¿De quién era el dinero incautado en 2007 ?, una de las dudas del caso, investigado por Gerardo Reyes de "Univisión Investiga" y Mónica Cruz del programa de Periodismo de Investigación de la Universidad de California Berkeley.
Copelas o cuello’’, la frase se escuchaba en todas partes en México. Estaba en las caricaturas políticas, en las bromas de la gente, la imprimieron en camisetas, se la apropiaron los narcos para intimidar y los grupos musicales para hacer canciones.
Fue la expresión que usó el empresario chino mexicano Zhenli Ye Gon para explicar a un reportero de la agencia Associated Press, la manera como un supuesto operador político lo amenazó si se negaba a guardar 205 millones de dólares en su casa de Ciudad México.
El dinero en efectivo fue hallado en la mansión de Ye Gon en marzo de 2007. Las imágenes de las columnas de billetes de dólares que llenaron una habitación de la Procuraduría General de la República (PGR), le dieron la vuelta al mundo. El gobierno de México presentó la Operación Dragón como el golpe financiero más demoledor a las arcas del narcotráfico en la historia de ese país.
Ye Gon, quien era un próspero importador de químicos, fue identificado como el gran capo del multimillonario comercio ilegal de metanfetaminas, un estimulante poderoso que usan los jóvenes de Estados Unidos para inducirse una sensación de euforia y felicidad.
Hoy, de esa gloria internacional con la que estrenó el sexenio el presidente Felipe Calderón solo queda el recuerdo folclórico de la frase del chino y la historia desconocida de cómo este gran escándalo terminó en un fracaso legal en Estados Unidos y en un fiasco similar en México.
Desde una prisión estatal en Virginia, Ye Gon dio una extensa entrevista a periodistas de Univision que recorrieron con él su tortuosa trayectoria entre la ley y el delito y los procesos legales tanto en México como en Estados Unidos que no han logrado establecer a ciencia cierta el principal misterio de esta historia: de quién era el dinero incautado.
Ye Gon y el abogado que lo acompañó durante la entrevista no negaron que hubo intentos de cooperación con la justicia de Estados Unidos, pero el empresario explicó que no tenía nada que ofrecer.
“Si yo conociera realmente el negocio de las drogas, el de las drogas ilegales, ofrecería [información]’’, afirmó. “Pero no lo soy, así que no tengo nada que ofrecer. Esa es una terrible situación ¿cómo puedo cooperar?’’, se preguntó.
En los procesos legales contra el empresario, terminaron también enredados casinos de Las Vegas donde Ye Gon perdió sin inmutarse 125 millones de dólares; también resultó implicado un banco internacional, y no faltaron los casos de abusos con supuestos cómplices que las autoridades mexicanas condenaron en vivo y en directo en los noticieros de televisión el día del arresto.
Erik Raymundo Campos, quien trabajaba como asesor legal en la fábrica de Ye Gon fue uno de ellos. La PGR los detuvo el día del allanamiento de la mansión cuando se presentó a recoger al hijo menor del empresario como un gesto humanitario para evitar el sufrimiento del niño ante el inminente arresto de su madre, según explicó. Los agentes le dijeron al abogado que lo llevarían a un interrogatorio de dos horas que se convirtieron en seis años de prisión sin definir su situación. Raymundo logró demostrar su inocencia pero mientras esperaba la decisión tras las rejas, su madre murió de pena, según dijo a Univision.
“Es como vivir muerto’’, recordó Raymundo sobre sus días en la prisión. “Todo el mundo sabe que existes pero hasta ahí, ¿no? Y pierdes la familia, pierdes tu vida, y hay veces hasta pierdes la dignidad’’.
En Washington la fiscalía desistió de seguir adelante con una acusación por narcotráfico contra Ye Gon al quedar demostrado que los fiscales habían ocultado a la defensa que uno de los testigos claves en contra del empresario se había retractado en México.
“Todo esto plantea preguntas legítimas si el gobierno en algún momento quiso cumplir con sus obligaciones constitucionales de suministrar esa información al acusado o no’’, afirmó el juez Emmet Sullivan quien ordenó la anulación del caso.
El juez federal se había negado a tomar la declaración en vivo por circuito cerrado de televisión a testigos en la China argumentando que no estaba dispuesto a trabajar en la madrugada por la diferencia en el huso horario.
El proceso había comenzado con tropiezos. El magistrado Alan Kay que lo conoció en sus primeras etapas expresó su preocupación en una audiencia:
“El gobierno exhibió poca evidencia para demostrar su caso’’, dijo.
Según un juez de Estados Unidos, “el gobierno exhibió poca evidencia para demostrar el caso’’ contra Ye Gon.
La anulación evitó que salieran a relucir en un eventual juicio los incómodos detalles de las conexiones políticas de Ye Gon y su relación con varios casinos de Las Vegas que no hicieron mayores esfuerzos por averiguar de dónde salía la fortuna que el empresario apostaba.
Parte de esa fortuna está ligada, según se lo confió Ye Gon a Univision, a políticos mexicanos que no quiso mencionar pero que parece tener muy presentes.
“Yo llevo un uniforme de preso’’, dijo. “Si yo denuncio los nombres [de los políticos] uno por uno para mí no es bueno porque yo enfrento una extradición y si regreso me van hacer pasar muy mal’’, agregó.
Durante varios meses Univision Investiga y el Programa Periodístico de Investigación de la Universidad de Berkeley lograron reconstruir este rompecabezas que algunos funcionarios mexicanos no quieren ver completo.
La vida de Ye Gon, de 52 años, es una caja de sorpresas. Luego de la entrevista, el equipo de reporteros descubrió que el empresario se había presentado como un senador mexicano en una solicitud de asilo al gobierno de Estados Unidosfechada en 2007.
Al explicar el término “senador’’, Ye Gon escribió:
“Mi escaño de senador no era por elección, sino confiado y delegado por el senador del PRI Fidel [no citó el apellido]. “Yo estaba autorizado para hablar, debatir, enviar proyectos de ley’’.
El abogado de Ye Gon en Estados Unidos Greg Smith explicó a Univision que las declaraciones de su cliente para el asilo político fueron preparadas antes de que asumiera su defensa de forma que no puede comentar sobre su “validez o significado’’.
“Entiendo que al señor Ye Gon se le entregó una credencial de senador honorario que le daba ciertos derechos al ingresar dentro del Congreso de México, pero no lo habilitaba para actuar en el proceso legislativo’’, agregó Smith
Con o sin credencial Ye Gon siempre procuró rodearse de los políticos siguiendo el consejo de un amigo de que en México el poder del dinero no es suficiente. Aunque calificó como una exageración del gobierno de Estados Unidos la suma que le atribuyó haber jugado en Las Vegas, admitió que algunos millones los apostó en beneficio de políticos mexicanos y con autorización de un operario político que lo extorsionaba.
“Ellos [los político] querían venir a Las Vegas a pasar un tiempo con alguien más, y entonces yo les daba mi dinero, les daba un cheque para jugar, un boleto para ir a un show, una cuenta para ir a un restaurante y abrir botellas del mejor vino’’, afirmó.
Durante la entrevista en la prisión, Ye Gon reiteró una teoría que no ha cambiado sustancialmente desde que habló con la agencia AP en 2007: que un operador político del PAN a quien identificó como Javier Lozano Alarcón y un intermediario a quien se refirió solamente como Luis, lo forzaron a esconder la fortuna que descubrieron en su casa. El dinero sería usado, según le explicaron, para financiar la campaña presidencial de Calderón o emprender una operación de sabotaje si el candidato perdía los comicios.
“Era para campaña política, me dijeron que 20 dólares por un voto, 50 dólares por otro, 100 por otro hasta 500 dólares, pero yo no sé cómo disponían’’, dijo el empresario tras el cristal de un cuarto de visitas de la prisión.
Ye Gon sostuvo que el operador le dijo que en último caso el dinero sería usado para provocar la caída del gobierno del candidato opositor si triunfaba en las elecciones presidenciales. El candidato opositor era Andrés Manuel López Obrador, jefe de una coalición de partidos que denunció un fraude y no concedió su derrota.
“Sabotaje, él [el intermediario] dijo que en caso de que perdamos, de que nuestro partido pierda’’, explicó Ye Gon a Univision Investiga.
En una carta atribuida al empresario y que recibieron varios medios de comunicación en 2007, surgió un detalle adicional: además de dinero Ye Gon recibió armas de largo alcance.
“Luis […] usó una señal con la mano para ilustrar que era un misil para dispararle a aviones y que también colocarían estas armas en mi casa’’, escribió Ye Gon.
Según Ye Gon, el dinero decomisado en su casa iba a ser usado para financiar una campaña política.
Y agregó: “La enorme cantidad de efectivo decomisada en mi casa no es lo que se llama dinero de las drogas. Estos son y fueron fondos secretos del partido político usados para la campaña presidencial mexicana, para comprar armas y financiar actividades terroristas’’.
Los agentes de la PGR que allanaron la casa de Ye Gon encontraron un fusil AK-47 y pistolas automáticas de uso exclusivo del ejército mexicano.
El tema de las armas y las “actividades terroristas’’ incomodó al abogado Smith cuando los reporteros de Univision se lo mencionaron a Ye Gon basándose en la carta. El abogado puso en duda la autenticidad del documento. Ye Gon no lo desmintió.
“Aunque puede haber algunas cosas ahí que son ciertas […] no quiero que ustedes queden bajo la impresión que de hecho esa es una declaración del señor Ye Gon. [La carta] fue recibida por ustedes cuando su inglés no era muy bueno”, afirmó Smith.
Los reporteros de Univision le aclararon a Smith que la carta está escrita en español.
Una nueva versión conocida por Univision sobre los móviles detrás del dinero en efectivo apunta también a una contribución política. Un informante de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) le dijo a Univision que el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva alardeaba de que ese dinero lo había entregado a la campaña de Calderón para que, una vez en la presidencia, hiciera el montaje de un gran golpe al narcotráfico. A cambio, esperaba que el nuevo gobierno protegiera a su organización
“Beltrán Leyva me dijo orgulloso que ese dinero se lo entregó el Cartel de Juárez al gobierno de Felipe Calderón para que hiciera publicidad con la confiscación y de paso le bajara la presión a la persecución de los narcos’’, dijo el informante que prefirió no ser identificado por su seguridad personal. “El me dijo: ‘Y los chingados se robaron 90 millones porque originalmente eran 300’ ’’.
Según el informante, su testimonio quedó registrado en un reporte confidencial que rindió a los agentes de la DEA en México que supervisaban su trabajo. Beltrán Leyva fue abatido por la Marina mexicana en diciembre de 2009.
Según las autoridades, no hay en México ningún donante de 200 millones de dólares a una campaña política.
“[Es una versión] absolutamente fantasiosa. No hay en México ningún donante de 200 millones de dólares a una campaña política y que lo de con esa generosidad’’, expresó Guillermo Valdés, quien era entonces director del Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional, CISEN.
Otros funcionarios de la época le apuestan al olvido. Del caso no quiso hablar el entonces Procurador General de la República y hoy magistrado de la Suprema Corte, Eduardo Medina Mora. Medina jugó un papel destacado en la Operación Dragón. Años después su proceder fue cuestionado en la corte federal de Estados Unidos por haber ordenado la destrucción del cargamento de seudoefedrina que las autoridades federales requerían en Washington como prueba contra Ye Gon.
En diciembre de 2007 los fiscales de Estados Unidos admitieron que el dinero confiscado también era una evidencia fundamental para el juicio basándose en la presunción de que era producto de la venta de metanfetaminas. Pero se llevaron otra sorpresa al enterarse de que no estaba disponible. El gobierno mexicano lo había enviado al Bank of America en Estados Unidos y luego lo distribuyó entre varias entidades gubernamentales.
A través de un portavoz de la Corte, Medina se negó a hablar con Univision. Dijo que se trata de un “tema pasado’’ que no tiene ninguna relación con su actual cargo.
Ye Gon dijo que teme que lo maten si es extraditado a México. A la pregunta de quién tiene miedo, respondió, sin dar nombres, que teme a políticos, funcionarios y gente de la competencia en su negocio farmacéutico.
En la solicitud de asilo aseguró ser un “miembro activo y un fiel seguidor del PRI’’ que fue “falsamente acusado’’ de narcotráfico para encubrir una “persecución políticamente motivada [dentro del PAN] en medio de un absoluto desorden de la corrupta política partidista mexicana’’.
El empresario fue trasladado de una cárcel federal a una estatal luego de que sus abogados presentaron informes de que había recibido amenazas de muerte.
Entre tanto en México, uno de los pocos casos que la justicia mexicana tiene para mostrar también ha sido cuestionado por la desproporción de la pena impuesta y la autenticidad de las pruebas obtenidas para condenar al acusado. Se trata de Bernardo Mercado Jiménez quien trabajaba como supervisor del manejo de sustancias de Unimed para Cofepris, la autoridad de drogas y medicamentos en México. Dentro de sus obligaciones estaba el preparar la documentación de los cargamentos y verificar que su contenido era legal.
Los registros de importación de Unimed incluyen la firma de Mercado, pero desde su arresto en 2007, el químico asegura que Ye Gon creó un sello de goma con su firma para falsificar los registros.
Mercado fue condenado a 95 años de prisión. La sentencia supera a la de muchos de los grandes narcotraficantes que tuvo como vecinos en el penal del Altiplano. Su esposa Susana Soberanes considera que ha sido una gran injusticia.
“¿Cómo pueden acabar con la vida de una persona, que es un profesionista? que trabajó, no es rico, siempre ha vivido, hemos vivido del producto de su trabajo’’, se preguntó. “Cuando pasó todo esto me investigaron hasta por debajo de las piedras. […] él no tenía nada más que una cuenta de Banamex que me la cancelaron por 1,800 pesos [100 dólares de hoy]’’.
El jardinero de la mansión quien estuvo preso sin cargos ocho meses se suicidó después de quedar libre. Tenía 18 años.
El inmigrante
De acuerdo con su solicitud de asilo Ye Gon cursó dos años de derecho de 1984 a1986 en el East China Institute of Political Science and Law en Shanghai y continuó los siguientes dos años en una universidad que identificó como East China Normal University.
Testigos protegidos aseguraron a la PGR que llegó alrededor de 1992 sin un centavo. Fuentes cercanas a él, consultadas por Univision, dicen lo contrario, que proviene de una familia adinerada. Ambos coinciden en un punto: Ye Gon vino a México en busca del amor.
Martin McMahon, uno de sus primeros abogados en Estados Unidos caracterizó esos primeros años como una época en la que su cliente, un inmigrante ingenioso y visionario, según él, luchaba contra las adversidades de un país que en lugar de reconocer sus éxitos trataba de impedir que triunfara.
Ye Gon “hizo toneladas de dinero’’ en el negocio de la importación de textiles aseguró el abogado. “Hizo tanto dinero que las autoridades del gobierno de México se preocuparon. ¿Por cuál razón? No sé’’ afirmó McMahon. “Pero ¿adivinen qué pasó?, implementaron una legislación antidumping y básicamente lo que eso significó para él fue quedar fuera del negocio’’.
Según uno de sus abogados, Ye Gon hizo “toneladas de dinero” importandod textiles de China. (Foto AP /Richard Drew)
Los jeans que Ye Gon vendía en 10 dólares, ahora costaban 150, explicó el abogado.
Ye Gon le dijo a Univisión que escogió México para emigrar por su cercanía con Estados Unidos y porque es un país que sigue la misma costumbre de China de hacer muchas transacciones en efectivo.
“Era un trampolín hacia Estados Unidos’’, agregó.
Un año antes del arribo de Ye Gon a México, los cinco hermanos Marx Yu, incluida su futura esposa, fundaron la compañía Yuman Hermanos, dedicada a importar y vender productos de China.
Invitaron a Ye Gon a participar en la empresa, no sólo porque formaba parte de la familia sino porque tenía experiencia en el negocio. Había trabajado para la Shanghai Toy Import and Export Corporation que provee al mundo con osos de peluche, juegos de mesa y hasta motocicletas. Los contactos empresariales de Ye Gon en China no podían desperdiciarse.
Según fuentes cercanas a la familia, Ye Gon llegó a México después de ganarse la mano de la joven chino-mexicana Tomoiyi Marx Yu. Los padres de Tomoiyi habían arreglado el compromiso con Ye Gon desde China. Antes de cerrar el trato le mostraron a Tomoiyi una foto de su pretendiente. Si no le parecía atractivo, no tenía que casarse con él. Al parecer, el rostro de Ye Gon, de ojos redondos, nariz respingada y boca pequeña, la convenció.
“Cometió el error fatal que todos los hombres cometen. Se enamoró de una linda mujer mexicana y terminó casándose con ella”, según la versión de McMahon. “Tuvo niños y crio una familia’’.
De acuerdo con el periodista Jorge Carrasco que siguió los primeros pasos de Ye Gon en México, el empresario obtuvo la residencia en 1997 gracias a la intermediación de Laboratorios Silanes. “Trabaja allí como técnico laboratorista”, explicó Carrasco, “aunque cuando estalló el escándalos dueños del negoció informaron que en realidad Ye Gon era un proveedor de compuestos químicos”.
Luego de obtener la residencia, Ye Gon fundó la empresa Unimed Pharm Chem con su hermano Hong Jun. A diferencia de sus proyectos anteriores, Unimed prosperó hasta convertirse en una de las principales importadoras y comercializadoras de productos farmacéuticos en México. Casado, con hijos y un negocio que prosperaba, el empresario obtuvo la ciudadanía por todo lo alto. En primera fila de un salón del palacio presidencia de Los Pinos, el entonces presidente Vicente Fox le entregó la carta de naturalización en febrero de 2003.
“En estricto sentido no es extraño, es costumbre en México que el Presidente de la República cada año otorgue una serie de naturalizaciones a extranjeros destacados en el país’’, señaló Carrasco. “En el caso de Zhenli Ye Gon, era un hombre de éxito, un hombre que había venido a crear empleos’’.
El presidente Vicente Fox, en persona, le entregó la carta de naturalización a Ye Gon.
En la entrevista con Univisión, el empresario dijo que él es parte de una generación de chinos que “piensan en grande, no en poner un restaurante y ya’’.
Ye Gon se concentró en el negocio de la importación de sustancias químicas de la China. Entre el año que se hizo ciudadano y julio de 2005 importó a México 33.8 toneladas de efedrina y seudoefedrina con el permiso de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Era parte de un acuerdo al que había llegado con Chifeng Arker una gigantesca empresa proveedora del gobierno de China pero situada en Mongolia. Ye Gon comenzó acumular una riqueza equiparable a los empresarios de las listas de Forbes. Relojes Rolex, autos Mercedes Benz y Audi, viajes de fin de semana a Las Vegas y una residencia valuada en tres millones de dólares representan tan sólo una muestra de su poder adquisitivo.
Las conexiones
Ye Gon le contó a los reporteros de Univision que en México no se puede ser próspero económicamente sin tener conexiones políticas. Fue algo que aprendió de un amigo
“El me dijo si usted hace negocios aquí en México, no es solo dinero. No. Los negocios en México son dinero más políticos, más poder’’, dijo Ye Gon. “Si usted no tiene el dinero no tiene el poder, está perdido. Y si tiene el dinero pero no tiene relaciones, está acabado’’.
Para cumplir con el consejo, dijo Ye Gon, empezó a financiar campañas políticas.
“Comprábamos comida, compramos un carro, organizábamos reuniones, íbamos a la radio, teníamos que pagar por toda esta clase de cosas y no es barato’’, señaló Ye Gon. “Pero el problema es que una vez usted dona los primeros 200,000 dólares, ellos le van a pedir otra vez, y otra. Así que de 200,000 con lo que empecé terminé en 2.5 millones’’.
Al pedirle que identificara al menos un candidato a quien hubiera financiado, el empresario hizo referencia, sin dar nombres, a un político que fue elegido como gobernador de Veracruz por el PRI en 2004 y a quien apoyó considerando que gran parte de su mercancía llegaba por el puerto de ese estado.
Para la época a la cual se refiere Ye Gon el candidato del PRI a la gobernación de Veracruz era Fidel Herrera Beltrán quien ganó las elecciones y ocupó el cargo de 2004 a 2010. Posteriormente fue elegido como senador.
A través de la lámina de cristal que lo separaba de los reporteros en la sala de entrevistas, Ye Gon exhibió orgulloso un documento que lo acreditaba como enlace del Congreso de México firmado presuntamente por el senador Herrera Beltrán.
En un correo electrónico el senador respondió a Univision que no conoce a Ye Gon y en cuanto a la credencial explicó que “fue declarada apócrifa en la investigación del caso’’.
Javier Lozano Alarcón, a quien Ye Gon ha identificado como el operario político ha rechazado categóricamente el señalamiento. El hoy senador por el PAN no respondió llamadas de Univision pero en su momento calificó las declaraciones de Ye Gon como “falsas, absurdas, inverosímiles, tramposas y perversas’’. Ye Gon no reconoció a Lozano cuando los reporteros de AP le mostraron una fotografía durante la entrevista en julio de 2007.
Cuando ocurrieron los hechos Lozano era un importante coordinador de la campaña de Calderón. La prensa mexicana lo identificaba como el director del “cuarto de guerra’’ de la campaña. Fue miembro del equipo de transición del presidente quien lo nombró Secretario de Trabajo. El periodista Carrasco comentó a Univision que Lozano viajó a Nueva York para demandar a Ye Gon “pero no puso ninguna demanda y ese componente que fue puesto por el propio Ye Gon está sembrado sin que haya podido ser desmentido categóricamente”. Tampoco se conocen demandas en México, agregó el reportero.
La identificación de “Luis’’ continúa siendo otro misterio.
Exitoso perdedor
A partir de 2004, Ye Gon empezó a frecuentar los casinos de Las Vegas. Llevaba los bolsillos llenos. Al principio apostaba cantidades modestas pero a medida que pasaban los meses, los gerentes de los centros de juego empezaron a constatar asombrados cómo se trepaba la curva de las apuestas del cliente chino en los cuadros de su contabilidad. Era música para sus oídos. Sus bonos de éxito aumentaron al mismo ritmo que las utilidades del negocio.
Unos cien casinos de la zona le escribieron al empresario rogándole que jugara en sus mesas de blackjack, según documentos oficiales conocidos por Univision. El casino favorito de Ye Gon era el Venetian-Palazo, propiedad de una empresa controlada por Sheldon G. Adelson, uno de los mayores donantes del Partido Republicano. El Venetian le enviaba un avión ejecutivo a Ye Gon para recogerlo en México.
“Desde años antes yo jugaba con mi dinero ahí, y ya tenía ese tipo de tratamiento, los jets privados son normales en los casinos’’, explico.
En reconocimiento por sus generosas apuestas el casino le regaló un Roll Royce.
Las pérdidas multimillonarias no parecían disuadir a Yegon para retirarse. Al contrario, en el Venetian-Palazzo el empresario chino pasó de perder 2.1 millones de dólares en 2005 a 71.9 millones de dólares al año siguiente. En total, durante esos tres años, Ye Gon dilapidó 125 millones de dólares lo que lo convirtió en el mayor perdedor en la historia moderna de la ciudad del juego.
Cuando Univisión le preguntó a Ye Gon por qué estaba dispuesto a perder tanto dinero, respondió titubeando: “Quizás ellos pensaban que si yo pierdo dinero en el casino ellos pueden ganarlo en otra parte, yo realmente no sé, quisiera darle una respuesta. Usted puede encontrar otra fuente para descubrir este material, para mí es muy extraño también’’.
Ye Gon no quiso responder a la pregunta si conocía a Adelson, quien controla Las Vegas Sands Corporation.
“Yo entiendo su pregunta y no quiero responder esa pregunta. Usted sabe la razón. No me siento cómodo para decirlo… El está a este nivel [el empresario alzó su mano para indicar que estaba en una posición muy alta]. No quiero decir más detalles, no es bueno para mí’’.
No es claro cuando empezó el gobierno de Estados Unidos a sospechar de las actividades de Ye Gon. Lo que sí se sabe es que los directivos de cumplimiento del casino, al enterarse en Los Angeles Times del allanamiento a la mansión del empresario en la capital mexicana, llamaron a la agencia antinarcóticos DEA para informarles que su cliente predilecto estaba en Estados Unidos. Ye Gon había pasado de ser el jugador más consentido de Las Vegas a un paria fugitivo.
El aviso fue agradecido por la DEA pero no eximió al casino de convertirse en el “target’’ de una investigación por posible lavado de dinero.
Ye Gon fue detenido el 24 de julio de 2007 en Maryland. La fiscalía de Washington le formuló cargos de narcotráfico.
Ye Gon fue detenido el 24 de julio de 2007 en un restaurante de Maryland. La fiscalía de Washington le formuló cargos de narcotráfico. La evidencia de más peso en su contra, según la declaración del agente de la DEA Eduardo Chávez, eran las importaciones de sustancias con nombres falsos o incompletos que según análisis del gobierno mexicano eran en realidad derivados de seudoefedrina y efedrina, sin contar con permisos del gobierno mexicano. La DEA también encontró rastros de efedrina en la planta de Toluca cuando acompañó a la PGR en la redada de marzo de 2007.
Pero además del pasado en México, los investigadores federales de Nevada y California querían saber qué había ocurrido con las alarmas del casino Venetian contra el lavado de dinero. Ye Gon se había presentado como un industrial farmacéutico pero sus movimientos bancarios eran sospechosos y merecían un análisis básico, según los fiscales.
Los fondos eran enviados por Ye Gon a Estados Unidos a través de siete casas de cambio y dos bancos. Las operaciones de las casas de cambio son consideradas sospechosas por la Red contra los Delitos Financieros de Estados Unidos (FINCEN) dado que han sido usados con frecuencia para el lavado de activos por los carteles de la droga.
Algunas de las transferencias pasaban por subsidiarias de las casas de cambio en Hong Kong, lo que hacía aún más sospechosa la operación.
“A muchas de esas transferencias les faltaba información que identificara a Ye Gon como el beneficiario de los fondos’’, señala un documento preparado por la Fiscalía del Distrito Central de California. Un ex funcionario que conoció la investigación dijo a Univision que lo más preocupante es que algunos de los pagos de Ye Gon iban directamente a una filial del casino dedicada a la aviación comercial.
La Casa de Cambio Puebla, una de las utilizadas por Ye Gon para estas transferencias, fue objeto de investigaciones de lavado que ocasionaron su cierre. Autoridades de Estados Unidos y México descubrieron que el negocio era usado para la compra del Cartel de Sinaloa.
Las cuentas en las que se depositaron las transferencias estaban a nombre de Las Vegas Sands Inc., Venetian Marketing, Interface Empoyee Leasing y Venetian Far East Limited.
Aunque reconoció que tomaron algunas medidas preventivas, la pesquisa federal concluyó que el personal del casino “no investigó adecuadamente a Ye Gon o sus empresas o sus fuentes de fondos” ni “realizo un análisis delos depósitos”, entre otras irregularidades.
El 27 de agosto de 2013 el Departamento de Justicia anunció que Las Vegas Sand Corp, acordó pagar 47.4 millones de dólares para concluir una investigación sobre el incumplimiento del casino de “no alertar a las autoridades de que uno de su jugadores estrellas, que luego fue vinculado al narcotráfico internacional, hizo numerosos depósitos sospechosos en el casino”.
“Lo que pasa en las Vegas ya no se queda en Las Vegas’’, dijo el entonces fiscal de Estados Unidos André Birotte Jr. “Por primera vez, un casino ha enfrentado la posibilidad real de un caso criminal por incumplir en reportar apropiadamente los fondos recibidos de un jugador’’.
Ye Gon en la mira
Tres de julio de 2006. Esa calurosa mañana arribó al puerto un cargamento proveniente de Hong Kong. Contenía 1075 costales, cada uno con 18 kilogramos de un polvo blanco, cristalino.
Sus etiquetas indicaban que se trataba de la sustancia Hidroxi Benzil n-metil acetetamina. Aquel enredado nombre no está registrado en un ningún libro de química o catálogo médico. Pero ningún oficial de aduanas detectó el error o lo reportó a las autoridades. En realidad había pocas razones para sospechar. La importación de los costales había sido aprobada por un inspector.
Aun así, como parte del protocolo en el puerto, el cargamento fue sometido a una inspección al azar. Los agentes aduanales de Lázaro Cárdenas tomaron muestras de los costales, pero a falta de equipo para realizar pruebas, las muestras fueron enviadas a la Ciudad de México para su análisis.
Los químicos del laboratorio central del Servicio de Administración Tributaria o SAT, la máxima autoridad de impuestos en México, concluyeron lo impensable.
El polvo blanco cristalino era en realidad n-acetil seudoefedrina, un químico que, como lo infiere su nombre, puede convertirse en seudoefedrina a través de un sencillo proceso. Unimed Pharm Chem tenía prohibido importar, producir o vender esta sustancia, por lo que los cargamentos debían ser confiscados.
Pero los resultados del laboratorio llegaron a Lázaro Cárdenas hasta octubre de 2006, cuatro meses de la inspección del primer cargamento. Para entonces, la oficina de aduanas había liberado los 1075 costales y dos cargamentos más que arribaron en agosto y septiembre de ese año.
En total más de 60 toneladas de un químico de dudoso origen había llegado sin restricciones a la planta de Unimed en Toluca, Estado de México. Una vez con el reporte de SAT en mano, los agentes de aduanas confiscaron el último cargamento que llegó a Lázaro Cárdenas, en noviembre de 2006.
Luego a la PGR de su descubrimiento. Los peritos químicos de la PGR realizaron pruebas y encontraron acetato de efedrina, otra sustancia prohibida para Unimed. En diciembre de 2006, la PGR decomisó el cargamento de 849 barriles, cada uno con 25 kilos de lo que habían concluido eran químicos ilegales.
El máximo órgano de investigación criminal en México no tardó en divulgar su hazaña, así fuera el inicio de las fiestas decembrinas. Era de esperarse. La PGR pasaba por una renovación bajo un nuevo gobierno. La administración del entonces presidente Felipe Calderón apenas llevaba un mes en el poder con una misión que dejó clara desde el primer día: acabar con el narcotráfico a como dé lugar.
El decomiso de lo que creían eran precursores químicos para elaborar drogas sintéticas era sólo el primer paso.
La PGR y su unidad antidrogas tenían la misión de encontrar al cerebro de la sigilosa operación, el dueño de Unimed: un hombre llamado Zhenli Ye Gon.
El allanamiento
La búsqueda de El Chino no llevó a la policía federal mexicana a la sierra de Sinaloa o alguna casa de seguridad en Ciudad Juárez. El refugio de quienes creían un poderoso capo de la droga se ubicaba en el barrio más lujoso de la ciudad de México, donde vive el multimillonario de las telecomunicaciones Carlos Slim y donde se graban telenovelas de la cadena Televisa.
La llamaron Operación Dragón.
Una caravana de patrullas y camionetas blindadas interrumpió la paz del vecindario la tarde del 15 de marzo de 2007. De ellas surgió un ejército de policías equipados con chalecos antibalas y armas de alto calibre.
Ordenaron el acceso a la ostentosa mansión en la calle Sierra Madre número 515. Recorriendo los pisos de mármol, entre muebles rococó y enormes candelabros de cristal, los agentes buscaban a Zhenli Ye Gon, el dueño de una empresa farmacéutica, que según sus investigaciones, también operaba una red de narcotráfico.
Subieron al segundo piso de la enorme residencia y entraron a la habitación principal. Abrieron todas las puertas, una de ellas los llevó a un vestidor rodeado de paredes de espejos. Los agentes notaron que una de ellas era en realidad la puerta a un cuarto secreto. Podría ser el escondite de Ye Gon, pero lo que encontraron no fue al sospechoso sino dinero. Mucho dinero.
El cuarto secreto guardaba “varias” gavetas y archivos llenos de pilas de billetes perfectamente acomodados, así como maletas repletas de dinero.
En otra habitación cerca de una terraza en la planta baja encontraron otras 46 maletas de viaje con fajos de billetes. Los agentes no pensaron dos veces y comenzaron a extraer todo el dinero que encontraron en la mansión. En la lógica de un detective del narcotráfico, no hay mayor evidencia contra un capo que su dinero. Tomoiyi, la esposa de Ye Gon, se encontraba en la casa al momento de la redada junto con uno de sus dos hijos, en ese entonces de seis años, que según testigos, jugaba en el patio de la mansión rodeado de policías armados con rifles.
Los agentes cuestionaron a Tomoiyi sobre la enorme cantidad de dinero escondido en su casa. Les aseguró que ella no tenía idea que estaba ahí, mucho menos de dónde provenía. Su esposo no hablaba con ella de negocios y ella no hacía preguntas. Cuando la cuestionaron sobre la ubicación de su esposo, la respuesta fue la misma.
Los agentes continuaron buscando pistas del negocio ilegal de Zhenli. Entre los documentos en su estudio encontraron una nota que se lee: “Zhenlin: Espero que se encuentre bien, a raíz de que detuvieron la harina, mis compañeros y yo tenemos algunos problemas por lo que tuvimos que gastar los tres libros que nos obsequió, ahorita ya estoy bien y tengo contacto en la aduana. Llámame para trabajar’’.
Aunque ambigua, esta nota sería utilizada como parte de las pruebas contra Ye Gon en su proceso judicial en Estados Unidos.
Tanto agentes de la PGR como de la DEA concluyeron que la nota fue escrita por uno de los socios de El Chino en referencia al decomiso del cargamento en Lázaro Cárdenas en diciembre de 2006. “Harina” era el nombre clave de los químicos prohibidos. El número de celular, aseguran los agentes, se encontraba desactivado.
No era el primer mensaje sospechoso que encontraban las autoridades sobre Ye Gon. Según expedientes de la PGR, un año antes de la redada, la policía federal había recibido una llamada anónima. La voz desconocida indicó que un hombre llamado Zhenli Ye Gon traficaba sustancias de China para elaborar cristales, el nombre callejero de la metanfetamina. El informante confesó que le había prestado servicios pero que las cosas no habían terminado bien:
“El sujeto chino se negó a pagarle el dinero que le debe por transportar la sustancia”, se lee en el documento. “Derivado de ello el denunciante lo enfrentó y sufrió un atentado…en este momento indica que está huyendo porque corre en peligro su vida’’.
El decomiso del cargamento en Lázaro Cárdenas y las pistas que habían surgido desde finales de 2005 comenzaban a construir una historia convincente para la policía federal y la PGR sobre Ye Gon y su negocio de metanfetamina.
Al caer la noche, los agentes se llevaron el dinero, joyas y todos los documentos que encontraron en la casa. También aseguraron siete armas de fuego, dos de ellas de uso exclusivo del ejército en México.
Además del dinero, los agentes encontraron siete armas de fuego en la casa de Ye Gon.
Todas las personas presentes en el cateo fueron aprehendidos a excepción del hijo de Ye Gon, quien fue entregado a sus abuelos maternos. Los sospechosos incluían a dos choferes, el vigilante de la entrada de la mansión y un jardinero de 17 años de edad que había sido contratado por Ye Gon una semana antes.
La policía federal y la entonces unidad antidrogas de la PGR, SIEDO, habían realizado cateos simultáneos en las oficinas de Unimed en el centro de la Ciudad de México y en la planta de Toluca. Ahí arrestaron a miembros del personal a cargo de la construcción y equipamiento de la planta.
La Operación Dragón concluyó con tres redadas, más de 30 arrestos, millones de billetes confiscados.
¿Y dónde está el dinero?
De acuerdo con la ley mexicana, el gobierno sólo puede apropiarse de los bienes de alguien acusado de narcotráfico cuando éste es hallado culpable. En este caso, Ye Gon aún no recibe una sentencia ni en México ni en Estados Unidos. Sin embargo, el dinero pasó a manos del gobierno mexicano gracias a un par de cláusulas en las leyes penales del país.
Las cláusulas, hoy en día derogadas, indicaban que si el dueño del dinero confiscado no lo reclamaba en un periodo de 90 días después de ser notificado, era considerado un bien abandonado e inmediatamente pasaba a manos del gobierno.
Según reportes del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE), la oficina de decomisos en México, ni Ye Gon, ni alguno de sus representantes legales reclamó la fortuna durante el periodo requerido.
Eso no quiere decir que las autoridades almacenaron el dinero en alguna bóveda durante tres meses, esperando la llegada de su dueño. A tan sólo unos días de haber sido confiscados, los cientos de miles de billetes fueron transferidos a varias cuentas bancarias.
Después de mostrarlos al mundo, PGR depositó los dólares, euros y pesos en Banjército, el banco del ejército mexicano, el único banco público capaz de guardar aquella cantidad. Banejército más tarde transfirió el dinero a las oficinas centrales del Banco Santander en México, esto con el objetivo de certificar y contar el dinero nuevamente. Esta tarea no sería tarea de Santander sino de su socio en Estados Unidos, Bank of America (Bofa). Por esa razón, los dólares viajaron de México a Estados Unidos, a alguna oficina de Bank of America que ni el banco ni el gobierno mexicano han revelado aún. Según el reporte de SAE, BofA contó y analizó el dinero para detectar rastros de falsificación. Alrededor de 21 mil dólares resultaron falsos. El banco exigió alrededor de un millón de dólares por sus servicios, cuota que el gobierno mexicano pagó con el mismo dinero confiscado, medio millón extra fue utilizado para cubrir otros gastos de transporte e impuestos.
El reporte de SAE indica que BofA no devolvió el dinero en físico sino que realizó una transferencia digital del equivalente de regreso a Santander. Las autoridades mexicanas explican en el reporte que 205 millones de dólares no pueden permanecer en efectivo en ningún banco o institución financiera en México por cuestiones de seguridad y por los altos intereses que produce mantener esa cantidad en físico.
Univision contactó a BofA para confirmar las operaciones del dinero en sus oficinas, pero declinó revelar cualquier información al respecto ya que podría romper el contrato de confidencialidad entre el banco y el gobierno mexicano.
A finales de abril de 2007, el dinero en forma digital regresó a las cuentas de Banjército. Para ese entonces, Ye Gon todavía tenía dos meses más para reclamar su fortuna.
La parte más enigmática del reporte de SAE, hasta ahora el único documento que explica que sucedió con el dinero de Ye Gon, es una oración que dice: “no constituye prueba’’. A pesar de que la DEA y la fiscalía habían concluido que los más de 200 millones de dólares en efectivo probablemente eran ganancias del narcotráfico, la PGR consideró que no era necesario mantener el dinero en físico como parte de su investigación contra Ye Gon. Hasta ahora nadie ha ofrecido una explicación.
La PGR consideró que no era necesario mantener el dinero en físico como parte de su investigación.
Noventa días transcurrieron desde la redada en la mansión de las Lomas. Según una notificación de SAE publicada en los principales diarios mexicanos, nadie reclamó el dinero. El paso a seguir, como lo indicaba la ley en ese entonces, era dividir el dinero en tres partes y donarlo a la PGR, la Secretaría de Salud y al Consejo de la Judicatura Federal, la institución a cargo de vigilar y administrar las cortes federales en México.
El criterio de distribución se basaba en que la ley mexicana considera que el dinero confiscado durante una investigación de narcotráfico debe ser reutilizado en beneficio del combate al narcotráfico. La PGR persigue narcotraficantes, el poder Judicial los sanciona y la Secretaría de Salud atiende a las víctimas del narcotráfico, incluyendo y principalmente gente con problemas de adicción.
Cada institución recibió alrededor de 68 millones de dólares. La PGR anunció que utilizaría el dinero para el combate al narcotráfico. Su reporte de gastos, que se reduce a una hoja de balance, indica que la procuraduría invirtió alrededor de ocho millones de dólares en equipo para operaciones e investigación y alrededor de 20 millones de dólares en remodelación y compra de edificios para oficinas y casi la misma cantidad en sistemas de seguridad para los edificios. Alrededor de un millón de dólares fue gastado en vehículos y el resto fue utilizado para cubrir impuestos derivados de la compra de propiedades.
A la fecha la PGR no ha revelado sus criterios de compra y mucho menos los beneficios de éstas en el combate al narcotráfico.
Según sus reportes, la Secretaría de Salud utilizó el dinero para construir 240 centros de rehabilitación en todo el país y el resto lo entregó a los estados para sus campañas para combatir adicciones. Tampoco existen reportes que indiquen si los centros y el aumento del presupuesto tuvieron un impacto en el índice de adicciones en el país.
El Consejo de la Judicatura depositó su parte en un fondo de inversión utilizado para renovar juzgados, ofrecer entrenamiento a funcionarios del poder judicial y en general “mejorar sus servicios”. En un memorándum entregado a Univision la CJF indica que no es posible saber cómo se ha gastado específicamente el dinero de Ye Gon o si se ha gastado aún, ya que no es posible distinguirlo del resto del fondo.
Alrededor de 5 mil 700 artículos de valor confiscados en la mansión Ye Gon, la oficinas y la planta de Unimed—muebles, joyería y automóviles—fueron subastados por SAE. La oficina obtuvo alrededor de 63 millones de pesos o 6 millones de dólares de las subastas.
Las propiedades, incluida la mansión de Las Lomas, continúan bajo custodia de esta agencia. Ex-vecinos de Ye Gon consultados por Univision aseguran que el gobierno mexicano ha intentado utilizar el lugar para oficinas de la PGR y otras dependencias, pero la asociación de vecinos ha frustrado todos sus esfuerzos.
Hoy en día, la ostentosa mansión permanece abandonada la misma suerte que parece esperarle a los procesos judiciales en México para establecer el origen del dinero.
Apartes de la entrevista con Ye Gon
El 1 de julio de 2015 los reporteros Gerardo Reyes y Tomás Ocaña de Univison Investiga entrevistaron a Zhenli Ye Gon en la prisión regional del distrito centro de Virginia. En la entrevista estuvo presente el abogado del preso, Greg Smith, quien puso como condición que la misma se hiciese en inglés por su desconocimiento del español, lengua que Ye Gon habla pero no domina. La dirección del penal solo permitió la entrada a los periodistas con bolígrafo, papel y grabadora. El empresario respondió las preguntas tras una lámina de cristal.
El penal se encuentra a casi dos horas en coche de Washington, en medio de verdes parajes. Por tratarse de un recinto estatal de mediana seguridad el ambiente no es tan estricto como en otras cárceles. Ye Gon fue trasladado allí, según dijo, después de recibir numerosas amenazas en una prisión federal de máxima seguridad. En la sala de entrada del penal se agolpaban los familiares que visitan a los reos. El español era la lengua dominante en la sala. Tras el proceso de identificación pertinente, y la entrega de los celulares, la espera tuvo lugar en otra estancia en el interior de la prisión que sirve de antesala habitual a los abogados de los reos.
La dirección del penal solo permitió la entrada con bolígrafo, papel y grabadora.
Desde la misma puede observarse la oficina de traslados donde ocho filas de esposas y cadenas de todos los tipos y tamaños cuelgan de las paredes.
La entrevista se realizó en una sala de visitas privada. Aunque la sala estaba equipada con teléfonos para mejorar la comunicación, la conversación tuvo lugar a viva voz para que todos pudieran escucharse y con el objetivo de que la grabadora pudiese capturar la voz. El ambiente fue reproducido por Univision en las animaciones que ilustran el video del encuentro. Lo que sigue es un extracto de la minuciosa entrevista que duró una hora y 58 minutos.
(La traducción al español de las respuestas de Zhenli Ye Gon no es literal dado que en varias ocasiones confundía palabras o daba explicaciones que fueron utilizadas para entender el sentido de sus comentarios).
EL EFECTIVO
Univision Noticias preguntó sobre los 205 millones de dólares que fueron decomisados en la casa de Ye Gon.
Gerardo Reyes: ¿Usted contó el dinero que estaba guardado en su casa?
Zhenli Ye Gon: Yo nunca cuento el dinero. Era mucho dinero. No podía contar ese dinero. (…) Primero, trajeron un dinero [que se veía que había] circulado. Y después pusieron dinero que no había circulado. Dinero nuevo, nuevecito.
Greg Smith: Sí, no sé si usted ha visto el informe de Chernoff […]. Él es profesor de asuntos latinoamericanos en Georgetown. Él comentó que el dinero que aparece en los videos es dinero nuevo. (…) No era el tipo de dinero arrugado que se consigue en la calle. Parece que vino directamente de un banco.
ZYG: Yo le pregunté a mi abogado cuando me arrestaron. Dijo que se le puede pedir a un funcionario judicial mexicano que realice dos pruebas. Una es la de las huellas digitales. Ese dinero nunca estuvo en circulación. Si usted encuentra una huella digital usted sabe quién trajo el dinero. Después se hace una prueba del ADN para saber quién es quién. (…) Pero nunca hicieron las pruebas. Sólo se llevaron el dinero de manera secreta. Nunca hicieron las pruebas.
GR: ¿Tenían los paquetes algunas señas o símbolos?
ZYG: Bank of America.
GR: Bank of America.
ZYG: Con el sello.
GR: El sello del Bank of…
ZYG: Pusieron el dinero muy amontonado. Si no me equivoco, pusieron como cien mil dólares, ¿okey? Los empaquetaron y luego [pusieron] el sello plástico. Y luego otro sello para cien mil dólares, y otro sello para cien mil dólares. Uno, dos, tres cuatro, cinco sellos con cada paquete. Sellados de esa manera.
GS: No preservaron el dinero como evidencia. Aquí en Estados Unidos habrían preservado el dinero. Ahora ya no hay nada de eso.
GR: De hecho, no sabemos dónde está el dinero.
GS: Cierto. De modo que se hace imposible realizar las pruebas que él mencionó, porque no se preservó [el dinero].
¿PRODUCÍA DROGAS?
Ye Gon ha sido señalado como el mayor traficante de metanfetaminas en México, Pero, ¿Tuvo relación con los capos del narcotráfico?
GR: ¿Intentó contactarlo algún capo de la droga, como El Chapo, para hacer negocios con usted?
ZYG: No lo creo. No pasó nunca. Yo no los conozco. Quizás ellos me conozcan a mí, porque estoy en primera línea. Todo el mundo me conoce. Pero yo nunca negocié con esa clase de gente.
GS: Las auditorías mostraron que sus importaciones estaban limpias de sustancias controladas.
ZYG: Las materias primas que yo importaba desde China no eran sustancias controladas, de ninguna manera. Cuando me arrestaron, una semana después de que mi casa en México fue allanada por el gobierno mexicano, los de la DEA de Estados Unidos, usted sabe, la DEA, fueron a China, fueron a ver a mi proveedor, Chifeng Arker, y permanecieron allí por casi dos semanas. Querían saber qué tipo de materia prima les compraba yo. Ellos les explicaron todo. (…) No había ninguna sustancia controlada.
GR: En su mejor momento, ¿cuánto era el total de sus activos [de su patrimonio] en México?
ZYG: Casi 100 millones de dólares.
GR: ¿Era usted consciente de que otras personas estaban usando su producto para fabricar la droga ilegal?
ZYG: No. Nunca. No. (…) Trataron de tenderme una trampa y hacerme caer.
MIEDO A LA EXTRADICIÓN
En Estados Unidos no le probaron nada a Ye Gon, pero México lo está pidiendo en extradición.
GR: ¿Háblenos de su relación con la familia presidencial del señor Fox? ¿Cómo lo conoció?
ZYG: ¿Está usted hablando sobre Vicente Fox?
GR: Sí.
ZYG: Bueno, este es un tema sumamente delicado. No quiero hablar sobre ello. Por favor, entiéndame.
GR: ¿Por qué? Si usted era un empresario y es normal que usted conozca a un presidente o a los hijos del presidente.
GS: Usted probablemente sabe esto, pero fue el presidente Fox fue quien le tomó el juramento cuando él se hizo ciudadano mexicano. El presidente Fox presidió la ceremonia.
GR: Usted ha dicho que tiene miedo de regresar a México. Su abogado también lo ha dicho. Pero, ¿a quién le tiene miedo usted?
ZYG: No es sólo miedo. Si regreso a México son muchos los problemas que me seguirían. Muchas, muchas dificultades. De modo que…
GR: ¿Tiene usted enemigos en México?
ZYG: Claro que sí. Tengo muchos.
GR: ¿Quiénes son sus enemigos?
ZYG: Los políticos, la policía y los competidores comerciales. (…) Yo recibí una carta recientemente. La carta decía: “el gobierno de Estados Unidos no te ayudará. Tu abogado no te ayudará. Solo nosotros podemos ayudarte. Pero tienes que seguir nuestras instrucciones. Si no sigues nuestras instrucciones te quedarás en la cárcel para siempre.Tú no sabes dónde estará tu futuro”. ¿Okey? Me piden que los contacte directamente y ellos encontrarán una vía para resolver mis problemas. Ese tipo de cosas.