El 17 de octubre de 2019, Ovidio Guzmán fue capturado por fuerzas federales y liberado el mismo día, luego de graves hechos de violencia.
¿Quién dio esa orden? Hasta hace algunos días, la respuesta oficial había sido categórica: no el presidente de la República.
En la conferencia mañanera del 18 de octubre, el presidente Andrés Manuel López Obrador recibió una pregunta concreta de un reportero: ¿quién o quienes fueron los que dieron la orden de liberar al hijo de Joaquín Guzmán Loera? Y la respuesta fue la siguiente: “La decisión la tomó el Gabinete de Seguridad de manera conjunta, colegiada, los secretarios, repito, de la Defensa, de Marina, de Seguridad Pública. Yo respaldé esa postura porque considero que lo más importante es la protección de las personas.”
Pues resulta que eso no es cierto. El desmentido vino de una voz indudablemente autorizada: el propio López Obrador. En la conferencia mañanera del viernes pasado, el presidente hizo la siguiente afirmación: “Cuando se decidió, para no poner en riesgo a la población, para que no se afectara a civiles, porque iban a perder la vida si no suspendíamos el operativo más de 200 personas inocentes en Culiacán, Sinaloa, y se tomó la decisión, yo ordené que se detuviera ese operativo y que se dejara en libertad a este presunto delincuente.”
Esto tiene implicaciones serias. Las dos versiones no pueden ser simultáneamente ciertas: el gabinete tomó la decisión y el presidente solo la avaló, o bien el presidente dio la instrucción y el gabinete la ejecutó. Considerando el estilo de gobierno de López Obrador y los reflejos institucionales del Ejército, me parece más creíble la segunda versión. Pero eso obliga a una pregunta: ¿por qué mintió el presidente al día siguiente de los hechos? ¿Por qué se quiso deslindar personalmente de la decisión de liberar a Ovidio Guzmán?
Con esto, hay que poner en duda buena parte de la historia oficial, sobre todo si se considera que se trata de la segunda gran mentira sobre el Culiacanazo que ha quedado al descubierto. La noche misma del operativo, en una conferencia de prensa del gabinete de seguridad, el secretario de Seguridad Alfonso Durazo afirmó que lo sucedido ese día había sido resultado de un enfrentamiento fortuito.
Al día siguiente, el propio gobierno admitió la existencia de un operativo planeado durante semanas. Para justificarse, afirmó posteriormente que no había mentido, que solo se dio la información con la que se contaba en ese momento. La línea de tiempo presentada por Sedena demostró que eso era un embuste: el gabinete de seguridad le informó al presidente sobre los hechos casi tres horas antes de la decisión de parar el operativo.
Dados esos antecedentes, cabe la pregunta de qué más no es cierto. Se ha dicho varias veces que ni el presidente ni el secretario de la Defensa Nacional estaban enterados del operativo hasta que empezó la balacera ¿Es correcta esa versión o surgirá alguna narrativa distinta en los próximos meses? Se ha dicho que, a todo lo largo de esa tarde, no se negoció nada con los delincuentes, que simplemente se liberó a Ovidio con la expectativa de que eso destensaría la situación y los rehenes militares que estaban en manos de los sicarios aparecerían sanos y salvos ¿Es cierto o también hay gato encerrado? Asimismo, se ha dicho que no hubo ninguna participación estadounidense en la planeación o ejecución del operativo, que ellos solo se limitaron a solicitar la extradición ¿Es cierto o nos vamos a enterar de algo diferente en el futuro?
En resumen, la versión oficial del Culiacanazo hace agua por todos lados. Parece ya ser hora de que se diga la verdad.
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