La mas reciente publicación en redes sociales, del gobernador de Morena en Tamaulipas,Américo Villarreal Anaya ,celebrando las fiestas patrias mientras acumula más manchas de chapopote que una playa Tamaulipeca después de un derrame de petroleo, es el último acto de fingimiento de quien parece vivir en una realidad paralela.
En redes sociales, la reacción va del insulto directo al sarcasmo más venenoso: nadie le cree, nadie le aplaude, y muchos ya cruzan apuestas sobre cuál cárcel le tocará –si en Tamaulipas, CDMX o directo a una celda gringa con extradición exprés.
El mote de “huachicolero” ya se usa como saludo en los comentarios, mientras los escándalos se apilan con puntualidad militar.
Interacción de Audiencia
Los tuits festivos de Américo Villarreal por la Noche Mexicana y el Grito de Independencia apenas logran captar atención, reflejando el aislamiento digital de un gobernador que, lejos de movilizar, parece navegar en la irrelevancia. Para un evento patrio, las cifras cantan solas: en algunos menos de 100 visualizaciones, unos cuantos likes y apenas dos retuits; señales inequívocas de que el eco de su mensaje es mínimo, muy lejos del alcance que solía tener cualquier mandatario con poder real de convocatoria en redes.
Las imágenes muestran al gobernador en actos protocolarios rodeado de funcionarios y militares, pero en el universo digital los ciudadanos han optado por la indiferencia: casi nulo engagement y comentarios escasos o ausentes. Es la crónica de la conversación, si existe, es entre muy pocos –y la gran mayoría ha optado por voltear a otro lado.
Contraste con Escándalos
El escaso impacto contrasta con el volumen de mención que alcanzan los escándalos y acusaciones en su contra, los cuales sí generan comentarios, indignación y memes en redes. En la actualidad, la narrativa pública sobre Villarreal está marcada mucho más por el rechazo y la desaprobación que por el interés en sus mensajes institucionales.
Percepción Ciudadana
La baja participación digital evidencia claramente la desconexión entre la figura del gobernador y la ciudadanía tamaulipeca: ni sus tuits logran camuflar la pérdida de liderazgo y credibilidad que arrastra, mientras los indicadores de popularidad siguen en picada y el desdén digital es total.
Américo Villarreal: El festejo del fondo del barril
El gobernador, fichado publicamente por el portal narcopolíticos y retratado en informes de militares que no se atreverían a negar, presume en redes una celebración de independencia como si el pueblo realmente le tuviera simpatía, ignorando que los informes de inteligencia, cables diplomáticos y grabaciones lo ponen como el epítome del político untado hasta los codos por el crimen organizado.
Sus conexiones documentadas con las cuota del huachicol, los operadores del Cártel del Golfo y del Noreste o Sergio Carmona el extinto “Rey del Huachicol” ,lo hacen protagonista de una serie completa con titipuchal de capitulo en igual numero de temporadas que algun dia Netflix se va animar a producir,aunque facil reproducir tanto huachicol,sangre derramada y pudrición institucional con apoyo presidencial y militar.
Peor gobernador de Morena… y de todo el país
Los sondeos y encuestas –si acaso aún existen que le sirvan de consuelo– son un cementerio de cifras que lo colocan de último, en modo avión, ignorado hasta por quienes antes le echaban porras.
Cada actualización lo hunde más, pero él se aferra a celebrar bajo banderas y símbolos patrios, como si un retuit pudiera resucitar su reputación y olvidar sus ligas con el Cartel del Golfo al que tambien le entrego Matamoros ,para que el alcalde se entregara a ellos.
Por más que la propaganda oficial intente, hoy ni los bots pueden con el volumen de rechazo y memes.
La trama del escándalo y el “destino” estadounidense
Cada vez que un periodista, desde Héctor de Mauleón a Óscar Balderas entre muchos otros, desempolvan otro informe militar o cable confidencial, la narración se vuelve más surrealista: millones transferidos por narcos, cargos repartidos al mejor postor, llamadas telefónicas de «esta amarrado con todos los carteles, no nomas con nosotros», son dignas de película de narcos y el tic-tac judicial ya suena con eco norteamericano. El gobernador se aferra al cargo, pero en las redes la celebración es motivo de burla –la expectativa no es victoria, sino crónica de una prisión anunciada.
¿Hay algo que celebrar? Solamente que, con cada tuit festivo, Américo Villarreal redefine el arte del fingimiento político mexicano, convirtiéndose en el santo patrono de la negación pública, mientras el banquillo de los acusados le hace campo.
Con informacion: @Redes/



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