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sábado, 21 de enero de 2023

"FUERON a CENAR,DESAPARECIERON y los MATARON": "FUE a ZACATECAS a RECOGER lo que QUEDO de sus TRES HIJAS y un CUARTO CADAVER podria SER de INFORTUNADO UNIVERSITARIO de EE.UU...esto no debe y sigue asi.



Para ir a recoger lo que queda de los cuerpos de sus hijas, Daniel Márquez y Rosa María Pichardo han tenido que recorrer la misma Carretera Federal 23 en la que ellas desaparecieron. Daniela (31 años) y Viviana Márquez (26 años) iban en un vehículo con su amiga Irma Paola Vargas (27 años) y José Melesio Gutiérrez (36 años) cuando se perdió su pista en esa carretera, a la altura de la población de Víboras, en Zacatecas, la noche del 25 de diciembre. 

Desde entonces, sus familiares han estado buscando, manifestándose para protestar por los niveles de violencia en Zacatecas, denunciando la situación en redes sociales para que su caso no fuese enterrado en la cotidianeidad de las desapariciones, y rezando para que los jóvenes apareciesen con vida. Sin embargo, Alejandra Márquez, prima de las hermanas, ha confirmado este viernes a EL PAÍS que los padres están en camino a Zacatecas para recuperar los restos.

—¿Cómo estás?

—Estoy triste, enojada, desilusionada—dice Alejandra al otro lado del teléfono, con un hilo de cansancio en su voz—. Esto no se puede quedar así, tenemos que hacer algo.

El análisis genético de tres de los cuatro cuerpos encontrados pertenecen a Irma Paola, Viviana y Daniela, según ha confirmado Francisco José Murillo, el fiscal general de Zacatecas. Además, los familiares reconocieron “algunos de los objetos personales” que se encontraban en la fosa donde se encontraron los huesos. Todavía queda por determinar que el otro cuerpo, de un hombre, pertenece a José Melesio Gutiérrez, el estadounidense que había venido a pasar las vacaciones con Daniela, su prometida.

una entidad multiples veces militarmente reforzada:


Tenían pensado casarse este octubre y Gutiérrez viajaba hasta Colotlán unas tres veces al año, según contaba el padre de ella, Daniel Márquez. Gutiérrez trabajaba en un estudio de arquitectura en Cincinnati, Ohio. Su hermana Brandy contaba a este periódico hace unos días que José, el hermano mayor de siete, era el pegamento de una familia que siempre estaba cerca y se juntaba a la mínima oportunidad. “Ya no estamos completos”, decía Brandy.

Este jueves, la Fiscalía de Zacatecas confirmaba el hallazgo de cuatro cuerpos, tres mujeres y un hombre, cerca de la comunidad El Cuidado, el lugar en el que se encontró el vehículo en el que viajaban los desaparecidos. Uno de los pocas carreteras de acceso a este poblado de unas 300 personas sale de Víboras, el municipio en el que se les perdió la pista. La Fiscalía, después de encontrar dos vehículos y un cuerpo de un hombre de entre 20 y 35 años, siguió rastreando la zona hasta encontrar los otros cuatro cadáveres. No ha sido posible identificarlos visualmente porque en la fosa clandestina solo se hallaron restos de huesos calcinados, que han tenido que ser sometidos a análisis genéticos para determinar su identidad.
Vista aérea del rancho donde fueron localizados los cuerpos de las tres mujeres, en Tepetongo.

Colotlán, el pueblo de Jalisco al que pertenecen las tres mujeres, ya está de luto. “Nunca había pasado algo tan terrible aquí”, asegura Alejandra. Ayer por la noche, en torno al quiosco de la plaza principal del pueblo, sus habitantes pusieron fotografías de los cuatro desaparecidos. Allí, auspiciados por las luces de las farolas y las cámaras de los medios de comunicación, tuvieron un minuto de silencio, según informa un diario local.

En redes sociales, familiares y colotlenses han alzado la voz para pedir justicia en una región asediada por la batalla entre dos de los carteles más poderosos de México: el Cartel Jalisco Nueva Generación y el Cartel de Sinaloa. Ambos buscan hacerse con el control de esa zona porque permite el fácil acceso a los Estados de Durango, Nayarit, Jalisco, San Luis Potosí y Coahuila. En esa región, el lado más peligroso es el de Zacatecas. Allí desaparecieron el año pasado la mayoría de las 60 personas a las que se las perdió la pista en 11 municipios limítrofes entre Jalisco y Zacatecas.

Alejandra no lo puede comprender. En el pueblo no estaban acostumbrados a ese nivel de violencia. Pensaban que eso quedaba lejos, al otro lado de la frontera, como si esta fuera un muro a través del cual no pudiesen cruzar los carteles del narcotráfico. “Además, no tenían nada que ver con todo eso”, dice esta joven que ahora vive en Ciudad de México, y sentencia: “Las cosas no se pueden quedar así, algo tendremos que hacer”.

fuente.-Daniel Alonso Viña/Diario Español/

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