Desde su creación, hace 75 años, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés) no solo se ha convertido en la principal referencia sobre espionaje sino que, además, se ha visto involucrada en innumerables escándalos que van desde intentar controlar la mente humana hasta magnicidios frustrados y revelaciones sobre despiadadas técnicas de tortura.
Fundada mediante el Acta de Seguridad Nacional, firmada el 26 de julio de 1947 por el presidente John S. Truman, la CIA le tomó la posta a las diferentes agencias creadas en Estados Unidos después de la Primera Guerra Mundial para recolectar información de interés nacional, entre las que destacan, por ejemplo, la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) y la Oficina del Coordinador de Información (COI).
Para su creación, la Segunda Guerra Mundial recién terminaba, pero la Guerra Fría comenzaba a escribir sus primeros capítulos. Este último resultó siendo un periodo clave para forjar la leyenda de la Agencia.
La CIA estuvo destinada desde su origen a recabar información sobre amenazas extranjeras que pusieran en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos. Mientras que el FBI se encargaría de la seguridad dentro de las fronteras.
Todos los agentes cuyas misiones requerían acciones encubiertas portaban uno de estos kits de disfraz, para poder alterar su imagen rápidamente.
La historia, sin embargo, demostraría que la CIA no limitó sus actividades a territorio extrafronterizo.
Sus inicios
Durante sus primeros años, la influencia de la CIA creció exponencialmente. El Director de la Central de Inteligencia (DCI) reportaba directamente al presidente y recibió la autorización para financiar operaciones secretas, además de desarrollar prácticas que se alejaban de las regulaciones tradicionales del gobierno.
Fue en esta época cuando se desarrollaron algunos de los programas más controversiales de la Agencia. En 1953, por ejemplo, se dio inicio a MK Ultra, un intento de controlar la mente mediante drogas y técnicas de estrés con la que buscaban extraer información de agentes enemigos.
Entre 1953 y 1973, cuando finalmente fue desactivado, la CIA realizó pruebas para MK Ultra en 80 instituciones estadounidenses. En ellas se utilizaron a ciudadanos tanto de Estados Unidos como de Canadá que fueron sometidos sin su consentimiento.
Este maletín perteneció a Tony Mendez. Según el Museo Internacional del Espionaje, incluía una peluca, anteojos y maquillaje para modificar un bigote falso.
Por otro lado, esta etapa también fue una de las más prolíficas en la investigación de venenos y químicos destinados a eliminar objetivos específicos. Estos eran camuflados en objetos de uso diario como espuma para afeitar, desodorantes o cartuchos de tinta.
“Los primeros años fueron, efectivamente, caóticos”, comenta a El Comercio Eric Frattini, escritor peruano-español autor de los libros “CIA. Historia de la Compañía” (EDAF, 2005) y “CIA. Joyas de la Familia” (Ediciones Martínez Roca, 2008).
“Eso se debió a que la CIA se crea luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando se tenía como enemigo al nazismo, y descubre que su nuevo enemigo es el comunismo de la Unión Soviética. Pensemos que debes cambiar la mentalidad de los líderes y la estructura para indicar que su enemigo ya no eran los alemanes sino agentes soviéticos”, apunta Frattini.
El arte del espionaje
La Guerra Fría fue el periodo en el que las agencias de inteligencia se dedicaron a desarrollar algunos de los artículos de espionaje y contraespionaje más insólitos.
Con el paso de los años, las técnicas y dispositivos desarrollados fueron desclasificados para ser expuestos en lugares como el Museo de la CIA o el Museo Internacional de Espionaje.
En el 2020, adicionalmente, la revista Wired entrevistó a Jonna Mendez, antigua jefa de disfraces en la Oficina de Asuntos Técnicos. Según la investigación de Frattini, dicho departamento es conocido como el Reino Mágico dentro de la CIA y en él se encargan de diseñar y fabricar los dispositivos que utilizan los agentes en sus operaciones.
Una punta de diamante capaz de cortar metal, equipo de pesca, una cuchilla de cerámica, una ganzúa y una pequeña multiherramienta conformaban este pequeño kit de evasión y supervivencia.
En una serie de videos, Mendez enumera una serie de artilugios utilizados por los agentes estadounidenses para evadir la vigilancia soviética durante sus operaciones en Moscú. Destaca, por ejemplo, un sistema de comunicaciones portátil capaz de detectar frecuencias de radio dentro de la casa en la que se encontraba el agente, una máscara hiperrealista que el agente podía ponerse en solo cinco segundos o unos lentes que contenían una pastilla de cianuro en una de las patas para que el agente pueda suicidarse ante un inminente arresto.
En otro video, Mendez explica cómo los agentes debían mimetizarse con su entorno durante las misiones. La exfuncionaria detalla que la forma en la que se agarran los cubiertos al comer o apoyar el peso sobre una pierna al estar parado podría revelar si la persona es europea o norteamericana.
“El disfraz no es solo el rostro que presentas. Son los secretos de 6.000 años de antigüedad, la capacidad de crear ilusiones. La esencia es ilusión y engaño”, explicaba en el 2019 Tony Mendez, esposo y predecesor en el cargo de Jonna, al ganador del premio Pulitzer y autor del libro “Legado de cenizas. Historia de la CIA” (Debate, 2008), Tim Weiner, para un artículo publicado en político.
Desarrollado en la década de 1970, el insectocóptero fue el primer vehículo volador del tamaño de un bicho. Fue diseñado para poder escuchar conversaciones sin llamar la atención.
Tony Mendez participó en la operación para sacar de Irán a seis estadounidenses que habían conseguido escapar de la toma de la embajada en Teherán, en 1980.
La historia del rescate, conseguido tras hacerse pasar por un equipo de producción que grabaría una película en Teherán, fue interpretada posteriormente en Argo, película ganadora del Oscar en el 2013.
Los mayores escándalos
Con la llegada de Gerald Ford a la presidencia, luego del famoso caso Watergate que llevó a Richard Nixon a renunciar al cargo, la CIA sufriría su primer gran terremoto institucional.
En 1974, el diario The New York Times publicó un artículo donde revelaba las actividades realizadas por la CIA dentro de territorio estadounidense, incluidos los experimentos en sus ciudadanos.
A raíz del escándalo, en 1975 Ford ordenó la creación de una Comisión Presidencial sobre las actividades de la CIA, esta estuvo a cargo del vicepresidente Nelson Rockefeller, por lo que terminó conociéndose como la Comisión Rockefeller.
En el Capitolio, mientras tanto, también se crearon dos comisiones: el Comité Church en el Senado y el Comité Pike en la Cámara de Representantes.
La información recopilada por el director de la CIA, William Colby, a pedido de Ford, se conoció posteriormente como Las Joyas de la Familia. “La mayor parte (de los documentos recopilados) son poco favorecedores”, admitiría en el 2007 el entonces jefe de la Agencia, Michael Hayden, luego de que los archivos sean publicados en la página web de la CIA.
En resumen, el dossier presentado por Colby recogía que entre 1953 y 1973 la CIA estuvo involucrada en múltiples intentos de asesinato del dictador cubano Fidel Castro, en el magnicidio del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, actividades en torno a Salvador Allende, vigilancia a reporteros de The Washington Post, la apertura de correo que llegaba desde la Unión Soviética y China, el financiamiento de programas como MK Ultra, entre otros.
La CIA, además, se vio salpicada por el caso Watergate, pues pese a que no habría tenido participación directa, dos exagentes de la Agencia estuvieron involucrados en la instalación de los equipos para espiar al Comité Nacional Demócrata bajo órdenes de Nixon.
Saltando en el tiempo, una de las cicatrices más profundas para la CIA es su fallo en torno a los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001. En 1999, la Agencia había detectado una reunión de Al Qaeda en Malasia en la que participaron dos terroristas que luego secuestrarían uno de los aviones.
Los radicales habían ingresado previamente a territorio estadounidense, pero la CIA no lo reportó asumiendo que sería tarea del FBI.
Durante los últimos años, la CIA se ha visto involucrada nuevamente en escándalos relacionados con técnicas de tortura, secuestros de prisioneros en “lugares oscuros” (centros de detención de los que no se tiene información) y el espionaje durante más de 50 años a gobiernos aliados mediante una falsa compañía de telecomunicaciones.
“La CIA tiene el inusual problema de ser un servicio secreto de inteligencia en una sociedad democrática abierta”, comentó a la agencia EFE Tim Weiner.
La agencia de hoy
Con los atentados terroristas del 11 de septiembre muchas cosas cambiaron en Estados Unidos. La CIA, por supuesto, no fue la excepción.
Ni nazis, ni comunistas, ni escándalos políticos. El terrorismo internacional se había convertido en la principal prioridad para la Agencia.
Inicialmente, el interés de la CIA estuvo puesto sobre Al Qaeda, el principal grupo terrorista y autor del ataque a las Torres Gemelas. Durante la Administración de George W. Bush, sin embargo, la CIA fue una de las responsables de asegurar que Irak poseía armas de destrucción masiva, la justificación de Bush para invadir dicho país generando la inestabilidad que se sufre hasta estos días.
El surgimiento del Estado Islámico y el nuevo tipo de atentados que realizaron durante sus años con mayor influencia, donde reemplazaron los ataques contra edificios gubernamentales por incursiones contra la población civil de forma aleatoria, obligó a la CIA -y a todas las agencias de Inteligencia del mundo - a reformular su trabajo.
“Ese es el nuevo terrorismo al que nos enfrentamos. La CIA ha tenido que cambiar su mentalidad, ha pasado de buscar a miembros de Al Qaeda en las montañas de Afganistán a colaborar con el Departamento de Seguridad Nacional en busca de estos nuevos terroristas”, comenta al respecto Frattini.