domingo, 17 de enero de 2021

NUEVO LEON AUN se ACUERDA de la CAIDA de JUAN GARCIA ABREGO CAPO del CARTEL del GOLFO el 15 de ENERO de 1996...un Cartel fundado en suciedad con el extinto "Comandante Calderoni".


Si 1994 fue un año de tempestades en el país, para Nuevo León lo fue 1996.

La Ciudad se preparaba para los festejos por los 400 años de fundación. Aún gobernaba el Estado Sócrates Rizzo, llevaba poco más de un año la presidencia de Ernesto Zedillo y bajo sus órdenes ya había sido encarcelado Raúl Salinas de Gortari, hermano de su predecesor, acusado de enriquecimiento ilícito y, más adelante, del asesinato del diputado Manuel Muñoz Rocha, delitos de los que lo absolverían una década después.

Tras la estela de sangre que dejó 1994 -la rebelión en Chiapas, el asesinato de Luis Donaldo Colosio y el de José Francisco Ruiz Massieu-, el narcotráfico aparecía una y otra vez en cuanto magnicidio y suceso violento. 

"En tiempos de paz, México libra una guerra: la guerra contra el narcotráfico", dijo ante la Asamblea General de la ONU el entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari, batalla que no erradicó. De acuerdo con especialistas, apenas cambiaron nombres: Miguel Ángel Félix Gallardo fue a la cárcel, los hermanos Arellano Félix y Joaquín "El Chapo" Guzmán peleaban territorios y Juan N. Guerra, por décadas contrabandista junto con sus hermanos, había delegado en la madurez el bastón de mando a su sobrino Juan García Ábrego.

Nacido el 13 de septiembre de 1944 en la comunidad La Paloma, en el Condado Cameron al sur de Texas, García Ábrego se dedicó a la agricultura y desde Matamoros empezó el trasiego de drogas a Estados Unidos, al tiempo vinculado con colombianos. El "bautizo" como líder habrá sido en los 80 en el restaurante de su tío, el Piedras Negras. Así nació en forma el Cartel del Golfo.

García Ábrego le insistió a su tío en que traficaran drogas, lo que el decano, al estilo de Vito Corleone en El Padrino, se habría resistido hasta que terminó por aceptar la conversión, lo que llevó al Cartel del Golfo a ser la organización criminal más poderosa del continente, de acuerdo con el especialista en seguridad Eduardo Guerrero Gutiérrez.

Escribió en Nexos: 

"Pero con el ascenso vino la notoriedad, y con ello el acoso de Estados Unidos. En 1993 el gobierno mexicano -presionado por Washington- creó un equipo especial de 50 agentes para detener a García Ábrego y en 1995 el FBI lo colocó entre los 10 más buscados -fue el primer narcotraficante en entrar en la lista-. A pesar de los esfuerzos la cacería se volvió frustrante. García Ábrego era un capo elusivo, siempre un paso adelante de quienes lo perseguían".

En realidad, estaba bien cubierto. De acuerdo con fuentes oficiales que prefieren omitir su identidad, García Ábrego creció bajo el resguardo de gobiernos y autoridades policiacas corruptas (incluso hay quienes sostienen una amistad con Raúl Salinas), pero la presión de la DEA y el apremio de Zedillo de romper con la anterior administración y dar un golpe de autoridad, cercaron al capo.

De esta manera el 15 de enero de 1996 la Ciudad despertó con una novedad sin precedentes: Nuevo León era tierra de narcos. García Ábrego había sido arrestado una noche antes en una finca modesta de Juárez, Nuevo León, en un operativo del efímero Instituto Nacional de Combate a las Drogas en el que no hubo disparos y de inmediato fue extraditado a Estados Unidos, donde le dictarían 11 cadenas perpetuas.

"¡¿A dónde me llevan?!", rugió el capo cuando lo cargaron para subirlo al avión que lo trasladaría a Houston. Era el mismo que horas antes en el hangar de la Ciudad de México se burlaba: "¡Me la van a pelar!".

Trascendió que socios habían delatado su ubicación, pero también que él mismo, ya cercado por los cambios políticos (su hermano Humberto ya había sido detenido, aunque se fugaría), se alistó para entregarse. Quizá lo que no esperó fue la extradición, la más exprés que se recuerde en la historia moderna de México: el mismo día de su captura.

"Se nos puso muy loco", dijo entonces un funcionario de la PGR. "Pensamos que se nos iba a morir".

El corpulento capo, afecto al whisky y a las joyas, supersticioso y mujeriego; autor de masacres, dueño de fortunas y pagos millonarios a burócratas y policías que jamás pisaron la cárcel, fue obligado a abordar. Vino después el liderazgo de Oziel Cárdenas, la formación y emancipación del brazo armado, los crueles Zetas, y su detención en el 2003 y extradición. Como en todos esos grupos, los liderazgos se reemplazan casi de inmediato.

En ese 1996 sucederían en cascada pasajes diversos: el asesinato del oscuro abogado Leopoldo del Real, la aprehensión de lugartenientes del Cartel del Golfo en todo el país, la solicitud de licencia del Gobernador Sócrates Rizzo y la detención de funcionarios, la pálida vinculación de García Abrego con el asesinato de Colosio, el exilio de Carlos Salinas. Años siniestros.

"La detención de García Ábrego nos puso en el mapa y abrió la puerta para una descomposición brutal", afirma un ex funcionario de justicia. "El resto lo hicieron las erráticas administraciones posteriores, la corrupción y, desde luego, la participación cada vez mayor de la DEA".

A los 77 años, García Abrego sigue recluido en Estados Unidos. De acuerdo con sus sentencias, el capo no saldrá en vida. Tampoco ha revelado sus componendas con el poder, ésas que lo hicieron uno de los más temidos.

Monterrey, pese a todo, celebró ese 20 de septiembre de 1996 su 400 aniversario de fundación. Todo fue una fiesta en esos días.

Los peores años estaban por venir.

fuente.-



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