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martes, 23 de septiembre de 2025

«COMBO de NEGLIGENCIA MEDICA»: «PADRE ACUSA al NOVIO de su EX-ESPOSA por OPERACION ESTETICA de SENOS en NIÑA de 14 AÑOS que DICEN la MATO el COVID»…un certificado en minutos para el tambien hijo de Magistrado.


Paloma Nicole Arellano Escobedo, de 14 años, falleció el pasado sábado en un hospital de la ciudad de Durango, presuntamente derivado de complicaciones por el Covid.

Sin embargo, Carlos Saíd Arellano, padre de la adolescente, presentó una denuncia ante la Fiscalía estatal para demandar que se aclare el fallecimiento al señalar que su hija fue sometida a una cirugía de implantes de senos.

El caso huele más a encubrimiento que a medicina, y el expediente clínico parece más un guion torcido de La Ley y el Orden versión Durango: una menor de 14 años muere, el hospital dice “respiratorio”, el certificado sale en dos minutos (¿con qué impresora 4D?), y después aparecen implantes de senos con cicatriz quirúrgica reciente.

Perspectiva médica

  • Una cirugía estética en una adolescente de 14 años es una barbaridad médica. La mayoría de los cirujanos plásticos serios ni siquiera consideran procedimientos de aumento mamario antes de que termine el desarrollo corporal (alrededor de los 17-18 años).
  • La causa de muerte en el certificado dice “edema cerebral secundario a enfermedad respiratoria”. El detalle incómodo es que complicaciones postquirúrgicas, como embolia grasa, tromboembolia pulmonar o incluso reacción anestésica, pueden provocar síntomas respiratorios severos y terminan en edema cerebral por hipoxia.
  • La “coincidencia” de que una niña operada muera justo por complicaciones pulmonares y cerebrales no se explica con Covid —más aún en 2025, cuando la letalidad en adolescentes es bajísima—. El cuadro cuadra más con una mala praxis anestésica o quirúrgica.

Perspectiva legal

  • La autorización quirúrgica en un menor requiere consentimiento informado de ambos padres o tutores, a menos que exista patria potestad única, lo cual no se aclara en el caso. Si la madre consintió la cirugía sin el aval del padre, eso ya constituye omisión y probable delito.
  • Si el cirujano era la pareja sentimental de la madre y además hijo de un magistrado, el asunto sube otro nivel: potencial conflicto de interés, negligencia y abuso de confianza médica.
  • El hospital emitió un certificado de defunción exprés sin necropsia oficial. Eso es irregular. En muertes hospitalarias con factores quirúrgicos y más tratándose de una menor, la necropsia es la norma, no la excepción.
  • Si la Fiscalía documenta que hubo cirugía sin autorización paterna y con resultado letal, se puede configurar desde homicidio culposo por negligencia médica hasta responsabilidad penal de la madre por poner en riesgo a la menor.

El punto irreverente

Llamarle “complicación respiratoria” a lo que claramente huele a un desastre quirúrgico es como decir que alguien “murió de sed” cuando lo que pasó es que lo amarraron en un cuarto sin agua.

Lo inquietante es la rapidez casi olímpica para cerrar el caso en el hospital, como si supieran que se venía tormenta legal y política. El “corpiño quirúrgico” hallado en el velorio funciona como la pistola humeante de un thriller: si no hubo cirugía, ¿por qué estaba la menor vendada con implantes dentro?

Conclusión

Lo que parece aquí no es Covid sino un combo de negligencia médica, encubrimiento hospitalario y omisión intencional de las autoridades movidas por apellidos pesados. La línea de investigación obligada no es el virus, sino: ¿quién autorizó la cirugía? ¿quién la practicó realmente? ¿por qué se disfrazó la causa de muerte?

Con informacion: ELNORTE/

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