Lo que se vive en México no es una simple moda ni un episodio aislado: la corrupción es el uniforme predilecto de quienes juran proteger y gobernar, un credencial que atraviesa credos y colores partidistas, y que se habla como idioma y se practica como religión entre los gobernantes, estén donde estén.
Corrupción a todo nivel
En Guanajuato, la tierra ejidal fue convertida en rancho privado primero por Diego Sinhue Rodríguez y luego por Livia Denise García, ambos militantes del PAN, como si la gubernatura llevara, además del pin institucional, el manual de cómo transformar propiedad pública en lujo privado.
Livia Denise compró en 2023 una parcela de 20,000 m² en una zona de aguas termales muy cotizada, y apenas asumió la gobernatura, ya tenía edificada una mansión con jardines y canchas, pero omitió declarar el valor real en su patrimonio.
El exgobernador Sinhue hizo lo propio: adquirió terrenos ejidales y los transformó en rancho con caballerizas, corrales, jardines y sembradíos, mientras las cuentas del origen del dinero y el crecimiento patrimonial nunca fueron transparentadas.
Patrimonios ocultos y valores inflados
La irreverencia está en la forma descarada en que se falsean avalúos y se oculta el verdadero valor de las propiedades.
La gobernadora declaró su terreno en tres millones, ignorando el valor de la casa y los anexos.
Un valuador independiente concluyó que el verdadero valor supera los diez millones, más del triple de lo declarado, y el precio por metro cuadrado manipulado de modo insultante para el sentido común.
El patrón repetido
No importa el uniforme ni el credo, el molde es el mismo: funcionarios que adquieren parcelas siendo secretarios o gobernadores, navidad para el patrimonio propio, caridad para la declaración pública.
- Dos funcionarios, un mismo método: expansión patrimonial con recursos que “no terminan de cuadrar”.
- Y a fin de cuentas, el delito se delega al olvido, la indignación se acalla, y la corrupción sigue siendo la religión más practicada por quienes debieran dar ejemplo.
Así, las “investigaciones” son el vía crucis eterno: mientras tanto, la tierra ejidal se convierte en rancho privado y el rancho privado en testimonio de una corrupción institucionalizada.
El ejido,una breve reseña historica
Con informacion: Mexicanos Unidos Contra la Corrupción e Impunidad/
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