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lunes, 3 de noviembre de 2014

Los OTROS DESAPARECIDOS de IGUALA...Los que nadie busco...ni buscaran.

  • El macabro voceador del periódico amarillista vespertino anuncia por el altavoz que los 43 normalistas son buscados por militares, marinos y federales en el basurero de Cocula, y al señor Félix Pita y la señora Guadalupe Orozco se les encoge el corazón, reviven la ausencia de sus respectivos hijos, también desaparecidos en Iguala y a los que nadie nunca buscó. Los suyos, dicen, no fueron llevados por la policía municipal, a ellos se los llevó el Ejército.

Iguala,Gro.-03/Nov/2014 (Proceso) Ellos aseguran que a sus hijos y a cuatro jóvenes más los desapareció personal del 27 Batallón de Infantería de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), con sede en Iguala. Es el mismo batallón que durante la balacera del pasado 26 de septiembre en la que tres estudiantes normalistas fueron asesinados, 25 heridos (uno tiene muerte cerebral) y 43 desaparecidos no intervino aunque sus instalaciones están a menos de tres kilómetros de donde se dio la cacería.
“No es posible que no nos pongan atención, esas fosas que llevan 50 y tantos cadáveres, también eran jóvenes, eran hijos o padres de familia, a quienes alguien espera, a ellos no les dan importancia, a ellos no los van a identificar. ¿Nosotros no valemos? ¿No es el mismo dolor que sufrieron los estudiantes? ¿Necesitamos hacer destrozos, levantarnos en armas para que nos hagan caso? Ellos mismos, las autoridades, han propiciado todo esto”, dice la señora Orozco, madre del joven desaparecido el 1 de marzo de 2010, Francis Alejandro García Orozco, el cuarto de sus cinco hijos.
“Es como cuando a la herida le pones limón, te identificas con esa gente que después de saber que se los llevaron autoridades y al ver cuántas y cuántas osamentas han encontrado en las fosas, que todas esas personas tienen nombre, hijos, padre, madre, pasaron por todo eso. No está olvidado, está adormecido”, dice el hombre, padre del adolescente Lenin Vladimir Pita Barrera, desaparecido por el Ejército con Francis y otros cuatro jóvenes.
A estas familias nadie les hizo caso. Ni aunque la hermana de Francis Alejandro vio al convoy de militares que acababa de llevarse del bar Cherry’s a su hermano con los cinco acompañantes. Ni aunque cuentan con un video donde se observa el operativo y donde, efectivamente, se aprecia una camioneta que parece militar acompañada con otra que opera sin insignias. Ni aunque un militar aceptó que sí acudieron al bar la noche de la desaparición. Ni aunque la organización internacional Human Rights Watch ha señalado que las pruebas de este caso son contundentes para señalar al Ejército.
A ellos nadie les hizo caso aunque acudieron a justicia militar, la PGR, la Secretaría de Gobernación y las comisiones local y nacional de derechos humanos.
En ese momento el 27 Batallón era comandado por el militar Antonio Reyes Rivera.
Estas semanas que han observado el despliegue de fuerzas federales por todo Guerrero que buscan a los 43 normalistas, vuelven a sentir su propia tragedia.
“Esto viene a revivirme ese sentimiento que nunca he dejado, esta preocupación, el machete lo hemos tenido metido en la vaina, nos pone en alerta. Así como se pide que los 43 regresen con vida también que los seis muchachos de nosotros regresen, porque el gobierno federal sabe su paradero”, dice el hombre, quien se ve cansado. En la esquina se escucha el repetitivo perifoneo de las últimas noticias.
Pruebas contundentes
En el informe “Ni seguridad, ni derechos”, publicado en noviembre de 2011, Human Rights Watch menciona este caso y señala: “Existen pruebas contundentes que señalan la participación del Ejército en este delito, incluidas grabaciones de cámaras de seguridad donde se observan vehículos militares que intervienen en el secuestro, el testimonio de un testigo y una denuncia oficial que indican la presencia de soldados en el lugar de los hechos, y declaraciones del Ejército en las cuales reconocen haber efectuado una redada esa noche. Si bien el agente del Ministerio Público estatal inició una investigación del caso, luego lo remitió a la jurisdicción militar, y los agentes del Ministerio Público militar aparentemente no habrían conseguido avances en los 18 meses posteriores al incidente. Hasta octubre de 2011, ningún soldado había sido acusado por ningún delito en relación con el caso. Por su parte, los familiares que han exigido que estas presuntas desapariciones forzadas se investiguen de manera exhaustiva e imparcial han recibido amenazas y, en un caso, han sido objeto de agresiones físicas directas”.
Los desaparecidos son Francis Alejandro García Orozco, de 32 años, quien era dueño del bar, los empleados Sergio Menes Landa, de 22; Olimpo Hernández Villa, de 34; Andrés Antonio Orduña Vázquez, de 21;  Zózimo Chacón Jiménez, de 22 y el adolescente que ayudaba ese día Lenin Vladimir Pita Barrera, de 17.
“Dos cámaras de seguridad ubicadas frente al club captaron imágenes del momento del secuestro, y Human Rights Watch tuvo acceso a estas grabaciones posteriormente. Las grabaciones muestran a tres automóviles sin insignias que llegan al lugar y se estacionan en la acera. Se ve a un grupo de individuos que descienden de los vehículos e ingresan al club. Mientras tanto, al otro lado de la calle aguarda una camioneta pick-up que parece ser un vehículo militar. Minutos después, los hombres salen del club con sus víctimas y las suben a los automóviles sin insignia que estaban esperando. Se ve que la pick-up hace una señal con las luces, y entonces el convoy de vehículos se aleja del lugar, seguido inmediatamente por la camioneta pick-up y otras tres camionetas idénticas”, agrega.
En el video, al que tuvo acceso Proceso, se nota que en cuanto las camionetas se van llega el automóvil de Laura Estela, la hermana de Francis Alejandro, quien observó el retiro de los militares.
“Ella ve un convoy de militares, son cuatro camionetas tubulares cada una con seis a siete elementos. Un soldado iba revisando su arma. Ellos se siguieron, unos hacia el 27 Batallón, ella se siguió de largo, no se imaginaba que en ese convoy esos militares llevaban a su hermano. Desde ahí nunca lo hemos vuelto a ver”, narra la madre de Francis Alejandro. Laura Estela escucha en silencio el relato y asiente con la cabeza.
Cuando la familia se dio cuenta que Francis Alejandro no aparecía y recibieron debajo de la puerta de su negocio un disco con lo que las cámaras captaron ese día, acudieron a las instalaciones del 27 Batallón para pedir informes y un soldado les preguntó –sin pregunta de por medio– si iban por lo de la disco Cherry’s.
La familia García Orozco asegura que antes al secuestro, el Ejército había llevado a cabo tres redadas en el bar.
Cuando comenzaron a buscar a los jóvenes encontraron la camioneta de Francis Alejandro en las instalaciones del 27 Batallón, luego la vieron en la 35 Región Militar de Chilpancingo. Pero entre más denunciaban las familias eran hostigadas y amenazadas.
“En cuanto poníamos en las calles carteles sobre su desaparición los soldados iban y los quitaban o los tapaban con sprays. Amenazaron a quienes nos ayudaban de que si le seguían les iba a pasar lo mismo. Luego comenzaron a desfilar por el negocio, los teníamos estacionados al frente, en la esquina, a un lado y nos tomaban fotos y videos. Nos hacían revisión siempre afuera de nuestra colonia.”, relata Laura Estela, quien tiene 38 años.
“Nuestro teléfono estuvo como dos años intervenido. En una ocasión trataron de sacar a mi hijo de la carretera”, agrega su mamá.
Otra de las hijas de la señora Orozco tuvo que huir con sus hijos porque recibió una llamada de amenaza en la que le advirtieron que sabía dónde estudiaban sus hijos y dónde viven y la amenazaban con ir por su familia.
“Nos dejaron en paz cuando vieron que el gobierno no prestó atención a nuestra demanda, que no hizo nada”, dice la señora.
El 24 de octubre de 2012, el diario El Sur consignó el momento en el que un militar reconoció ante las familias la presencia del Ejército en el bar. La nota menciona: “Luego de dos años y siete meses de insistir en la participación del Ejército en la desaparición de seis jóvenes, ayer el general de brigada Juan Manuel Rico Gámez comandante de la 35 Zona Militar reconoció que el Ejército sí revisó a los seis jóvenes de Iguala desaparecidos desde marzo de 2010, pero luego el agente del Ministerio Público Militar Francisco Rubio Castro leyó un reporte en el que precisó que no los detuvo el Ejército sino que fueron detenidos por personas encapuchadas”.
El señor Pita se queja porque cada tanto él y los demás familiares reciben llamadas del gobierno donde les piden que vuelvan a relatar su caso y prometen que ahora sí van a investigar. Pero no lo hacen.
“A mi hijo cuando se lo llevaron todavía no cumplía 17 años, iba a la prepa. Muchos días quiero abrazarlo, lo extraño mucho, me siento muerto sin él”, dice el hombre, quien lamenta que el Ejército siga siempre la misma línea en todo el país.
Desde 2010 el señor Pita no es más un taxista cualquiera, ni la señora Orozco una vendedora de extinguidores. No es más el padre de tres, ni ella la madre de cinco. Desde su tragedia pasaron a ser un padre y una madre de hijos desaparecidos. El dato que les destrozó a patadas la vida, que les da identidad.
Dicen que aunque han pasado cuatro años tienen el dolor aún latente aunque adormecido, como estrategia de supervivencia. “Si la gente se alza en armas yo me lanzaría con ellos”, dice el señor Pita.
“Si nos hubieran hecho caso a tiempo –lamenta la señora Orozco– esto de los normalistas no hubiera pasado”.

El gobernador interino de GUERRERO: ¿guerrillero y secuestrador?

  • Con el nombramiento de Rogelio Ortega hay un mensaje explícito para el figueroísmo, de un lado, y para los ‘Guerreros Unidos’ y los ‘Rojos’, del otro.

Mexico,D.F 03/Nov/2014 Por qué nombrar como gobernador interino a un hombre denunciado penalmente? Podría ser falso que Rogelio Ortega Martínez haya estado vinculado con las FARC y también que en los primeros años de la década anterior haya encabezado una organización dedicada al secuestro; pero no lo es que el 18 de marzo de 2009 se presentó ante la Procuraduría General de la República una acusación en contra suya donde se exhibieron pruebas para sustentar tales acusaciones.
La denuncia tiene al calce la firma de José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal A.C., quien ha seguido de cerca los nexos entre las guerrillas colombiana (FARC) y mexicana (EPR-ERPI).
En 28 cuartillas el texto arroja elementos que son inquietantes. También solicita a la autoridad consignar penalmente a Rogelio Ortega Martínez por delincuencia organizada en las modalidades de terrorismo y secuestro.
De acuerdo con este instrumento jurídico, el actual gobernador interino podría haber participado en el plagio de Luis Ávila Marbán, ocurrido el 23 de diciembre de 2001 en Huitzuco, Guerrero.
Como elemento probatorio se exhibió alguno de los correos electrónicos que se encontraron en la computadora del líder subversivo Luis Édgar Devia, alias Raúl Reyes, el 1º de marzo de 2008, cuando la fuerza colombiana ingresó al campamento terrorista de las FARC en Ecuador.
En la comunicación referida, una representante de esa organización guerrillera colombiana, que entonces operaba en México, relata a su superior el encuentro con un tal Rogelio, quien pide a la dirigencia de las FARC un préstamo por 40 mil dólares, los cuales serían utilizados por él para ganar la rectoría de la Universidad Autónoma de Guerrero.
Para asegurar el pago, el aludido habría ofrecido como garantía los recursos obtenidos por una “retención” (secuestro) organizada por “un grupo que trabaja con él y que viene de las luchas anteriores.” De acuerdo con la misma comunicación, en caso de que el aspirante ganara el cargo, ofreció también para asegurar el pago los recursos de la institución universitaria.
Entre 2001 y 2002 ocurrió en Guerrero una decena de secuestros contra familiares de políticos de la entidad, presumiblemente perpetrados por integrantes del EPR y el ERPI. Destacan entre ellos los plagios de Genaro Vicario Reyes, padre de Héctor Vicario Castrejón, (actual delegado federal de la SEDATU y uno de los hombres más cercanos a Rubén Figueroa); y de Luis Ávila Marbán que, como la familia Vicario, también es oriundo de Huitzuco.
Varias de las personas secuestradas por la guerrilla tienen que ver con la corriente política que encabeza Rubén Figueroa Alcocer, ex gobernador de Guerrero. Se afirma que no habrían sido “retenciones” aleatorias, sino operativos de naturaleza política que además rindieron frutos económicos.
A partir de la lectura que se exhibe en esta denuncia podría especularse sobre una batalla prolongada entre la guerrilla y el figueroísmo.
Los grupos subversivos (que durante mucho tiempo han reclutado algunos de sus cuadros principales en la Normal de Ayotzinapa), habrían estado eventualmente apoyados por las FARC. Del otro lado estarían los intereses del figueroísmo y las organizaciones del crimen organizado, los Rojos y los Guerreros Unidos, que más de un rumor les vincula como parte de una misma hebra.
En ese escenario se presentan las fuerzas en colisión como si se tratara de colesterol bueno y colesterol malo. Mientras la guerrilla es la expresión justiciera y justificable de la violencia, el crimen organizado es una manifestación que debe desterrarse.
Así las cosas, poner como interino a Ortega Martínez no habría sido un acto ingenuo, sino uno muy bien calculado. Y es que no sería creíble que el gobierno de la República haya desconocido las acusaciones realizadas contra él: fueron hecho público y el material probatorio ha estado en la prensa colombiana y mexicana desde 2009.
Podría intuirse que en este nombramiento hay un mensaje explícito para el figueroísmo, de un lado, y para los Guerreros Unidos y los Rojos, del otro: el gobierno federal está dispuesto a convivir con el colesterol bueno pero no tolerará al colesterol malo.
ZOOM: De confirmarse esta hipótesis cabría preguntarse si no había una tercera vía: la unción de un gobernador interino que no estuviera involucrado con ninguna de las partes y que pudiera trascender la pugna entre las facciones violentas que hoy se disputan Guerrero. 
FUENTE.-RicardoRafael

La CARA OSCURA del EJERCITO !!!..

  • La barbarie de Iguala está pasando a la fase donde la Secretaría de la Defensa tiene qué responder qué es lo que está haciendo en este país. 
Mexico,D.F 03/Nov/2014 (EjeCentral) La desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre está directamente relacionada con el Ejército, cuyo 27º Batallón de Infantería, enterado de lo que estaba sucediendo, en lugar de actuar de inmediato para proteger a la población civil bloqueó los accesos y las salidas de esa ciudad, con lo que contribuyó a una matanza y al secuestro. 

Pero la historia de ese Batallón no empieza y termina esa noche. La pregunta es qué tanto sabían de la colusión institucional y criminal, qué tanto protegían los militares mismos a la delincuencia organizada o, si la forma como actuaban en la región forma parte de una estrategia de depuración social.     

El Batallón 27º de Infantería nació en los 70s, como consecuencia de la respuesta del Estado Mexicano a las guerrillas de Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas –que se formaron en la Normal de Ayotzinapa- en la zona de Tierra Caliente. Entre 1968 y 1974 el Ejército desplegó la estrategia de la Guerra de Baja Intensidad para aniquilar a los movimientos armados y sus frentes políticos, y su doctrina está detallada en un reporte secreto del Pentágono de 1986. El Batallón tiene su sede en Iguala, y sus antecedentes de integración e infiltración con la sociedad, hacen imposible pensar que no supieran qué sucedía en su vecindario.     

El área militar bajo responsabilidad era el centro de operaciones de Guerreros Unidos que desde 2011, cuando sus líderes terminaron su relación con el cártel de los hermanos Beltrán Leyva, se apropió de la vida cotidiana en esa zona de Tierra Caliente. Este año se descubrieron en su zona de vigilancia fosas clandestinas, primero en Taxco y recientemente en Iguala. ¿Tampoco sabían de ellas? La inteligencia militar en México tiene un despliegue nacional y su característica es que es humana. No hay mejor termómetro social que el militar, por la información directa. 

Esto permite alegar que el jefe del Batallón, el coronel José Rodríguez Pérez, estaba al tanto de todo lo que sucedía, pero o no actuó, o sus órdenes fueron para proteger a los criminales. En cualquier caso, tiene que responder.     Un testimonio publicado por el periódico El Sur el 15 de octubre pasado, revela que la noche del 26 de septiembre, el Ejército y la Policía Federal acordonaron el área para impedir la presencia de civiles mientras policías y criminales reprimían a los normalistas a dos kilómetros de su base. Los normalistas fueron atacados dos veces a las nueve de la noche, y no respondieron. Tres horas después volvieron a atacarlos y tampoco se presentaron. Ahí fue cuando secuestraron a los 43 que están desaparecidos. 

Cuando pidieron explicaciones los padres de las víctimas al coronel Rodríguez Pérez, respondió: nos enteramos “al último”.     El coronel es un militar reconocido, y encabezó la parada militar del 26 de septiembre en la Zona Militar en Chilpancingo, lo que sólo se da a los oficiales de confianza y que se busca promover. Su relación con las autoridades de la región era frecuente. También conocía, por las informaciones de prensa –si no se quiere incluir los reportes de inteligencia que debieron pasar por sus manos-, que con quienes convivía tenían vinculaciones con criminales. ¿Por qué no se hizo nada? Su pasividad con la certidumbre dentro de los aparatos de inteligencia del Estado Mexicano que la Normal de Ayotzinapa, es una fuente de guerrilleros, acusación rechazada por los sectores sociales y señalada como una estrategia del Estado para criminalizar la protesta civil. La pregunta ahora es si el coronel tuvo la autorización para que mediante la tolerancia a criminales, fueran estos quienes se encargaran de la lucha contra los normalistas.     

Esta estrategia no sería novedosa. El Ejército armó y protegió a grupos paramilitares en Michoacán que iniciaron la guerra contra Los Caballeros Templarios, y sin manchar las manos de las instituciones y sin causarle ninguna baja –uno de los objetivos de esta administración-, fueron aniquilando a ese cártel y matando o entregando a sus líderes. En Nuevo León sus unidades han abatido a personas en plena persecución, disparándoles desde el aire. En Tlatlaya, varios oficiales y soldados están acusados de asesinar a un grupo de personas vinculados al crimen organizado. Iguala suena mucho a la Tierra Caliente michoacana y a las zonas rojas de conflicto con criminales. También suena a la Iguala de los 70s. ¿Limpieza de criminales en una zona del país, y uso de criminales en otras regiones para eliminar grupos sociales incómodos?     

Las dudas llevan a conclusiones ominosas. Pueden y deben responderse. Próximamente el general secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, se reunirá en secreto con la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional, para conocer del caso de Ayotzinapa. Es una gran oportunidad para aclarar las dudas o frenar, si el caso de la depuración social es una estrategia, frenarla. 
Fuente.- rrivapalacio@ejecentral.com.mx

AYOTZINAPA ...y la idea de SOBORNARLOS !!!

  • Quien haya sido el “iluminado” o la “iluminada” que en los gobiernos locales de Guerrero –el de Ángel Heladio Aguirre Rivero y el de Rogelio Ortega Martínez– recomendó dar dinero o concesiones a los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa y a las familias de los 43 desaparecidos y otros seis asesinados para silenciarlos, es o son unos verdaderos idiotas. 
Mexico,D.F 03/NOV/2014 Pero, si como dijo el líder del Comité Estudiantil de la Normal, David Flores Maldonado, el gobierno federal también trató de desviar el objetivo de la reunión del pasado miércoles en Los Pinos, encabezada por el propio Presidente Enrique Peña Nieto, ofreciendo ayudas para las familias y para esa escuela, cuando el objetivo es localizar a los 43 muchachos, entonces no hay excusa para semejante falta de tacto ni perdón ante la nula capacidad de negociación, a cambio de la fácil, la que no falla –según ellos–, la compra de conciencias ya sea en especie o con dinero. 

De acuerdo con Flores Maldonado, el gobierno federal trató de “aprovecharse” en la reunión de Los Pinos para acordar indemnizaciones y apoyos a la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, y desviarse la atención de lo más importante: encontrar con vida a los 43 alumnos de esa escuela. Además, el viernes pasado algunos de los padres de los normalistas desaparecidos estuvieron en las instalaciones de El Colegio de México (Colmex), en la Ciudad de México. Ante estudiantes y profesores de esa institución, acusaron que 15 días después de la desaparición de sus hijos, el 26 de septiembre en el municipio de Iguala, el gobierno de Guerrero –aún al mando del perredista Aguirre Rivero– intentó sobornarlos con 100 mil pesos para que “nos calláramos”. 

También, dijeron ante esa comunidad académica, que a través de mensajeros del ex Gobernador se les ofreció a las familias dinero, casas y carros, a cambio de no seguir exigiendo justicia. Bernabé Abraham Gaspar, padre de Adán Abraham de la Cruz, uno de los jóvenes desaparecidos detalló: “Llega gente del gobierno diciéndonos: ‘sabes qué, ¿necesitas algo?, ¿te podemos ayudar en algo? Mira, firma estos papeles, te vamos a dar 100 mil pesos’. ¿Para qué? Para que nos calláramos”, dijo de acuerdo con el testimonio publicado por el diario La Jornada.

 “A muchos compañeros padres de familia también los anduvieron buscando pa’ darles la cantidad. Nosotros dijimos: ‘realmente mi hijo no vale cien mil pesos’. Es por eso que andamos de escuela en escuela, buscando apoyo para que nuestros hijos vuelvan”, narró Bernabé Abraham. Ayer, 2 de noviembre, un padre de familia reveló a la prensa que el viernes pasado la esposa del Gobernador Ortega Martínez, Rosa Icela Ojeda Rivera, acudió hasta la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos y ofreció dinero para los gastos de alimentación de familiares de los 43 estudiantes desaparecidos que permanecen en ese sitio en espera de que sean presentados por las autoridades. 

Un padre de familia informó que Rosa Icela Ojeda ofreció dinero para solventar los gastos de alimentación, pero que no lo aceptaron y le pidieron que se retirara porque “el dinero no es una llave” para entrar a la Normal. Por separado, uno de los dirigentes estudiantiles detalló que la también académica de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) llevaba consigo 300 mil pesos, lo que, dijo, era una forma de restablecer el diálogo entre el gobierno estatal y la comunidad de Ayotzinapa, que no quiere saber nada del actual Gobernador. 

La interlocución, dijeron, ya se estableció con el Presidente Enrique Peña Nieto, y no quieren que el tema se regrese al gobierno estatal. Sin embargo, tanto las indignas ofertas de los gobiernos de Aguirre Rivero y de Rogelio Ortega deben ser debidamente investigadas. De Aguirre, está claro, se podía esperar cualquier cosa, acostumbrado a gobernar –el caso Iguala lo revela en toda su dimensión– con las prácticas más arcaicas y corruptas del Estado mexicano. 

Pero que Ortega, quien apenas y cumplirá una semana en el cargo, y quien llegó a la gubernatura por ser un académico y no un político para abonar en la solución de la tragedia más grande que se haya visto en Guerrero y en México en los últimos años, debiera mostrar un poco más de prudencia y evitar repetir lo que, por décadas, han hecho los políticos-caciques que han llevado a la ruina a Guerrero: corromper con el dinero público, abusar de momentos críticos para sacar raja política y económica, y lucrar con la desgracia para allegarse simpatías, cuando todo mundo sabe que él no será candidato en las elecciones de junio de 2015. 

Que uno u otro gobierno esté tratando de aprovechar la desgracia de los padres y estudiantes con una vieja y gastada estrategia de compra, es el camino más corto no sólo para ser evidenciados por mezquinos y quedar en ridículo, sino para perder por completo cualquier resquicio de credibilidad en este caso. Preocupa que si las autoridades federales han tomado el asunto en las manos se jueguen ahora los pocos avances ante acciones que huelen a corrupción, y que, además, permitan que esos actos arbitrarios se sigan dando en Guerrero.

 Es el Presidente Peña Nieto quien ahora tiene la responsabilidad ante los familiares de los 43 desaparecidos y los seis estudiantes asesinados. Que nadie le siembre dudas ni en Guerrero ni dentro de su Gabinete, de lo contrario esta crisis puede ahondarse aún más y sepultar en su totalidad la confianza en su gobierno.

fuente.-SinEMBARGO.

En Nuevo Laredo exigen JUSTICIA para VICTIMAS COLATERALES en manos de FEDERALES !!!

  • Familiares de 12 personas que fueron víctimas por ejecuciones extrajudiciales realizaron en la Plaza Miguel Hidalgo, un acto simbólico para exigir justicia al estado mexicano.

Nuevo,Laredo.- 03/Nov/2014 Raymundo Ramos Vázquez, presidente del organismo, mencionó que el acto tiene el propósito de que este dos de noviembre no se olviden de las personas inocentes que han perdido la vida de manos de las autoridades federales, donde de las 12 víctimas tres son menores de edad y que aun los familias después de más de cuatro años exigen justicia.
"Estamos recordando a los menores y adultos que han sido víctimas colaterales como le llama el estado mexicano, del abuso de autoridad cometidos por la Secretaria de la Defensa Nacional, Secretaria de la Marina y Policía Federal, en los últimos cuatro años en Nuevo Laredo, Derechos Humanos ha registrado 12 casos, tres son menores de edad, dos atribuido a la Sedena y uno a la Semar. Esta mañana le estamos recordando al estado mexicano, que esas personas murieron esperando justicia, y lo que estamos haciendo con algunos familiares, es que la fecha no pase desapercibida".
Los familiares de las víctimas, escenificaron con doce ataúdes con los nombres de cada uno de las personas que perdieron la vida, la fecha en que murieron y la autoridad culpable de cada caso.
Además de portar algunos mensajes contra el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto en donde exigen justicia, así como "Basta de Impunidad" ¿Cuántos muertos más? Así como "Renunció Aguirre, falta Peña Nieto".
Además también se solidarizaron con las familias de Ayotzinapa, Guerrero, ya se han encontrado un total de 40 fosas comunes, con cuerpos que no han sido identificados.

"PRD pide a ALCALDESA de MATAMOROS "se retire del cargo".que PIDA LICENCIA .

  • Roberto Osvaldo Castillo Hernández, líder perredista en Matamoros convocó a Leticia Salaza Vázquezr, alcaldesa local, a contestar las imputaciones que existen en su contra, así como del Grupo Hércules, por el asesinato de tres jóvenes estadounidenses.
Matamoros,Tam.- 03/Nov/2014 Por lo cual propuso que solicitara la licencia a su cargo con el objetivo de someterse a las autoridades, con ello se facilitarían las investigaciones sobre dichos acontecimientos, los cuales han posicionada al estado a nivel mundia de forma negativa, argumentó.

Castillo Hernández dijo que el Partido de la Revolución Democrática se muestra preocupado por los hechos, los cuales demuestran que Matamoros carece de seguridad y garantías para brindar tranquilidad y confianza a la calle.

El PRD señala que la alcaldesa como autoridad principal, al ser señalada por "delitos tan graves como ejecuciones de ciudadanos extranjeros" no ayuda a la labor de generar confianza en los ciudadanos, ademá exige que el gobierno esclarezca los hechos y se restablezca la paz en la localidad y el estado.

domingo, 2 de noviembre de 2014

INSOLITO: "Trasciende " C.D.G" pacta con AYUNTAMIENTO de REYNOSA para "No cobrarle CUOTAS ".!!! y no haya mas muertos como el de la " TUITERA".


En el contexto Nacional de INSEGURIDAD que se vive,la PUTREFACCION descubierta en la ALCALDIA DE IGUALA,tiene muchísima semejanza con la criminal actitud de otros muchos Municipios del Pais,REYNOSA es uno de ellos.
Reynosa,Tama.-02/Nov/2014 En un hecho insolito cuya dimensión habla por si sola de la COLUSION entre AUTORIDADES y CRIMINALES,trasciende un presunto PACTO para "dejar" de "COBRAR CUOTAS A LA ALCALDIA REYNOSENSE" que incluye medidas para YA NO CALENTAR LA PLAZA...enterate,aquí los detalles producto de la siempre atinada "DENUNCIA CIUDADANA" que intenta ser desalentada e incluso callada por los Criminales...aqui el texto:

...." de pena ajena pues resulta que un sujeto identificado como el licenciado Eduardo perez Gonzalez  muy conocido aquí en la alcaldía y su alcalde como el "mofles" pacto con el Ayuntamiento de Reynosa a travez de Francisco Almanza el Tesorero  y el mismísimo hermano del Presidente Municipal Luis Elias Leal para que el C.D.G ya no cobre  "mas cuotas" al Ayuntamiento y que ellos se encarguen de manejarlas como siempre lo habían hecho antes,así lo hizo saber este abogaducho apodado el Mofles que esta haciendo valer su disque sobrada influencia en el  Cartel del Golfo  y según se sabe se comprometió a que el hablaría con el tal "Tachaz" y el "Cleofas" para que dejaran de seguir extorsionando a la ciudadania y que ademas dice logro que no se metieran ni se acercaran a ninguna dependencia como se había  acordado y que se comprometía también a que el Tachaz y el Cleofas ya no matarían mas gente que siguiera calentando la plaza como el de  la  "doctora  tuitera "  que esa fue la ultima y  ni un muerto mas en adelante, que ademas dejarían de amedrentar gente,cosa difícil de creer pero así lo pactaron con el Ayuntamiento bandido de Pepe Elias y que ademas después del trato el le pediría  al Gafe que no dejaria que nadie de Diaz Ordaz el tal  comandante Boludo o un tal 98 carrizalez de Rio Bravo vinieran  a Reynosa a cobrar cuotas porque el mofles era el responsable para que no sucediera eso y que el municipio las va recaudar como ya lo hacia, o sea que no se acabaran solo el dinero se quedara en manos de los funcionarios corruptos de siempre,que bonita fregadera pero así quedo el trato entre el tesorero del ayuntamiento Francisco Almanza Villareal el  "Mofles" y luís Elias Leal que para eso de los cobros y diezmos se pinta solo así que  van a terminar  la gestión mega hinchados de mas lana y que poca abuela ,mejor deberían de Militarizar también esas  áreas ya que lo traen de moda y son pocas las que faltan,cuando van a entender que Pepe Elias es el problema...es el alcalde".......

LAS CUOTAS:


Para que el CIUDADANO de a "pie" pueda entender,los Ayuntamientos,como en este caso operan casi como la "Delincuencia Organizada",pues aun antes de asumir el poder,se asocian,se agrupan en "Celulas de Políticos" donde todos y cada uno acuerdan obtener "beneficios",es así como se "ungen" y nombran a los "afines" en los puestos donde "circula y transita la "transa",ese dinero es producto de "sangrar" al ciudadano en todo aquello que lo vincula a su necesidad de "sobrevivir" y por la cual tiene necesidad de tratar con los "servidores públicos" que terminan sirviendose del publico,este es el caso de Luis Elias Leal cuyo lazo fraterno al Alcalde y su filiación Panista le han permitido "soplarle" al oído a JOSE ELIAS LEAL e incrustar en el Ayuntamiento "camarillas" de amigos que actúan como "pandillas del poder" que ya están pensando desde ahora como asaltar la próxima alcaldía...esos dineros forman parte de todos esos otros dineros que luego nos hacen llegar en época electoral  en forma de "obsequios" y "beneficios temporales",porque saben luego nos los van a cobrar y con intereses...la Delincuencia al enterarse del modo de operar,tan criminal como el de ellos enseguida los "sometieron" a "cuota" como vulgares delincuentes...hoy ese  trato mejora,pues ahora todo ese dinero será para la alcaldía y sus funcionarios que no funcionan....NEGOCIO REDONDO.

!!! COMPLICES la POLICIA FEDERAL y el EJERCITO !!!...en ataque a NORMALISTAS.

  • La agresión a los normalistas de Ayotzinapa la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27 en Iguala no fue perpetrada sólo por policías municipales y encapuchados vestidos de civil; también participaron elementos de la Policía Federal (PF) y tropas del Ejército, de acuerdo con los testimonios ministeriales de 18 estudiantes, tres choferes de los autobuses que los transportaron, los 22 policías igualtecos arrestados y el secretario de Seguridad Pública municipal, Felipe Flores Vázquez.
Mexico,D.F 02/Nov/2014 (Proceso) En la averiguación previa abierta contra los uniformados (la HID/DC/02/0993/2014), los alumnos afirman que agentes federales les dispararon y que elementos de la Sedena se dedicaron también a la búsqueda de sus compañeros normalistas en la ciudad.
Los integrantes de uno de los comandos policiacos que dispararon contra ellos en las inmediaciones de la plaza principal de Iguala, según los agraviados, vestían uniformes oscuros y llevaban pasamontañas, cascos, rodilleras y coderas.
Desde dos meses antes del incidente, los policías de Iguala tenían prohibido usar cualquiera de esos equipos. La interdicción vino del Ejército, que en esa ciudad tiene destacamentado el 27 Batallón de Infantería, por lo que puede suponerse que esos atacantes fueron de la Policía estatal o la Policía Federal, como muestra la información recabada por la reportera.
Los cientos de fojas de testimonios de la causa penal 172/2014 radicada en el Juzgado Segundo del Distrito Judicial de Hidalgo permiten hacer una reconstrucción de la jornada de horror que vivieron más de 130 jóvenes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, la mayoría de los cuales ingresó al primer semestre de la Normal en agosto pasado.
Hasta ahora el gobierno federal ha atribuido los homicidios y las desapariciones de 43 ayotzinapos a un ataque del crimen organizado en presunta complicidad con policías de Iguala y Cocula. Sin embargo, los testimonios de estudiantes, choferes y policías consultados por Proceso contradicen muchas de las versiones de la PGR.
El secretario Flores Vázquez, quien según la PGR ordenó el ataque –junto con el entonces alcalde, José Luis Abarca Velázquez, y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa–, declaró ante el Ministerio Público Antonio Maya Valle que desde las 21:22 horas, cuando tuvo conocimiento de la toma de autobuses por parte de los jóvenes normalistas en la central camionera llamó al “capitán Dorantes, jefe de la PF de esta ciudad (Iguala)”, quien le dijo que estaría pendiente.
Uno de los choferes declaró que después de que los estudiantes tomaron su unidad, escuchó unos disparos pero no detuvo el vehículo. Al pasar justo por el centro del poblado “se me atravesó una patrulla con la torreta prendida y no me fijé si eran (policías) estatales o municipales. Los muchachos se empezaron a bajar del autobús y les empezaron a tirar de pedradas a los policías y los policías les empezaron a disparar a los muchachos”.
El conductor del camión que iba atrás rememoró: “Entonces vi que al autobús que iba delante de mí (le) tenía cerrado el paso una patrulla de la Policía Preventiva”.
Francisco Chalma, uno de los normalistas presentes, recordó: “Al momento que nos asomábamos nos disparaban y en eso observamos que (a) los del tercer autobús los estaban bajando los municipales”.
Según la declaración de Flores Vázquez, él estaba en el Palacio Municipal cuando escuchó la balacera y, cuando salió a ver, la gente estaba corriendo en la explanada. Dijo que enseguida le llamó a Abarca para informarle lo que estaba pasando.
En la averiguación también aparece el testimonio del estudiante de primer año Luis Pérez: “Pregunté que quiénes habían sido los que les habían disparado, manifestándome los compañeros (…) que primeramente fueron los policías municipales, quienes con un vehículo tipo patrulla les obstaculizaron la circulación, y unos compañeros se bajaron a hacer la patrulla a un lado para que los dejaran pasar, y que al momento de que intentaron mover la patrulla, en esos momentos llegaron elementos de la Policía Federal y ellos fueron los que dispararon en contra de mis compañeros”.
De acuerdo con los testimonios de policías igualtecos, luego de los dos ataques contra los estudiantes ocurridos entre 10 y 11 de la noche del 26 de septiembre en la calle Juan N. Álvarez, en la plaza central de Iguala, recibieron la orden de concentrarse en las oficinas de la PF ubicada en la calle de Aldama.
Muchos de ellos presuntamente estaban ahí cuando ocurrieron otros dos ataques –los más fatales– entre las 23:30 y 0:30 horas; uno contra el camión en el cual viajaba el equipo de futbol Los Avispones, donde murieron un jugador, el chofer del autobús y una mujer que viajaba en un taxi; otro cuando los normalistas fueron atacados en Periférico Norte al dar una conferencia de prensa para denunciar lo que estaba pasando. Hasta ahora nadie ha refutado las declaraciones de los policías de Iguala.
El policía tercero Hugo Hernández Arias, también preso y acusado de los seis homicidios, habló de lo ocurrido durante esas horas. Declaró que a él le tocó vigilar el informe de labores de la esposa de Abarca y que luego lo mandaron a dar seguridad al partido de futbol de Los Avispones. El juego terminó a las nueve y media de la noche:
“Nos trasladamos hacia la Dirección de la Policía Preventiva que se encuentra ubicada en la calle de Rayón número uno, colonia Centro. Al llegar ahí, (el policía Tomas Martínez Beltrán) solicitó por radio instrucciones para todo el personal indicándome a mí que con los tres elementos con los que había llegado a la unidad deportiva me hiciera cargo de la seguridad de las instalaciones de la dirección; posteriormente procedí a solicitar mi arma larga ya que sólo portaba la pistola.
“Cuando llegué a mis labores eran las 11 de la noche y me percaté que había como 10 muchachos detenidos en el patio de la Policía Preventiva Municipal de Iguala, y que el licenciado Ulises, sin saber sus apellidos, dialogaba con ellos, que los vi de reojo y se encontraban a una distancia de 10 a 15 metros aproximadamente. Las celdas están al fondo, pero ellos no estaban en celdas, estaban en el patio. Existe una lámpara encendida e ilumina perfectamente toda el área. Vi que llegaron elementos de la Policía Preventiva a bordo de dos patrullas y subieron en ella a los muchachos que había visto que estaban hincados cuando platicaban con el licenciado Ulises (Bernabé García, juez de barandilla, que ignoro hacia dónde se los hayan llevado. Todo esto lo vi de reojo, que de ahí ya no me consta nada, veía que llegaban civiles a bordo de vehículos particulares no oficiales, escuchaba por la radio que había tiroteos, también que había heridos y muertos en algunas partes de la ciudad ignorando exactamente en qué puntos”.
Después de los tiroteos, un joven herido fue llevado a una clínica cercana. Sólo en ese momento apareció el Ejército. Un normalista relató:
“En el transcurso de ese tiempo llegaron dos unidades de militares y al bajar de sus camionetas, escuchamos que cerrojearon sus armas y pidieron que abriéramos la puerta. Fue lo que hicimos y el que iba a cargo de esas unidades preguntó si éramos los ayotzinapos, pidiéndole ayuda para nuestro compañero que se estaba desangrando, y lo que nos dijo fue ‘que tuviéramos huevos para enfrentarlo así como hacíamos nuestro desmadre’.
“Cateó toda la clínica y nos hicieron sentarnos en la sala de espera y que nos alzáramos nuestras playeras y vaciáramos nuestras pertenencias porque buscaban armas, pero nosotros no íbamos armados, y le volvimos a pedir apoyo con una ambulancia para trasladar a nuestro compañero, y nos contestaron que ellos iban a mandar a los municipales para que vinieran por nosotros, que ellos se iban porque estaban dos cuerpos en la carretera y que ahorita iban a ver ahí a no sé qué gente”.
En una nota publicada el 27 de septiembre, el diario Milenio informó que cuando los municipales dispararon contra los estudiantes estaban presentes la PF y policías estatales.
A su vez, el representante del Comité Ejecutivo estudiantil de la Normal de Ayotzinapa, Pedro David García López, expresó a un reportero de La Jornada: “Los compañeros tienen videos de que estuvo la Estatal y la Federal (durante los ataques). En ese momento los policías empezaron a disparar a las tres unidades, y fue cuando cayó un compañero”.
En la copia del expediente consultado por este semanario, los estudiantes insisten en que con sus teléfonos tomaron videos de la agresión; según ellos, por lo menos cuatro cámaras de seguridad que hay en Iguala también registraron la agresión.
Durante el posterior interrogatorio a los detenidos sólo se mostraron fragmentos de imágenes, en las cuales se observan varias patrullas con civiles en la batea de la camioneta, pero nunca se mostraron tomas de todo lo que pasó la noche del 26 de septiembre.
Los 18 jóvenes declararon dos veces el mismo día 27. Todos pidieron al Ministerio Público que se les practicara la prueba de rodizonato de sodio para probar si alguno de ellos accionó un arma de fuego, así como exámenes toxicológicos.

La BUSQUEDA LOCA de la P.G.R !!!

  • A ciencia cierta, el procurador Jesús Murillo Karam no sabe cómo o dónde buscar a los 43 normalistas de Ayot­zinapa desaparecidos. Sus peritos van por ahí, dando bandazos en la incertidumbre, tropezándose con los agentes de la procuraduría guerrerense y con el equipo de forenses argentinos y, al mismo tiempo, tratando de remediar las pifias de las autoridades locales y montando espectáculos fallidos para los medios.
Mexico,D.F 02/Nov/2014 (Proceso) No saben si buscar más fosas, si revisar cuevas, cárceles o bodegas. Y ante el airado reclamo de los familiares de los estudiantes, el discurso cambió: los buscaban muertos y ahora los buscan vivos, pero con los mismos resultados.
Quienes lo han visto en estos días describen al procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, como un hombre preocupado, con los ojos rojos por las horas robadas al sueño, que maneja casi de memoria los datos clave de las declaraciones de los detenidos – a quienes en ocasiones él mismo ha interrogado– relacionados con la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa. Tiene en la pared de su oficina diagramas y mapas para darle sentido a la información.
La búsqueda de los estudiantes guerrerenses detenidos por policías municipales de Iguala y Cocula, quienes los entregaron a criminales y –según han declarado– éstos a su vez a otros y éstos a otros, tiene a Murillo, a su equipo de trabajo y al gobierno de Enrique Peña Nieto contra las cuerdas y bajo el escrutinio internacional.
Pese a que “toda la fuerza del Estado mexicano” está dedicada a la búsqueda –6 mil 800 soldados, 900 marinos, 110 peritos, 300 investigadores, mil 870 agentes de fuerzas federales y 50 ministerios públicos federales– a cinco semanas de la desaparición ninguno de los estudiantes ha sido hallado.
La numeralia gubernamental es que hubo mil recorridos y 142 vuelos de rastreo, la revisión de 110 lugares, 13 cateos, la detención de 54 personas, 26 órdenes de aprehensión, 20 mil volantes repartidos y la oferta de 1 millón de pesos de recompensa para informantes (de una bolsa de 64 millones).
Se sabe que revisaron el paraje de Pueblo Viejo y Lomas de Zapatero, el batallón de infantería y la zona militar, los separos de la policía y la cárcel municipal (en Iguala). Los operativos, según el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, se han hecho en Mayanalán (“donde había movimiento de gente”), cuevas y minas antiguas de Huitzuco y Taxco; ríos, casas, una iglesia en Cocula; una presa en el Alto Balsas…
Desesperadas ante la ineficiencia gubernamental, las familias manifestaron que si sus hijos están muertos únicamente aceptarían los resultados de las identificaciones del Equipo Argentino de Antropología Forense. Rechazaron a la Procuraduría General de la República (PGR), a la Comisión Ejecutiva de Atención a las Víctimas y a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) –la cual presume más de 900 diligencias en Ayotzinapa–, instancias de las cuales desconfían.
El miércoles 29 de octubre, día 33 de la desaparición, cuando no había indicios del paradero de los estudiantes, los familiares reclamaron a Enrique Peña Nieto y a su gabinete de seguridad en Los Pinos la desastrosa búsqueda.
En conferencia de prensa al salir del encuentro, el padre de familia Felipe de la Cruz Sandoval dijo: “No vamos a confiar en las palabras del presidente ni en los compromisos que dio a conocer hace rato hasta que nos presente a los 43 normalistas vivos. Les estamos exigiendo que ya no los busquen en fosas, que ya no los busquen en basureros, porque nosotros estamos seguros que están vivos”.
Agregó: “Para nosotros, mientras no haya resultados por parte de los forenses argentinos, todo lo que den a conocer por medio de la procuraduría es falso. No vamos a aceptar que ellos completen los cuerpos y quieran cerrar el caso de Ayotzinapa haciendo creer a la sociedad que primero encontraron 28 cuerpos en las primeras fosas y en estas últimas los que hacían falta. Si fuera así, ya se pasaron de cuerpos”.
Epifanio Álvarez Alcaraz, padre del normalista Jorge Álvarez dijo: “Tal parece que se burlan de nosotros, porque para mí esas búsquedas no son buenas”.
Mismo equipo, vicios repetidos
La tragedia de Ayotzinapa contradice la puesta en escena del PRI que intentó silenciar la violencia en México; este escándalo sacó del clóset la magnitud del fenómeno de la desaparición de personas, cometida a la vista de todos por funcionarios públicos en colusión con narcotraficantes.
Los desaparecidos fueron borrados: la lista de casi 27 mil desaparecidos heredados por el calderonismo fue reducida por la Secretaría de Gobernación a 8 mil de una forma que no convenció. Y no sumó a los otros 9 mil desaparecidos desde que Peña Nieto asumió el poder.
Ayotzinapa dejó en evidencia a la PGR, que ha dado magros resultados en la búsqueda de los miles de desaparecidos desde el sexenio pasado (el reporte del exsubprocurador Ricardo García Cervantes fue de 73 encontrados en un año).
El frecuente hallazgo de fosas comunes ha cobrado relevancia. Durante el primer mes del operativo fueron revisadas 10 fosas y un tiradero relacionados con el caso, donde se encontraron preliminarmente 38 cadáveres; otras tres fosas fueron halladas en otros puntos del estado. No se ha confirmado que los estudiantes estén en ellas.
En el caso Ayotzinapa el gobierno federal repite vicios, como los que le valieron una recomendación de la CNDH por las fallas durante el proceso de identificación de cadáveres de los 72 migrantes asesinados en Tamaulipas en 2010. Otra vez la federación se involucró tarde (10 días después del suceso) y la tardanza impidió cuidar la calidad de la exhumación de los restos en las primeras cinco fosas, en la colonia Pueblo Viejo, donde únicamente trabajaron peritos de Guerrero.
“Se hizo mal porque no hay personal capacitado para el levantamiento, para obtener pruebas, se desconocen las técnicas fundamentales del cuidado del lugar y la ubicación de cuerpos. Hubo problemas porque los cuerpos no correspondían, en parte por el descuido; eso generó más problemas para ordenar las piezas, clasificar cuál correspondía a cuál cuerpo y eso causó más trabajo”, dice a Proceso Abel Barrera, director del Centro Tlachinollan.
Una vez que la federación se involucró, las identificaciones forenses quedaron a cargo del mismo equipo de la PGR (encabezado por la química Sara Mónica Medina Alegría) que equivocó los restos de las víctimas de las masacres de San Fernando, mandó a fosas comunes más de 30 cuerpos de migrantes que podían haber sido identificados y ha enviado a fosas comunes a 15 mil personas no identificadas.
La Unidad Especializada de Búsqueda de Personas Desaparecidas, creada por Murillo como el cuerpo de expertos que el gobierno federal presume ante organismos internacionales, no fue convocada a participar en Ayotzinapa.
La renuncia de Rodrigo Archundia en plena crisis, quien era titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) y desde el sexenio pasado se encargaba –pese a las quejas de las familias– de la búsqueda de personas capturadas por grupos criminales, resulta más que elocuente.
Los familiares de los estudiantes señalan la misma falla: las autoridades sólo buscan en fosas, no buscan gente con vida.
Traspiés y contradicciones
Funcionarios de la PGR que aceptaron hablar con Proceso dicen que han seguido todas las pistas que han podido, los han buscado vivos (en cárceles, instalaciones militares, iglesias, bodegas, cuevas… pero sin resultados), también muertos; además han acudido a los lugares que les han indicado los detenidos.
El director de Tlachinollan señala que la búsqueda ha estado plagada de fallas que han hecho perder la confianza a los padres: “Es muy básica, muy limitada, le ha faltado investigación e inteligencia previa; todo es muy rudimentario, sin mapeo, sin estudio previo de las zonas. Llegan con operativos aparatosos, muchas camionetas como anunciando su llegada y cuando los padres señalan que les dijeron que podían estar en una bodega o en una iglesia abandonada, decían que no tenían órdenes de cateo para entrar. Y al día siguiente decían que ya habían ido ellos por su cuenta y no habían encontrado nada.
“No se fue con todas las condiciones legales para acceder a los lugares. Además se informaba primero a la televisión de las detenciones de personas, de lo que habían encontrado”, enfatiza.
Las contradicciones por los cuerpos surgieron desde el inicio. A ocho días de la desaparición de los estudiantes la procuraduría estatal encabezada por Iñaki Blanco, entonces a cargo de las investigaciones, anunció el hallazgo de seis fosas en el paraje Pueblo Viejo. Murillo corrigió luego y dijo que eran cinco las fosas, pero en rueda de prensa posterior volvió a mencionar seis.
También hubo enredo en los cuerpos: primero eran 28, después se informó que había dos más que se descubrieron después. Y el gobierno de Guerrero impidió a la PGR presenciar las exhumaciones y no presentó evidencias fotográficas.
La búsqueda que hizo el estado, confía a este semanario uno de los 80 policías ministeriales llevados a Iguala para buscar a los estudiantes, se basó en peinar sitios donde era obvio que no estarían los normalistas.
“No tenía objeto buscar donde nos mandaban. Nos pedían caminar a cualquier punto y de ahí pa’rriba en el monte a ver si veíamos tierra removida. Era ilógico, porque nos llevaban a zonas donde tanto movimiento de muchachos se hubiera notado”, afirma.
A finales de octubre los tres encargados de las investigaciones –el procurador Blanco y los vicefiscales Ricardo Martínez Chávez y Víctor Jorge León– fueron citado a declarar ante la SEIDO después de que el líder de Guerreros Unidos, Sidronio Casarrubias, señaló que había pagado 300 mil dólares por favores del procurador estatal.
El 9 de octubre, cuando la PGR había atraído el caso, Murillo Karam anunció el hallazgo de otras cuatro fosas cercanas; no precisó la cantidad de cadáveres pero indicó que los cuerpos fueron calcinados, con el mismo modus operandi de los 28 anteriores. La procuraduría local y la policía estatal tuvieron el acceso vedado a las fosas.
El abogado Vidulfo Rosales, de Tlachinollan, denuncia que esos días hubo un bloqueo inicial al trabajo del equipo de forenses argentinos en ambas fosas. “Hubo un problema para acreditarlas legalmente y no se los permitían porque no traían documentos originales que respaldaran su experiencia, y cuando se destrabó el punto no estaba el Ministerio Público que tenía que hacer los trámites para que pudieran trabajar en la Normal (tomando muestras de ADN) y en el Semefo. Fueron dos días de martirio y complicaciones, y hasta el tercer día se normalizó” la situación.
Cuando el equipo argentino apenas preparaba las muestras genéticas de los primeros 28 cuerpos para enviarlas al laboratorio, Murillo Karam anunció que los estudios de la Policía Federal y la PGR apuntaban a que no eran los estudiantes; días después cambió y dijo que esperaría los resultados de las pruebas argentinas. En ese momento declaró que en el segundo grupo de fosas (el que antes había mencionado que tenía cuerpos quemados) no se hallaron cuerpos. Los argentinos no pudieron comprobarlo porque también les bloquearon el acceso a ésas.
“Las descartó el propio gobierno antes de que nosotros pudiéramos saber nada, nosotros en ésas no trabajamos”, señala a Proceso un portavoz del equipo argentino quien pidió no ser identificado pues aún trabaja en Guerrero.
El 28 de octubre, cuando la presión iba en aumento, Murillo anunció que había un tercer lugar a analizar, al cual se llegó tras la declaración de los últimos cuatro detenidos. Invitó a la prensa a visitarlo.
Los fotógrafos fueron llevados al basurero de Cocula y desde arriba de lo que parece un cráter vieron a una docena de forenses enfundados en trajes blancos nuevos peinando el terreno para ubicar tierra removida, plantando banderines, y a los perros olfateadores en acción. Nunca se explicó a la prensa cuál había sido el hallazgo.
Esa misma tarde, cuando las imágenes de la visita al tiradero ya estaba en las noticias, Murillo trató de matizar los hallazgos, pidió esperar para dar por cierto que los restos pudieran ser de los estudiantes (no aclaró cuántos o en qué estado) y pidió a la prensa basarse en hechos, no en fantasías. “(Aún) no podemos hacer nada al respecto mientras no tengamos una evidencia clara y plena de lo que sucedió ahí; en ese sentido es en el que están trabajando los peritos y en el momento en que tengamos resultados se los informaremos”.
Era la décima fosa.
En las imágenes tomadas por fotógrafos y camarógrafos en los alrededores del basurero, cerca del río Cocula, se observa al jefe de la Agencia de Investigación Criminal y coordinador de la búsqueda, Tomás Zerón preocupado, junto a un detenido traído en helicóptero –con el rostro escondido bajo una chaqueta negra y custodiado por un judicial con metralleta– quien señaló un punto donde supuestamente quemaron a algunos jóvenes; sus cenizas las arrojaron al agua.
En ese momento familias igualtecas de seis detenidos durante los operativos de la PGR acusaron al gobierno de fabricar responsables mediante torturas, detenciones y cateos ilegales e invención de delitos. Antes las mismas protestas habían sido de familiares de Carrizalillo.
El hartazgo hizo que los padres de los 43 normalistas rompieran con la PGR y la Secretaría de Gobernación y exigieran un encuentro con Peña Nieto, el cual se concretó el día 33 de la ausencia de sus hijos.
Tras escuchar las quejas, Peña Nieto prometió un búsqueda renovada. Tras el regaño cambió la narrativa: Ahora sí, a buscarlos con vida.