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martes, 2 de junio de 2020

"DOS SOBRINOS y UNA HERMANA": EL VIRUS se ENSAÑA con su FAMILIA y SI el TIENE que MORIR,PREFIERE HACERLO en su CASA...y llama al resto a cuidar y cuidarse.



El próximo 26 de diciembre será el cumpleaños 50 de Sebastián. Con apenas un hilo de voz, entrecortada y débil por la tos crónica y la dificultad para respirar, que se le han agudizado en los últimos días, dice en llamada telefónica: “Espero llegar, le estoy echando los kilos, pero si me tengo que morir, prefiero morir en mi casa que ir a acabar solo a un hospital”. 

Su sentencia no es espontánea, pero tampoco es congruente con la tragedia que resintió su familia, con el fallecimiento de dos de sus sobrinos en un lapso de 12 días.

Primero enfermó Anahí, de 38 años, empleada en una farmacia, pasó de malestares propios de un resfriado que se agravaron durante tres días, a una fuerte diarrea que la derrumbó en su cama.

El 1 de mayo, la familia amaneció con el hecho de que Anahí ya no despertó. Exactamente 12 días después, Eduardo, hermano de Anahí de 41 años, falleció tras haber padecido un cuadro de malestares similares a los de su hermana, a quien cuidó en los días cuando ella estuvo grave. Ambos murieron por complicaciones a causa del nuevo coronavirus.

“Nos es que no hayamos creído que existía la enfermedad. Pero a estas alturas, con mis dos sobrinos muertos, el dolor de mi hermana y de toda la familia, nada nos los va a regresar. Me confirmaron que tenía Covid, pero me mandaron a mi casa, y no me quiero arriesgar a ponerme más mal de lo que ya estoy, y yo solo”, sostiene Sebastián, quien presentó los síntomas de la enfermedad del SARS-CoV-2 días después de que Eduardo murió, dejando a sus dos hijos, de ocho y 12 años, al cuidado de su madre.

Aunque hasta cierto punto reconoce que su obstinación por acudir a un hospital para continuar con su tratamiento se debe mucho al temor de ser intubado, de quedar inconsciente y morir. Sebastián, abogado litigante egresado de la FES Aragón de la UNAM, da un mensaje para quienes aún no consideran la gravedad de esta nueva enfermedad:

“Nosotros, al igual que miles de familias, ya conocimos esta enfermedad de frente, y lo único que puedo decir es que ha sido la peor maldición que nos pudo haber pasado. Es una realidad, tan real que me tiene tirado en esta cama sin poder acercarme a mis (tres) hijos, con el dolor de haber perdido a mis sobrinos, ver el sufrimiento de mi hermana por su pérdida, y este maldito miedo de que alguien más se enferme, que alguien más se nos vaya… o yo mismo”. 

Fuente.- Jonathan Nácar/

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