Las críticas a la secretaria Olga Sánchez Cordero han ido creciendo desde varios flancos sensibles, sobre todo a lo largo de mayo, el mes en que, hasta su jefe, el presidente Andrés Manuel López Obrador, le ha lanzado duros mensajes que, al parecer, la prestigiada ministra en retiro no ha asimilado de manera certera.
Resulta que en círculos legislativos se comenta que el principal encargo de la secretaria Sánchez Cordero es llevar a buen puerto la relación con los gobernadores, cosa que no ha sucedido. Por un lado, no ha podido contener a los gobernadores del norte y occidente del país, quienes, además de buscar modificar los términos del pacto fiscal, están en franca rebeldía por las medidas que ha tomado la federación para enfrentar la Covid-19. El asunto se ha salido tanto de control que cada estado llevará su Semáforo y tomará medidas diferenciadas, muchas de ellas contrarias a las indicaciones del subsecretario Hugo López-Gatell.
Así, gobernadores como Enrique Alfaro, de Jalisco, y Miguel Ángel Riquelme, de Coahuila, han adquirido un protagonismo inusitado. Los casos del mandatario independiente, de quien se sabe buscará la candidatura presidencial en 2024, y el priísta, quien comienza a granjearse espacios de visibilidad y poder, están llamando la atención en espacios legislativos, donde se señala que “la mano suave de Cordero” ha propiciado vacíos políticos que están siendo ocupados por gobernadores de oposición.
Nos comentan que los embates de AMLO contra “la jugada feminista” de Sánchez Cordero son en el fondo una señal para que la secretaria de Gobernación termine de entender que su principal misión es meter a los gobernadores en cintura, y no azuzar una discusión que ponga en primera línea el tema de la violencia contra las mujeres. El presidente verdaderamente piensa que este no es un problema de primer orden, tanto que lo ha expresado ya en varias ocasiones. También ha deslizado que la iniciativa de ley para despenalizar el aborto a nivel nacional no está en el ánimo de Presidencia.
EL PRESIDENTE LE QUITA BANDERAS
Sin esas banderas, el combate frontal a la violencia de género y la ley en favor del aborto, Olga ha ido perdiendo la confianza y el apoyo de legisladoras influyentes que ahora calculan que esas batallas no podrán ganarse durante este sexenio. La vena conservadora de AMLO parece ser un dique infranqueable para la lucha feminista. Esta circunstancia ha minado el poder de la encargada de la política interior, tanto que los motes a su función proliferan a sus espaldas: “la secretaria florero” y “la secretaria invisible” son lo que más se escuchan, tanto en las conversaciones de sus compañeras de gabinete como entre las legisladoras que controlan la agenda de género.
La diputada Martha Tagle, de Movimiento Ciudadano, alzó la voz con firmeza luego de la insensible campaña “Cuenta hasta 10”, donde el Consejo Nacional de Población (Conapo), en vez de visibilizar a las mujeres como víctimas de un problema de violencia creciente, parece invitarlas a reflexionar antes de enfadarse. Un discurso a todas luces misógino.
“Antes de que la violencia se apodere de ti, antes de que te enojes con tu pareja, antes de que te desesperes: cuenta, cuenta, cuenta. Cuenta hasta 10 y saca la bandera blanca de la paz”, señalan los videos y spots de radio. Al parecer, sólo Conapo y Presidencia no ven lo evidente: es una campaña machista.
La diputada Wendy Briceño y la senadora Malú Micher, ambas de Morena, también han ido subiendo el volumen a sus críticas, porque no ven señales claras de que el gobierno federal empuje cambios para favorecer la agenda de género, un tema que les ocupa puesto que se desempeñan como las presidentas de las comisiones de género en sus respectivas cámaras.
La secretaria Sánchez Cordero ha dado una lucha por las causas feministas no de ahora, sino de años, y lo saben las legisladoras y compañeras de gabinete, pero desde Palacio Nacional los mensajes son claros: su tarea es orquestar una estrategia política para que los gobernadores no obtengan ganancias de cara a las elecciones intermedias de 2021. Y ahí está fallando la interlocución de la ministra en retiro.
UN DISCURSO FRENTE A AMLO
Otro frente abierto que juega contra la secretaria de Gobernación es la crítica cada vez más sonora que proviene desde las organizaciones de la sociedad civil, un sector que la ha venido apoyando, pero ahora cuestiona su eficacia para llevar a buen puerto las causas que las ocupan: frenar la violencia de género y lograr que se apruebe la despenalización del aborto a nivel nacional. El cálculo desde estos grupos también apunta a que Olga no logrará abrir la posición conservadora del presidente de México.
Aun así, hace unos días Sánchez Cordero alzó la voz frente a López Obrador, durante la mañanera del 20 de mayo. Ahí, con el presidente a sus espaldas, dijo: “Tenemos un sistema patriarcal y por supuesto que existe el machismo y en ese sentido, tenemos que reconocer que hay violencia en muchas ocasiones en contra de las mujeres”. Los observadores notaron a una secretaria inusualmente nerviosa –voz entrecortada– en esa ocasión.
Poco antes, el 6 de mayo, AMLO había agitado el agua donde se mueven los defensores de los derechos de las mujeres, cuando opinó: “En el caso de la violencia en general y contra las mujeres no hemos nosotros advertido un incremento, desde luego la forma que tenemos de medirlo, son las denuncias que se nos presentan, puede haber cifra negra, pero en las denuncias no ha habido”.
Y para rematar, luego del escándalo por la campaña “Cuenta hasta 10”, López Obrador defendió los videos difundidos por Conapo, y pidió “no exagerar” porque su movimiento lleva años defendiendo los derechos de las mujeres.
Así, con su jefe mandándole señales políticas y arrebatándole banderas de lucha, la secretaria Sánchez Cordero enfrenta por estos días un problema de dimensiones pocas veces vista: ¿Cómo hacer que se sienta y se note el poder de la secretaria de Gobernación?.
fuente.-@emeequis/
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