al poder de Miguel Ángel Yunes Linares. Antes operaban Los Zetas y eran los dueños y señores en el estado, con vínculos muy evidentes con los distintos gobiernos estatales. Hacia finales de los noventa y principios del nuevo siglo fue el cártel de Sinaloa la organización que operó en Veracruz y recibía protección del gobierno estatal a través de sus funcionarios públicos.
En los expedientes que se integraron en contra de Osiel Cárdenas Guillén, otrora jefe del cártel del Golfo, se ponen en evidencia que Veracruz fue un enclave importante para las operaciones de narcotráfico. Aunque pertenecían a diversos bandos, entre Osiel y Albino Quintero había excelentes líneas de entendimiento.
Ambos capos movían cuantiosos cargamentos de droga desde Guatemala y vía Chiapas para cruzar por Tabasco y Veracruz antes de llegar a Tamaulipas y los Estados Unidos.
En Veracruz gran parte de los movimientos de droga, armas y dinero pasan por la zona portuaria, donde altos funcionarios de la llamada Agencia Portuaria Integral –API –cobijan el trasiego de droga ya por amenazas o por colusión voluntaria.
En Coatzacoalcos, por ejemplo, el cártel del Golfo tiene un centro de operaciones muy importante que opera desde principios de los años noventa al amparo de las autoridades federales, estatales y municipales. Esa organización capturó a la policía local y la puso a su servicio en el secuestro de rivales, custodia de casas de seguridad y también para controlar el tráfico de estupefacientes. También ejercen el oficio de matar.
En el puerto de Veracruz la rivalidad ahora está centrada entre los cárteles del Golfo, Zetas y el Cártel de Jalisco Nueva Generación, éste último encabezado por Nemesio Oceguera, El Mencho, quien es uno de los capos que más ha crecido en los últimos siete años,  pues controla una decena entidades federativas las cuales ha conquistado con base en su capacidad de fuego y de corrupción.
El resto de las organizaciones criminales, siguen en Jauja a pesar de sus bajas. Es el caso del cártel de Juárez, ahora operado por los hijos de Amado Carrillo; el cártel de Tijuana no ha muerto y es operado por Enedina Arellano Félix, hermana de Ramón y Benjamín Arellano, de infausta memoria, quienes edificaron a ese cártel en los años ochenta.
Enedina Arellano es la única mujer que encabeza un cártel. Cuando sus hermanos eran los jefes de la organización ella se dedicaba al blanqueo de capitales a través de sus empresas. Ahora es la cabeza de esa empresa criminal, la cual cobró fama en los años noventa por la saña que desató en Baja California al ejercer la violencia, por sus vínculos con los cárteles de Cali y Medellín, así como por corromper a toda las policías para ponerlas a su servicio.
Ahí siguen intocados los cárteles del Golfo, Zetas, La Familia Michoacana, Los Valencia, la familia Díaz Parada (operan el tráfico de mariguana en Oaxaca), así como la célula Beltrán Leyva, ahora ligada con grupos criminales de Guerrero, entre otros. Todos se mantienen gracias a la corrupción.
Ese cáncer –la corrupción policiaca –es uno de los problemas más graves y profundos que enfrenta el país. De acuerdo con datos oficiales, el 85 por ciento de las corporaciones policiacas operan para el crimen organizado. De igual forma los presidentes municipales, en su mayoría financiados por el crimen, están relacionados con actividades de lavado de dinero. En muchos casos las autoridades no tiene otra alternativa para sobrevivir políticamente más que ligándose a la criminalidad. Y hasta pareciera que hacen efectiva aquella máxima de que “si no puedes con el enemigo, únete”.
Cuando un candidato a un puesto de elección popular pacta con el crimen, la sociedad está condenada a padecer violencia de alto impacto. 

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El narcotráfico paga las campañas y la compra de votos para que su aliado gane la elección. Ya en el poder, le exigen la obra pública para planearla con base en sus intereses criminales. También piden que la policía esté a su servicio para operar el tráfico de drogas y de igual forma exigen cuotas mensuales a las autoridades. En resumen, se adueñan del poder político y de la sociedad en su conjunto. Esto es muy claro en Morelos, donde la mitad de los Ayuntamientos están penetrados por el crimen organizado.
Pero así está el escenario en todo el país, por desgracia.
Es por ello que se afirma que México es un verdadero paraíso para la delincuencia organizada: gana mucho y arriesga casi nada. Tiene el control del Estado a través de la penetración de sus instituciones. Opera con el respaldo de las policías y en muchos casos hasta marinos y soldados están en sus nóminas.
Son dueños del territorio, de las decisiones políticas en grandes e importantes regiones. Tienen amplia capacidad para corromper y también poder para ejercer la violencia si es necesario. Este es el llamado narcopoder, un Estado dentro del Estado que se sigue adueñando de la riqueza del país, pues ya controla actividades como la minería, el turismo y en el norte y sur del país están metidos en las actividades petroleras.
Negocios como el robo de combustibles también es operado por el crimen organizado que se infiltró a Petróleos Mexicanos desde hace dos décadas y estos grupos criminales son propietarios de municipios completos donde la autoridad municipal no significa nada, ya que están bajo las órdenes de los amos del crimen.
Sin duda México es un Estado fallido como muchos otros países de África, donde la ley del crimen organizado es la que se impone y lo controla todo.
Ante esta realidad tan apabullante, el gobierno de Enrique Peña Nieto se muestra débil, casi paralizado y atrofiado. Esta parálisis es el más claro ejemplo de cómo los presidentes de los países controlados por el crimen pasan a ser verdaderas figuras decorativas y, al mismo tiempo, son utilizados como empleados, cual gerente de grupos criminales.
Esto explica también el nivel de violencia que vive el país, el asesinato de periodistas y de activistas sociales. Cuando un Estado está penetrado por el crimen, o mejor dicho: cuando el crimen gobierna un país se acaba con todo intento de alcanzar la democracia. Se roban las elecciones y se acallan las voces críticas con balas porque el narcopoder no sabe responder de otra manera más que con violencia e impunidad.
Pobre México y pobre de nosotros como sociedad.
Fuente.-Ricardo Ravelo/




LA MORAL del BRONCO "LENGUA LARGA"...tan corta como su congruencia.


El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, El Bronco, tiene la lengua muy larga y la congruencia muy corta. Esta semana anunció que demandará a los principales medios de comunicación de su estado porque dicen mentiras y nadie les ha puesto un alto, afianzando en la ética pública su desafío. 
Al mismo tiempo, sigue mascando el chicloso podrido de su fiscal anticorrupción, Ernesto Canales, acusado de fraude en la Ciudad de México, y quien pese a ir perdiendo en todas las instancias judiciales su alegato de inocencia, lo mantiene en el cargo. Hace mucho tiempo Canales debió haber renunciado –en aras de la ética institucional-, o el gobernador haberlo despedido, porque un presunto delincuente no puede ser el responsable de perseguir delincuentes. La doble moral de El Bronco, que se presenta como justiciero, es de antología.
Canales se encuentra en un pantano legal. Entre más se mueve, más se hunde. El 26 de marzo de 2012 fue acusado, junto con un viejo asociado, César Gerardo García Méndez, en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México. La demanda, interpuesta por los abogados de Paula Cusi, viuda de Emilio Azcárraga Milmo, señalaba que los abogados “se apoderaron y dispusieron en su beneficio” de los seis millones de dólares pagados por Televisa, como compensación por la venta de sus acciones a Emilio Azcárraga Jean, “obteniendo un lucro indebido y generado un detrimento patrimonial” a su cliente. Canales lo ha negado siempre, aunque a través de denuncias periodísticas ha sido forzado a aceptar que existe el litigio en su contra.
A principio de este año, el caso tomó otra velocidad, cuando salió el pliego de consignación de la orden de aprehensión contra García Méndez, por el delito de administración fraudulenta, en violación al artículo 234 del Código Penal por haber realizado operaciones perjudiciales al patrimonio de Paula Cusi, en beneficio de un tercero; en este caso, él y su ex socio Canales, a quienes contrató para que resolvieran una disputa con Televisa. Por razones inexplicables, en el pliego de consignación del agente del Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal el 17 de febrero, Canales, presunto responsable de los mismos delitos, salvó una acción judicial en su contra.
La extraña actitud jurídica de las autoridades capitalinas, sólo se podían entender en un contexto político, para que el gobierno de la Ciudad de México no se enfrentara con El Bronco, quien creían, lo defendería. Sin embargo, en los últimos días cambiaron las cosas. Para evitar que siguiera el camino de García Méndez, Canales promovió un amparo en contra de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México por la negativa de determinar el no ejercicio de la acción penal. Es decir, que cerraran su caso exonerándolo de cualquier delito. No le funcionó. El amparo solicitado fue negado, con lo que el proceso judicial en su contra continúa.
El fiscal anticorrupción de Nuevo León utilizó argucias y mañas para ganar tiempo y buscar nuevas defensas contra las autoridades. Una de ellas fue no presentarse a la comparecencia para ir desahogando las pruebas –donde podía haber apuntalado su defensa-, y cuando lo apercibieron, dijo que nunca había recibido el citatorio. El ministerio público ya le giró otro nuevo citatorio, enviado por correo certificado. La fecha para que comparezca ante las autoridades es el próximo 10 de julio, en calidad de “probable responsable” del delito de fraude. El documento en el que se sostiene la presunta responsabilidad de Canales, está firmado el 28 de abril de 2011, donde la señora Cusi cedía “todos y cada uno de sus derechos” de la sucesión de El Tigre Azcárraga Milmo, a su hijo Emilio Azcárraga Jean, a cambio de una contraprestación, que Canales no le informó que se había acordado, de seis millones de dólares, a cambio de desistirse de acciones legales para mantener el 16.6 por ciento de la empresa que le fue heredado por El Tigre. Este documento, llamado Carta de Instrucción, fue firmado por Canales y García Méndez con el representante de Televisa, Alejandro Bustos.
En ese documento solicitaban a Televisa determinar la forma como realizaría el pago compensatorio mediante dos opciones: 1) Un depósito a la cuenta de Summer Stream, C.V., por la vía de Abdadi&Co, Securities Ltd, en el banco Standard Bank Plc., en Londres, por tres millones de dólares. Y, 2) mediante la contratación que llevara a cabo Televisa de los servicios de mercadotecnia de la empresa Summer Stream, C.V., por otros tres millones de dólares. El representante de las empresas era Canales.
Canales afirmó ante el ministerio público que la señora Cusi estuvo informada de todas sus acciones, y presentó como prueba una carta que le envió el 21 de octubre de 2011, en donde detalló la negociación con los abogados de Televisa y el pago de los seis millones de dólares que aplicó, “conforme a tus instrucciones, al pago de los honorarios de los distintos profesionistas que intervinieron tanto en la acción civil como en la penal, así como en la restitución de diversas cantidades pagadas por mí en tu nombre durante los procedimientos”.
Esa carta sí lo deslindaba de cualquier delito, pero hubo un problema: nunca se la entregó a la señora Cusi. Su ex socio García Méndez ya está pagando por el fraude. Canales sigue peleando para no ir a la cárcel. ¿El Bronco? Bien gracias, y mirando para otro lado.
Fuente.-twitter: @rivapa