Para quienes dentro del gobierno de Andrés Manuel López Obrador imaginan que la DEA y el FBI dejarán de operar en México, y que disminuirán el número de sus efectivos en el territorio, deben revisar sus análisis y modificar su expectativas.
Dicen los muy bien enterados que funcionarios que conocen nuestro país dentro de las dos agencias estadounidenses están participando en el rediseño de su estrategia, bajo una visión distinta: México un país no colaborativo ni confiable, por lo que aumentarán efectivos y el uso de tecnología para obtener información que ellos identifican como prioritaria sobre posibles terroristas, organizaciones criminales nacionales e internacionales, y su vínculo con personajes de interés mexicanos, no compartirán información y cerrarán filas con países centroamericanos.
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