De puño y letra, Mario Villanueva Madrid, de 70 años de edad, escribió una carta el 28 de septiembre de 2018 al presidente Andrés Manuel López Obrador, donde le pidió su libertad.
“(La ley) no ha sido pareja conmigo ni me han dado la justicia que merezco”, dijo en su mensaje.
En ese momento, cuando escribió la carta, el exgobernador de Quintana Roo, había pasado ya 17 años y cuatro meses en cárceles de México y Estados Unidos, sentenciado por lavado de dinero procedente del narcotráfico y delitos contra la salud.
14 meses después, el 8 de noviembre de 2019, su ruego fue escuchado por el presidente López Obrador, quien prometió en Felipe Carrillo Puerto, tierra adoptiva de Mario Villanueva, que pronto sería liberado.
“Vamos ahora seguir con la gestión y es mi compromiso de que va a quedar en libertad”, afirmó el mandatario, incluso en contra del amparo que gestionó la Fiscalía General de la República (FGR), para retener al exgobernador.
“Nosotros somos respetuosos de esa autonomía. Vamos a hacerlo por la vía legal, desde luego, ya sea porque se vea con los jueces lo de ese amparo", señaló López Obrador.
El primer pez gordo en caer
Mario Villanueva inauguró la lista de gobernadores en ser acusados y procesados por vínculos con el narcotráfico.
Fue mandatario de Quintana Roo por el PRI de 1993 a 1999, en el último tramo del gobierno del expresidente Carlos Salinas de Gortari y durante casi todo el sexenio de Ernesto Zedillo, de quien terminaría distanciado, de acuerdo con versiones periodísticas.
Villanueva escribió en una de sus cartas que el expresidente Zedillo ordenó su encarcelamiento y para ello involucró al secretario de Gobernación, Francisco Labastida, y al director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Jorge Tello Peón, para que fabricaran el expediente donde se le vinculó con el narco.
En esa época, Andrés Manuel López Obrador compitió por la gubernatura de Tabasco (1994) bajo las siglas del PRD, perdió ante el priista Roberto Madrazo y luego fue dirigente del partido del Sol Azteca de 1996 a 1999.
Antes de que Mario Villanueva finalizara su mandato, salieron a relucir sus presuntos vínculos con el Cártel de Juárez que lideraba Amado Carrillo, a quien le habría otorgado protección para el traslado de cocaína desde Colombia hacia Estados Unidos. ¿De qué manera? Al permitir el uso como enlace del aeropuerto internacional de Cancún. Por ello fue acusado de haber recibido medio millón de dólares.
La Procuraduría General de la República le seguía los pasos, pero Villanueva desapareció días antes de entregar el gobierno de Quintana Roo, el 5 de abril de 1999, a su sucesor, Joaquín Hendricks Díaz.
La detención de un hippie
Villanueva Madrid se mantuvo prófugo de la justicia poco más de dos años, hasta su detención el 24 de mayo de 2001 cuando circulaba por calles de Cancún. Al momento de ser trasladado al penal federal de Almoloya de Juárez, llamó la atención su imagen con barba y cabello largo, que cubría con un sombrero de palma, lejos de la formalidad y discreción que lo caracterizaba.
El exgobernador fue enjuiciado como parte del llamado “maxiproceso” (contra un centenar de integrantes del Cártel de Juárez).
En junio de 2008, un Tribunal Unitario del Estado de México lo condenó a 36 años de cárcel, sentencia que se redujo a 28 años. Sin embargo, en mayo de 2010 se cumplió lo que tanto temía y contra lo que había luchado jurídicamente: su extradición a Estados Unidos, país que lo reclamaba para responder por los delitos de lavado de dinero y narcotráfico.
Criminal confeso
En agosto de 2016, Villanueva se declaró culpable ante una corte de Nueva York, en una jugada estratégica para reducir su condena.
“De 1993 al año 2001 participé en una conspiración para organizar transacciones financieras, sabiendo que se trataba del producto de una actividad ilícita, para ocultar el carácter y el origen de ese producto”, declaró el exgobernador ante un juez, de acuerdo con información de agencias internacionales que reprodujo El Universal.
Al final, fue sentenciado a cumplir 132 meses de cárcel (11 años). Salió libre en EU en enero de 2017 y fue enviado de vuelta a México, donde le esperaba el resto de la condena que dejó pendiente.
Se pasaron conmigo, dice
En el texto que dedicó a López Obrador en septiembre de 2018, Mario Villanueva expuso su debilitada salud como un argumento que le permitieron a otras y a otros salir de la cárcel. Como ejemplo, mencionó el caso de Elba Esther Gordillo y del exgobernador de Tabasco, Andrés Granier Melo.
También evidenció las supuestas irregularidades de su proceso judicial en México, como el hecho de que las personas que fueron acusadas de ser sus cómplices, fueron declaradas inocentes y gozaban de libertad.
“He pagado 23 años de dos sentencias por lavado de dinero, una en México y otra en los EU, lo que fue ilegal porque son los mismos hechos (...) Estoy compurgando esa sentencia de 22 años, 7 meses y 11 días por el delito de contra la salud, que con mis 70 años, saldría después de los 90, que dudo mucho que pueda cumplir. Este es una muestra más de la saña con que me han tratado”, escribió Villanueva en su cuenta de Facebook desde la cárcel de Chetumal.
El exgobernador finalizó su carta con una súplica al presidente: “abandera la ley y la justicia y por ello deposito en usted mi confianza… y esperanza”.
López Obrador lo escuchó y en Quintana Roo, el estado de Villanueva, prometió que intervendría para otorgarle la libertad.
En tiempos de las “benditas” redes sociales, las cartas en papel, parece que todavía funcionan.
fuente.-
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