Las autoridades de Sinaloa que obedecen a la estrategia del «superpolicia de cartón supermentiroso» de curricula mañosa y experto en combatir pandilleros pero en la CDMX, que presume inteligencia + coordinación, aunque la realidad les escupa la verdad en la cara: han sido INCAPACES de contener la violencia de Sinaloa,pero ademas de detener a un solo asesino de 48 policias,mientras la cifra de homicidios sigue creciendo sin freno, como si esto fuera una carta de invitación para el cártel a seguir matando impunemente.

Anoche lo volvieron a demostrar: mataron a un ex policía ministerial en el propio corazón de Culiacán, en la cochera de su domicilio en la colonia Urbi Villa del Roble, mientras su hijo de 8 años resultaba herido en el fuego cruzado
Más de 2,000 asesinatos, la tragicomedia oficial
Desde el 9 de septiembre de 2024 hasta el 22 de septiembre de 2025,ultimas cifras destacadas por Noroeste,pues al gobierno lo que menos le interesa es que te enteres, el saldo es demoledor: 2,053 homicidios dolosos, ni más ni menos que 5.4 personas asesinadas cada día. Dos mil vidas apagadas mientras las autoridades, entre juntas, conferencias y discursos triunfalistas, no han logrado capturar a ningún perpetrador de esos crímenes masivos. Es un espectáculo grotesco de impunidad donde los criminales se sienten no solo tolerados, sino prácticamente protegidos por la incompetencia oficial.
El cártel, invitado de honor
La incapacidad para detener asesinos no es solo una debilidad, es la mayor fortaleza del crimen. El mensaje es claro: la autoridad presume pero no actúa; se lucen con cifras y “operativos”, pero la sangre sigue corriendo, fresca, cada noche en Sinaloa. Los criminales no solo aceptan la invitación a seguir matando, la celebran. Después de lo de anoche, ¿qué sigue? ¿Un recordatorio mensual del fracaso como política de seguridad?
Realidad vs. simulación
Mientras colectivos y sociedad civil cuentan muertos o recolectan pruebas del horror ,que dicen es de 3,000 desaparecidos, los responsables políticos siguen jugando a la estrategia de mesas de seguridad de vez en cuando, viendo con medios de comunicación como silencian la barbarie ante la incapacidad de resolverla. El narco ni siquiera pestañea. Ya son más de 2,000 asesinatos y contando, mientras el cártel y sus esbirros agradecen la oportunidad abierta para seguir imponiendo el terror, sabiendo que el Estado solo atina a mirar y contar cadáveres.
Esta no es una invitación, es una burla: cada asesinato no resuelto, cada justicia no llegada, es un recordatorio permanente de que aquí manda otro, y que la única coordinación que funciona es la de la impunidad.
Con informacion: NOROESTE/




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