La vida, la libertad y los bienes, principal obligacion constitucional incumplida por todos los niveles del gobierno en Sinaloa, hoy tienen un precio impuesto por el narco y la complicidad estatal: la vida vale apenas el riesgo de sobrevivir un día más en un territorio donde asesinan en promedio a más de 5.4 personas diarias, pero hay dias de 11 y también de 30, la libertad se cotiza al precio del miedo, y los bienes se devalúan ante la extorsión, el saqueo y la parálisis del comercio.
El costo de la vida: números sin valor humano
- En nueve meses han sido asesinadas al menos 1,445 personas, pero ya van 1,936 ejecutados, entre ellos mas de 30 inocentes, incluidos menores, victimas de la ruleta macabra,cuando no los mata el narco,lo hace el gobierno: la tasa de homicidios se disparó 80% respecto al año anterior.
- Ya van 47 policías y ni un solo detenido, una invitación a seguir matando, no tiene riesgo.
- El miedo a perder la vida es tan cotidiano como la moneda local: en términos económicos, la violencia le costó a Sinaloa 122 mil millones de pesos en el último año, cerca del 24% del PIB estatal, como cita la Revista Espejo con datos oficiales.
- Cada homicidio, cada desaparición, es una factura social impaga.
Libertad: secuestrada y tasada
- La privación de la libertad se vuelve estadística: 1,907 personas secuestradas y desaparecidas en menos de un año, 5.7 al día, muchas jamás regresan a casa, como advierte NOROESTE,aunque colectivos afirman son 2,800.
- Vivir en Sinaloa hoy significa mirar el reloj con la esperanza de llegar vivo y libre al final del día; la libertad dejó de ser derecho, es un lujo para sobrevivientes.
Bienes: patrimonio bajo asedio
- El robo violento es desbocado: casi 20 vehículos robados cada día y ya son 6,830 que andan y anduvieron de patrullas sicarias, son el combustible del cartel y expresión del deterioro de lo poco que queda del patrimonio familiar, cuyas cifras de advierten en gráficos de NOROESTE.
- Para el comercio y las familias, los portones blindados y los pagos de “derecho de piso” se han vuelto parte de la canasta básica; cientos de negocios quebraron y el turismo cayó 56% sólo en Culiacán.
En Sinaloa, lo irreverente es admitirlo: aquí la vida vale lo que decide el cartel, la libertad se esfuma entre ráfagas, y los bienes pesan menos que las balas.
La realidad es contundente y duele: Sinaloa enfrenta uno de los peores saldos de violencia en su historia reciente, producto del implacable actuar del Cártel de Sinaloa y la vergonzosa incapacidad del Estado para contenerlo.
Con informacion: Medios/redes
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