La Suprema Corte de Estados Unidos impidió este jueves que dos empresas estadounidenses de armas sean demandadas por el Gobierno de México, que las acusó de ayudar al tráfico ilegal de armas de fuego a los cárteles de la droga y de alimentar la violencia armada en el país.
En un fallo de 9-0, los jueces anularon la sentencia de un tribunal inferior que había permitido que prosiguiera la demanda contra el fabricante de armas de fuego Smith & Wesson y el distribuidor Interstate Arms. El tribunal de primera instancia había considerado plausible el argumento de México de que las empresas ayudaron e instigaron la venta ilegal de armas, perjudicando a su Gobierno.
¿Por qué la defensa de México fue más ilusa que tonta?
La defensa de México ante la Suprema Corte de Estados Unidos en la demanda contra los fabricantes de armas estadounidenses puede calificarse como “ilusoria más que tonta” por varias razones jurídicas y estratégicas que se desprenden tanto del fallo como de la argumentación de las partes.
1. Marco legal estadounidense: un muro casi infranqueable
La defensa de México fue más ilusa que tonta, un tanto ingenua y carente de expectativas poco realistas frente a la realidad jurídica de Estados Unidos.
1. Comprensión del contexto legal estadounidense
Los abogados del gobierno sabían perfectamente a qué se enfrentaban. La Ley de Protección del Comercio Legal de Armas (PLCAA) es clara y fue creada precisamente para blindar a los fabricantes y distribuidores de armas contra demandas civiles por el uso criminal de sus productos. Pretender que la Suprema Corte de Estados Unidos haría una excepción significativa a esta ley era, más bien, una apuesta arriesgada y optimista, más cercana a la ilusión que la “tontejez mental”.
2. Estrategia con valor simbólico, pero poco sustento práctico
La demanda de México tuvo un fuerte valor simbólico y mediático: buscaba llamar la atención internacional sobre la responsabilidad de la industria armamentista en la violencia mexicana. Sin embargo, desde el punto de vista jurídico, la estrategia se sustentó en argumentos que difícilmente prosperarían bajo las reglas estadounidenses. No fue un error elemental, sino una esperanza de que la presión política y social pudiera influir en la interpretación de la ley.
3. Falta de pruebas directas: un obstáculo insalvable
México intentó demostrar que las empresas armamentistas sabían o debían saber que sus armas terminarían en manos de los cárteles, pero no pudo aportar pruebas directas de complicidad en transacciones ilegales específicas. La Corte Suprema fue tajante: sin hechos concretos, no hay caso. Esto no fue una torpeza jurídica, sino una apuesta por una interpretación amplia de la ley, que resultó demasiado optimista.
4. Ilusión de un cambio desde el exterior
La demanda reflejó la ilusión de que, desde el extranjero, se podría modificar la conducta de una industria estadounidense protegida por una legislación hecha a su medida. México, más que cometer un error de cálculo, confió en que la gravedad de la crisis de violencia y el impacto internacional del tráfico de armas podrían abrir una puerta legal que, en la práctica, estaba cerrada.
5. Conclusión
La defensa de México fue más ilusa que tonta porque partió de una esperanza legítima, pero poco realista, de que la Suprema Corte de Estados Unidos reinterpretara o flexibilizara una ley diseñada para proteger a la industria armamentista. No fue una estrategia carente de inteligencia, salvo la cognoscitiva juridica, una apuesta política con escasas probabilidades de éxito real, pero con gran valor simbólico y mediático que no se adelanto a que iba ser una perdida de tiempo y dinero que pagan contribuyentes igual de ilusos.
Con informacion: ELNORTE/













