En torno al orgasmo femenino se ha esculpido una industria colosal. Pocas veces funciona con tanto acierto la mezcla de negocios y placer. Quien está subiendo la temperatura del mercado son las nuevas generaciones de juguetes sexuales: más personalizados, versátiles y elegantes. Desde los archiconocidos succionadores de clítoris hasta los simuladores de sexo oral, estos aparatos de unos pocos centímetros y colores vivos son usados por millones de mujeres en cada rincón del planeta. Bienvenidos a la era de los juguetes sexuales de masas, a la revolución de los lovetoy. Su poder radica en ser capaces de llevar al clímax a un grandioso ejército de seguidoras. Y, por supuesto, cumplir con lo que prometen.
El tamaño del mercado mundial de juguetes sexuales femeninos crecerá en 6.900 millones de dólares (5.686 millones de euros) durante el período comprendido entre 2019 y 2023, con alzas anuales del 11%, según los datos recogidos por Technavio. Es un sector a prueba de bombas. Incluso 2020, año en el que irrumpió la pandemia, fue muy rentable para las principales firmas de bienestar sexual. La masturbación fue recurrente en el confinamiento, lo que propició que los pedidos de juguetes se disparasen. Cuesta creer que hasta hace bien poco tener un vibrador era algo de lo que avergonzarse, casi clandestino.
El succionador de clítoris es el juguete sexual del que todo el mundo ha oído hablar —o ha probado—. Satisfyer es la marca más popular. Este aparato de aire pulsado, que parece un cepillo de limpieza facial y promete orgasmos en unos pocos minutos, revolucionó la industria hace apenas un lustro por sus precios asequibles —en torno a 32 euros—. “Proclamó que la salud sexual es para todos, independientemente de su preferencia sexual, situación socioeconómica, edad, género o nivel de estudios”, comenta Nina Barz, jefa de Comunicación y Marketing de Satisfyer.
Su producto estrella, el Satisfyer Pro 2, es el dispositivo de bienestar sexual más vendido en el mundo. En 2019 comercializó dos millones de estos succionadores. En 2020 fueron cuatro millones. “La crisis del coronavirus trajo un gran aumento en el número de pedidos y fuimos capaces de aumentar la producción a 45.000 unidades del Pro 2 al día”, señala Barz. Antes de la pandemia, el ritmo estaba en torno a 20.000. Además, con el lanzamiento de la app Satisfyer Connect aumentó la demanda de dispositivos que funcionan con control remoto.Juguete erótico femenino Satisfyer Pro 2.
Tras el éxito de este pequeño juguete hecho de silicona suave está un hombre, André Geske, empresario alemán propietario del grupo Triple A Internetshops GmbH, el mayor vendedor de impresoras de inyección de tinta y toners en Europa. Bajo sus alas también está EIS.de, una de las tiendas de productos de bienestar sexual más grande del mundo, con más de 8,5 millones de clientes, que fundó en 2006 en Bielefeld (Alemania). Fue en 2016 cuando creó Satisfyer como marca internacional de juguetes sexuales.
Desde entonces ha invertido dinero y esfuerzo en investigación y desarrollo, trasladando la metodología del diseño industrial alemán a los juguetes sexuales. “La cifra de I+D está por encima de los 10 millones de euros”, dicen en la compañía. Distribuye sus productos a más de 100 países y sus mercados principales son Alemania, Estados Unidos, Australia y Japón. La empresa no concreta la cifra de facturación, pero dice que “superará de lejos los 150 millones en 2020”.
Esta es la versión más económica del succionador de clítoris, pero no es el único del mercado, ni tampoco fue el primero. En 2014, y tras dos años de estudios, el inventor alemán Michael Lenke lanzó el Womanizer. Este aparato funciona a través de la tecnología patentada Pleasure Air, que genera ondas de aire que succionan las terminaciones nerviosas del clítoris. Se convertía en la primera innovación en el campo del placer femenino en los últimos 100 años. En 2017, el empresario alemán Johannes Plettenberg compró la marca a Lenke y un año después fundó WOW Tech Group, tras adquirir también la firma de juguetes sexuales para parejas WeVibe. Así, reunió a dos de las marcas de lujo más vendidas del mundo. “Nuestros productos se comercializan en más de 60 países y tenemos más 140 empleados”, señala Johanna Rief, directora de Empoderamiento Sexual en Womanizer. En 2020 sus ingresos globales crecieron hasta lograr una caja de 100 millones de euros, frente a los 75 millones de 2019. La compañía presume de su equipo de probadores de juguetes sexuales, al que llama MasturbaTeam, compuesto por más de 17.000 hombres y mujeres de todo el mundo. Su opinión sirve para perfeccionar la tecnología. Desde el lanzamiento de Womanizer en 2014, se han vendido más de tres millones de unidades. Sus precios son más altos: van desde 69 hasta 189 euros.
LELO es otra de las marcas presente en la mesilla de noche de millones de mujeres. Aunque fueron tres hombres quienes fundaron la compañía en Estocolmo en 2003. Filip Sedic (ingeniero), Eric Kalen y Carl Magnusson (diseñadores de producto) se dieron cuenta, tras comprar un dispositivo erótico para una amiga, de que los diseños y materiales podían mejorar. Así, la carta de presentación de la firma sueca de juguetes sexuales de lujo es la de incorporar las últimas tecnologías a sus aparatos, que garantizan orgasmos más intensos y potentes. Sus diseños, recubiertos de silicona premium ultrasuave, se distinguen por la elegancia y la ergonomía.
Los succionadores de clítoris de la marca, llamados SONA, tuvieron un desarrollo de dos años. Su éxito está en que su tecnología de ondas sónicas estimula tanto la parte externa del clítoris como la interna. El número de unidades vendidas en España creció un 299% en 2019, siendo el país europeo con mayor demanda, seguido de Francia, Reino Unido, Holanda y Alemania. Los precios oscilan entre los 69 y los 139 euros (incorporan el sistema Cruise Control, que retiene el 20% de la potencia del juguete durante su uso y lo libera al alcanzar el orgasmo).
Pero hay que dejar paso a nuevos inventos. “El succionador de clítoris ha disfrutado de un gran boom, pero las usuarias van descubriendo que hay muchas otras opciones que también se adaptan a sus gustos”, razona Adriana Di Ippolito, responsable de Comunicación de LELO en España. Es el caso de ORA, un simulador de sexo oral. La tercera generación llegó al mercado en 2019. Cuenta con 12 patrones de vibración y, gracias a la tecnología PreMotion, añade un extra de velocidad y permite que la lengua se mueva con más precisión y firmeza. Su precio es de 169 euros. La compañía, que cuenta con más de 600 empleados en el mundo y tiene presencia en 82 países, prevé crecer un 40% en 2020. “Las ventas a través de la web en España tuvieron picos de aumento de hasta el 72% durante las últimas semanas de marzo y abril”, comenta Di Ippolito.
En la firma española Platanomelón también dan cuenta del boom de pedidos durante el primer estado de alarma. “Notamos un aumento en nuestras ventas de entre un 180% y un 200% en comparación con semanas previas”, señalan. Además de tienda de juguetes, Platanomelón es una marca que nace en 2014 de la mano de Anna Boldú. El producto más vendido es el succionador de clítoris, como Mambo, y vibradores como conejitos o balas vibradoras. En la firma han notado un alza de juguetes controlados a través de apps. “Ha sido una buena opción para las parejas separadas en el confinamiento, ya que se pueden controlar a distancia, desde cualquier parte del mundo”, dicen.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: