El Senador de Morena ,Adán Augusto López ,se vendió ayer como el notario más exitoso de Tabasco, pero lo suyo no es el derecho sino la gimnasia acrobática de justificar lo injustificable. Sus declaraciones fiscales son la radiografía de cómo la “austeridad republicana” se convierte en pantomima cuando toca a la cúpula morenista: casi 79 millones en dos años, disfrazados de “servicios profesionales” mientras despachaba como Secretario de Gobernación.
El traje de cordero no le queda
El senador asegura que no hay conflicto de interés porque, según él, pasar de firmar contratos como Gobernador a cobrarles millones a los beneficiarios de esos mismos contratos es un acto de legalidad prístina. La lógica es delirante: cobra de empresas al tiempo que las beneficia con el poder del cargo, pero insiste en que la simultaneidad es mera coincidencia.
El manual de la impunidad morenista
- Cuentas en dólares heredadas convenientemente de papá sin mostrar evidencias como la tambien Senadora de Morena y por Tamaulipas,Olga Sosa.
- Una torre empresarial en Tabasco, más sociedades mercantiles y renta de ranchos.
- Transferencias millonarias de empresas bendecidas con adjudicaciones directas cuando él mandaba.

La fórmula es simple: primero doy contratos desde el gobierno, luego cobro como «profesional independiente». Y todo ello bañado en el mantra de que “no hay delito”.
Del ganadero al mago fiscal
El problema no es que sea ganadero, notario, empresario, arrendatario y hasta prestador de servicios turísticos, sino que todo ese currículum non sancta se levanta sobre la contradicción de un partido que predica pobreza franciscana, pero protege a sus potentados con un blindaje de cinismo.
Del apadrinado al padrino
Y cuando le sacan el pasado, se lava las manos con la frescura de quien nombra a un jefe de seguridad hoy preso por encabezar un grupo criminal. “No sabíamos”, repite, como si la ignorancia debiera convertirse en carta de presentación para cargos públicos de altísimo riesgo.
La ofensa a la inteligencia colectiva
Al final, lo único verdadero en la confesión de López es su “coraza gruesa”: esa piel blindada contra la vergüenza pública. Porque mientras se embolsa decenas de millones, responde con desparpajo que no se siente mal, que todo es lícito, que todo cabe en los márgenes de la ley cuando la ley se vuelve plastilina en manos de quienes gobiernan.
El senador no es austero ni republicano. Es el retrato de lo que Morena prometió barrer y terminó encarnando: la vieja impunidad maquillada de discurso moralista.
Con informacion: ELNORTE/

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