En el contexto de los 100 años de El Universal, Pancho Cárdenas Cruz, los hermanos Felipe y Andrés Chao, y Francisco Bustillos, recordábamos la época en que el autor de “Pulso Político” y este reportero coincidimos a las órdenes de Juan Francisco Ealy Ortiz como columnistas políticos. Enfrente, en Excélsior, teníamos ni más ni menos que a Manuel Buendía y a José Luis Mejías. ¡Qué tiempos!
Mucho ha cambiado el columnismo de entonces a la fecha, sobre todo porque la “inteligencia” se ha incorporado al género, es decir, hoy, politólogos doctorados en universidades extranjeras e intelectuales que a falta de libros por publicar han cooptado los diarios dan a sus opiniones formato de columna política, aunque sólo se trate de opinión publicada.
No hay mucho que en estos tiempos pueda ser calificado como columna política, al menos como lo que hacíamos en aquellos tiempos, sin redes sociales ni fax, mucho menos Internet.
Recuerdo sólo un episodio.
La noche del sábado 3 de octubre de 1987 estaba en la redacción de El Universal cenando tacos con Luis Sevillano, que había sido mi jefe de redacción en mis tiempos de guardia nocturna. Desde las 13 horas, Agustín Baena le había entregado mi columna, en la que afirmaba que el domingo 4, Jorge de la Vega Domínguez, a la sazón líder nacional del PRI, comunicaría a Carlos Salinas que su partido lo había seleccionado candidato presidencial. En eso estábamos cuando Cárdenas Cruz se comunicó con Luis para informarle que el candidato sería, según sus fuentes, el procurador Sergio García Ramírez.
Una vez platicar con Pancho, Sevillano me pasó el teléfono; mi colega, que publicaba de lunes a viernes, me trasladó, con generosidad, la exclusiva. “Llévatela”, me dijo, sin revelarme su fuente. Rechacé el ofrecimiento porque, contesté, no confío en Heriberto (Galindo, el sinaloense, cualquiera lo sabía, era una de las fuentes cotidianas de Cárdenas Cruz); te ha dado mil exclusivas, expliqué, y tienes razón para creerle. Yo no.
Ya sin Pancho en el teléfono, Sevillano me preguntó angustiado porque contaba, cuando mucho, con una hora para tomar una decisión: “¿Qué hacemos?”. ¿Hacemos, Kimosabi? Alfredo del Mazo se había puesto nervioso porque hasta el último momento albergó la esperanza de ser candidato; en el último momento confundió las siglas que Emilio Gamboa dio a Federico, hijo del Presidente Miguel de la Madrid. SG no se refería a Sergio García, sino a Salinas de Gortari.
Hablé con Sevillano sobre mi convicción de que el candidato sería Salinas y le platiqué lo que antes había dicho a Ealy Ortiz. Había estado en Los Pinos hasta las 20 horas y sólo saqué de la oficina de Gamboa que el primer acuerdo del lunes 5 del Presidente sería con Manuel Camacho; fue una manera inteligente de dar una pista al columnista amigo.
Sevillano no estaba obligado a ganar la noticia; no podía darse el lujo de embarcar al periódico destapando al candidato equivocado. En cambio, si el columnista se equivocaba, todo se solucionaba con el cese automático.
Fue así como El Universal no destapó, a 8 columnas, a García Ramírez, como sí lo hizo otro diario, que debió destruir la edición.
Hoy, todo aquello es mera anécdota, pero vale la pena recordarlo en tiempos de crisis del columnismo.
Uno de los columnistas mejor informados del diarismo capitalino es Carlos Loret de Mola; por ejemplo, es envidiable su información exclusiva, publicada en El Universal, sobre las escapatorias y aprehensiones de “El Chapo”. Es cómodo menospreciar su esfuerzo achacando al apellido Gómez, el de Arely, la ex procuradora general de la República, la filtración de la información privilegiada (en realidad todo indica que sí se trata de un Gómez, pero de familia distinta, que goza de derecho de picaporte en donde todo lo saben).
Pero lo que estuvo a punto de ocurrirle a Cárdenas Cruz con el destape de García Ramírez le pasó a Loret el 27 de octubre pasado.
Alguien, identificado sólo por él, le pasó la exclusiva de que Orso Iván Gastélum, el hombre “con el torso desnudo que apareció en la foto junto a ‘El Chapo’ Guzmán en el asiento trasero de la patrulla de la Policía Federal el 8 de enero pasado de este año, cuando ambos fueron capturados… estuvo a punto de protagonizar otro escandaloso bochorno para el gobierno federal: Fue liberado y salió caminando del penal de máxima seguridad de Ciudad Juárez, Chihuahua”.
Conforme a Carlos, un juez decretó la libertad por falta de elementos a “El Cholo”, que era el jefe de la plaza de Los Mochis, el fin de semana anterior al 27 de octubre, “casi lo mismo que con Rafael Caro Quintero”. Para fortuna del gobierno de Peña Nieto, los soldados que reforzaban la seguridad del penal de Ciudad Juárez se enteraron a tiempo de lo que estaba por acontecer, se comunicaron a la SEIDO y consiguieron, “a toda velocidad”, una orden de localización con la que “el Ejército detuvo de nuevo a ‘El Cholo’ Iván en el momento que estaba saliendo de la cárcel”.
Así fue como los soldados “evitaron una crisis gubernamental mayúscula”.
Al día siguiente, el sucesor de Arely en la PGR, Raúl Cervantes, se estrenó como procurador con un comunicado informando que El Cholo “no está ni ha estado recluido en el penal de máxima seguridad de Ciudad Juárez, Chihuahua”.
En otras palabras, ni un juez le concedió libertad por falta de méritos ni los soldados salvaron al gobierno de una crisis mayúscula.
En efecto, no hubo escándalo ni el tema ha sido tocado, nuevamente, por Carlos, pero las conjeturas están al por mayor porque nos tenía acostumbrados, a sus lectores, a creer a pie juntillas en sus exclusivas en torno a “El Chapo” y compañía.
Los maliciosos del columnismo están dispuestos a apostar que fue víctima de una trampa para obstaculizar su natural camino al noticiero nocturno de Televisa, que se está quedando si rating.