El asesinato de Carlos Román, empresario del maíz y ex regidor en Frontera Comalapa, Chiapas, se inscribe en un contexto de extrema violencia y disputa territorial entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa (CDS), reforzada por la operación de un grupo conocido como “El Maíz”, brazo social y armado del CJNG diseñado para someter a comerciantes, transportistas y pobladores mediante amenazas, extorsión, secuestros y homicidios.
Este crimen ocurrió la noche del jueves 24 de julio de 2025, cuando dos hombres le dispararon a corta distancia cerca del parque central. Aunque familiares lo llevaron a un hospital comunitario, falleció poco después. Román era propietario de varias tortillerías y muy conocido en la industria local de la masa y la tortilla.
En esta misma semana, se reportaron al menos ocho desaparecidos y cuatro asesinatos en Frontera Comalapa. Entre las víctimas figuran cuatro vendedores de autos secuestrados, un padre con su hijo asesinados en El Raizal, una mujer vinculada al rubro del maíz ejecutada en Santa Apolonia, y dos adultos mayores en El Sabinalito. Esta tendencia violenta ha forzado a la población local a suspender actividades civiles y buscar refugio en sus domicilios por recomendación de la iglesia local.
Distintas fuentes señalan que la violencia está alimentada por una “purga interna” y el cobro de piso. Quienes se niegan a colaborar con los grupos delictivos, principalmente el CJNG a través de la facción El Maíz, o a pagar cuotas, son ejecutados o desaparecidos. El grupo “El Maíz” busca controlar la cadena productiva de insumos y comercialización de la tortilla, y se ha documentado que obligan a los comerciantes a integrarse so pena de multas, cárcel o violencia.
Desde hace meses, las autoridades estatales mantienen operaciones en la zona, incluido el despliegue de tecnología avanzada como drones artillados y robots, además de reforzar la presencia de la Guardia Estatal. Sin embargo, la violencia no ha disminuido y no hay, hasta la fecha, reportes oficiales de detenidos por estos crímenes.
Finalmente, se ha documentado el desplazamiento forzado de centenares de habitantes de la región, que incluso han cruzado hacia Guatemala huyendo de los enfrentamientos y bloqueos carreteros impuestos por el narco. El silencio, la parálisis económica y el terror continúan dominando la vida cotidiana en Frontera Comalapa.
En resumen, el asesinato de Carlos Román es un reflejo del control que grupos como El Maíz (CJNG) y el CDS mantienen sobre la vida, la economía y la seguridad de la población en la frontera sur de México. La impunidad y la captura de instituciones municipales han profundizado la crisis humanitaria y de violencia en la región.
Con informacion: ELNORTE/

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