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domingo, 6 de marzo de 2016

"CRIMENES por OBEDIENCIA",la "IMPUNIIDAD del MANDO MILITAR"...habla el "SUBTENIENTE TADEO".


El subteniente Jorge Alberto Tadeo Hernández está preso por la muerte de un sospechoso al que detuvo en 2011 en Nuevo León. En espera de sentencia, acusa a sus superiores –los generales Cuauhtémoc Antúnez Pérez y Guillermo Galván, así como el presidente al que sirvieron: Felipe Calderón– de colgarse las medallas con sus éxitos y dejarlo expuesto cuando falló en una labor policiaca. En una carta dirigida a distintas autoridades, el oficial indica que no recibió capacitación para labores policiacas y se le ordenó no llevar a un agente del Ministerio Público. Únicamente se le dio la orden terminante: combatir al enemigo.
Hace cinco años, el 14 de febrero de 2011, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) movilizó su aparato propagandístico para darle amplia difusión a la captura de uno de los jefes regionales de Los Zetas en Nuevo León. Era parte de la campaña militar del gobierno de Felipe Calderón contra el narcotráfico y una respuesta del Ejército a los ataques de ese cártel, que incluso había decapitado a nueve soldados.
El reconocimiento por la captura fue para el jefe de la Séptima Zona Militar, el general Cuauhtémoc Antúnez Pérez, actual secretario de Seguridad Pública en el gobierno nuevoleonés de Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco. También, para el entonces comandante de la IV Región Militar, el general de división Noé Sandoval Alcázar, hoy subsecretario de la Defensa Nacional, quien fue condecorado con el Mérito en la Campaña contra el Narcotráfico.
Fue el subteniente de infantería Jorge Alberto Tadeo Hernández, comandante de una Base de Operaciones Mixtas (BOM), quien al mando de 21 soldados del 22 Batallón de Infantería y ocho policías estatales detuvo a Juan Carlos Olivera Acosta, El Sonrics, jefe de Los Zetas en la zona citrícola de Nuevo León. Con los datos obtenidos en terreno a partir de denuncias anónimas, el oficial llegó hasta la casa del cabecilla regional en Guadalupe, municipio conurbado de Monterrey.
Lo detuvo afuera de su domicilio. Olivera Acosta no se lo esperaba y había relajado su seguridad. Sin enfrentamiento armado fue apresado junto a otras dos personas, una de las cuales era agente de la policía de ese municipio. Se les aseguraron tres armas largas y una corta, 19 cargadores, 370 cartuchos de diferentes calibres, un vehículo­ y cuatro equipos de comunicación.
La Sedena no sólo emitió el comunicado de prensa en la Ciudad de México, sino que abrió las puertas de la Séptima Zona Militar para presentar a los detenidos ante la prensa. El Ejército quería destacar la importancia de la detención de Olivera Acosta y lo dio a conocer como el jefe de Los Zetas desde 2010 en los municipios de Santiago, Allende, Montemorelos, General Terán y Linares, en el centro del estado.
En la instalación militar se leyeron públicamente los cargos en su contra: intento de rescate de miembros de su organización en Monterrey, narcomenudeo, secuestros, asesinatos y un ataque a la base militar en Montemorelos. La Sedena dijo que Olivera Acosta había sido reclutado para el cártel por un exmilitar, Octavio Almanza Morales, El Gori 4, quien había sido detenido por el Ejército en Cancún a principios de 2010.
La Sedena quería remarcar que el Ejército detuvo al cabecilla luego de que El Sonrics se le había escapado en enfrentamientos armados al Séptimo Batallón de Fuerzas Especiales de la Secretaría de Marina-Armada de México, en el inicio de las operaciones de la Infantería de Marina en tierra, ordenadas por el gobierno de Calderón.
En otro choque armado Olivera Acosta también se le había escapado al 16 Batallón de Infantería, de la Séptima Zona Militar.
El subteniente Tadeo Hernández había cumplido con la exigencia del general Antúnez de aplicar la directiva para el combate integral al narcotráfico 2007-2012 de la Sedena. Todos los días, a las 07:30 horas, el jefe de la Séptima Zona Militar reunía en su oficina a los comandantes de su base para transmitirles las órdenes de la IV Región Militar: dar resultados conforme la directiva que exigía a todos los comandantes del Ejército actuar contra “el enemigo”, desarrollar “esquemas de combate” y tener “amplia libertad de acción”, “mayor dinamismo” y “amplia iniciativa” para combatir a los narcotraficantes (Proceso 1967).
Como jefe de la unidad operativa que hizo la aprehensión, Tadeo Hernández llevó a los detenidos a la delegación de la Procuraduría General de la República (PGR). Pero ante el temor de que fueran rescatados, el Ministerio Público federal le pidió al Ejército que se los llevara a sus instalaciones. El oficial recibió la orden de llevarlos a su base, al 22 Batallón de Infantería de la Séptima Zona Militar. Hasta ahí llegaron autoridades civiles y militares a realizar los interrogatorios.
Responsable de recabar la información y efectuar la detención, el subteniente no recibió ningún reconocimiento. Una semana después aplicó de nuevo la directiva contra el narcotráfico elaborada por el Ejército a partir de “la visión” de Calderón. Al frente de la BOM, Tadeo Hernández detuvo en la zona centro de Monterrey a dos hombres sospechosos de pertenecer a Los Zetas.
Ambos estaban en un auto Pontiac negro que tenía reporte de robo con violencia. Según el parte militar, se les encontraron 80 cartuchos, un rifle AR-15 con dos cargadores y 50 cartuchos útiles, 200 dosis de cocaína, 350 dosis de piedra de cocaína y tres celulares con mensajes de halconeo.
Los llevaron a la PGR, pero en el camino a uno de los detenidos le dio un paro cardiaco por los golpes que recibió. Lo llevaron de urgencia a un hospital, donde murió. Tadeo Hernández afirma que el detenido fue golpeado en el pecho cuando él viajaba en la cabina del vehículo militar.
En el operativo no participó ningún Ministerio Público ni la Policía Ministerial, como marca la operación de las BOM. El subteniente aclara que así lo había ordenado el general Antúnez. No obstante, tras el fallecimiento del detenido, el general ordenó al Ministerio Público Militar que le iniciara una averiguación previa a Tadeo Hernández.
Fue el único procesado. De acuerdo con su carta, quienes estuvieron bajo su mando declararon contra él ante la justicia militar por órdenes de Antúnez. El subteniente dice que no fue llamado a declarar y el juez Cuarto Militar en Monterrey pidió 30 años de prisión para él por los cargos de homicidio calificado, tortura y robo con violencia. Tras esa actuación, el juez castrense se declaró incompetente y el caso pasó a la justicia civil, donde el subteniente lleva su defensa y no ha recibido sentencia definitiva, mientras que el otro civil que detuvo en aquella ocasión ya está libre.
Descendiente de militares, Tadeo Hernández tiene 17 años y medio de servicio, de los cuales lleva cinco procesado en prisión. A diferencia de la captura del Sonrics, cuando los generales se llevaron las medallas, en este caso la responsabilidad sólo ha recaído en el oficial.
Impunidad de mandos
En una carta dirigida al presidente Enrique Peña Nieto –comandante en jefe de las Fuerzas Armadas–, al general secretario Salvador Cienfuegos Zepeda y a la titular de la PGR, Arely Gómez, el subteniente se queja de que los militares de bajo rango fueron utilizados durante el gobierno de Calderón.
“En ese periodo, los militares realizamos un trabajo para el que no fuimos capacitados. Fuimos instruidos para ser soldados, pero nos ordenaron hacer funciones de policías que estábamos lejos de comprender a cabalidad. Hay una gran confusión y ahora somos muchos los militares que estamos señalados como criminales”, dice en su misiva.
Apoyado en las declaraciones públicas del general Cienfuegos en el sentido de que en el Ejército “estamos haciendo una función para la cual no estábamos estrictamente preparados” y que “ninguno de nosotros vino a las Fuerzas Armadas para hacer esto”, Tadeo Hernández afirma que los militares fueron enviados a las calles por el entonces titular de la Sedena, el general Guillermo Galván Galván, sin más órdenes que la de cumplir la directiva contra el narcotráfico elaborada con la visión de Felipe Calderón.
“Nos dijeron lo que teníamos que hacer, pero en ninguno de los ordenamientos ni en los manuales militares dice cómo tenemos que actuar” contra los narcotraficantes, comenta.
El 23 de abril de 2012, cuando el gobierno de Calderón estaba por terminar, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Manual sobre el Uso Legítimo de la Fuerza que regula la acción del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea.
Ante la falta de normatividad sobre el alcance de las acciones de autoridades civiles y militares, afirma que con los operativos ordenados por el Ejecutivo federal, el personal militar “ha quedado expuesto” en los cateos, revisiones, intervenciones e investigaciones relacionadas con la delincuencia organizada, pues incluso el Ministerio Público ha evitado hacerse cargo de los detenidos. Más aún cuando los militares a cargo de las detenciones han recibido órdenes de interrogar a los detenidos, algo que corresponde sólo al Ministerio Público.
Sobre los éxitos y fracasos de las operaciones, escribe: “Cuando las misiones planteadas al oficial comandante del Grupo Mixto salen bien, todo el mundo celebra y está presto a cobijar con su parentesco el hecho. Pero cuando sale mal, el acto se queda huérfano y el agente del Ministerio Público sale a cumplir con su deber, que es sancionar a los militares”; pero no actúa contra quien dio las órdenes, sino contra el que realizó la operación.
De igual forma, añade, cuando el operativo tiene resultados positivos, inequívocamente el comandante que dio las órdenes admite que lo hizo personalmente. Pero cuando los resultados son negativos, ese mismo comandante niega que haya dado las instrucciones y responsabiliza a quien estuvo al frente de la acción que terminó en “fracaso o error”.
En los procesos penales abiertos por esas fallidas incursiones “los comandantes se escudan en que no existen órdenes por escrito para los actos motivos de la acusación penal, a pesar de saber que ningún mando da esas órdenes por escrito”, dice el subteniente.
El soldado señala que si no obedece, es acusado de insubordinación o faltas a la disciplina. Para no ser sometido a la justicia militar, sólo le queda acatar la orden recibida en la forma en que el comandante la emitió, añade.
En julio de 2015, un año después de la matanza de 22 civiles a manos de efectivos del 102 Batallón de Infantería en Tlatlaya, Estado de México, ocurrida ya en el gobierno de Peña Nieto, el Centro Pro de Derechos Humanos documentó con información del propio Ejército que los militares tenían órdenes de “abatir” y realizar “las acciones para reducir la violencia… en horas de oscuridad sobre objetivos específicos”.
El subteniente asegura que a pesar de ese tipo de órdenes, los comandantes militares de alta jerarquía emiten una orden por escrito para pedir que se respeten los derechos humanos de los civiles. “¿Cómo se van a respetar los derechos de los civiles con semejantes órdenes?”, se pregunta.
Asegura que cuando Calderón, como comandante supremo de las Fuerzas Armadas, dispuso que las tropas salieran a las calles a hacer funciones de policía, fue “una orden que efectivamente se cumplió”. Pero “los más afectados fueron las bajas colaterales, es decir civiles inocentes, y los militares de baja graduación que estuvieron en primera fila en el cumplimiento de esa orden”.
Arbitrariedades
Ante lo que considera como “franca guerra” en que los embarcó Calderón, Tadeo Hernández afirma que los mandos de las instituciones armadas nunca tuvieron en cuenta que las organizaciones criminales los “superaban en mucho” en el número de delincuentes y armamento, además de que soslayaron su fuerza económica. Pero sobre todo “dejaron de instruir a la tropa en las elementales disposiciones legales para el uso de la fuerza”.
Explica que en cumplimiento de la orden superior se implantaron los retenes carreteros, portuarios, aeroportuarios y fronterizos, tarea que se asignó a pelotones integrados, cuando mucho, por algún oficial (teniente o capitán) egresado del Colegio Militar.
“En su mayoría han sido los soldados, cabos o sargentos, quienes en general apenas lograron terminar la primaria o la secundaria. También se dispusieron patrullas en caminos, pueblos y ciudades, con el mismo personal castrense y mismo grado de estudios. Quienes estuvimos al frente cumpliendo las órdenes somos los que ahora estamos pagando las consecuencias”, dice el oficial, egresado del Colegio Militar en 1996.
“Trabajamos en condiciones jurídicas nulas, sólo con la orden presidencial consentida por los militares de alta graduación, quienes en la mayoría de los casos ordenaron y, en otros, dirigieron personalmente las acciones”, dice en su carta el oficial del Ejército.
Dirige su queja en particular contra Calderón, el general retirado Galván y el general Antúnez, a cargo ahora de la seguridad pública de Nuevo León y señalado de omisión en la riña que dejó 49 muertos en el penal de Topo Chico, en Monterrey, el pasado 10 de febrero (Proceso 2051).
Del general Antúnez dice que su orden era no operar en el municipio San Pedro Garza García, donde se refugiaban líderes de la organización de los hermanos Beltrán Leyva:
“Había órdenes tajantes de que el personal militar no entrara a ese municipio. Si una patrulla militar entraba al municipio, de inmediato recibía la orden verbal, no por escrito, de retirarse y que se fueran a otras colonias, como La Independencia, Niño Artillero o Industrial y otras zonas populares.”
Antúnez Pérez, quien además ha estado destacado en Coahuila y Guerrero, ya estaba al frente de la Séptima Zona Militar cuando efectivos a su cargo asesinaron a dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey. De acuerdo con información obtenida a través de Méxicoleaks, él mismo reportó el hecho como un enfrentamiento a la Sedena en la Ciudad de México (Proceso 2033).
En cuanto al general Galván, dice, dejó que la justicia militar actuara en contra del personal subordinado para eximir a los mandos: “Les regaló grados y los dejó hacer y deshacer a su antojo. Nunca vio qué clase de personal de justicia militar tenía. Cuando algo salía bien, los mandos se lucían, pero cuando no, recurrían a las arbitrariedades de la justicia militar”.
Y señala que, como jefe supremo de las Fuerzas Armadas, Calderón dio la orden de actuar. “Nosotros, como soldados, históricamente hemos sido preparados para actuar hasta las últimas consecuencias. Para nosotros no hay medias tintas”. La directiva de su gobierno contra el narcotráfico era muy clara para actuar contra un enemigo, asegura, “y así fueron las órdenes que nos dieron los mandos”.
Fuente.-

sábado, 5 de marzo de 2016

"GANGSTER WARLORDS": los "CAPOS del CRIMEN LATINOAMERICANO".


El nuevo libro del periodista Ioan Grillo sobre crimen organizado en Latinoamérica ofrece un fascinante recorrido por cuatro organizaciones criminales, proporcionando un profundo análisis y narraciones de primera mano que ayudan a entender mejor las “guerras del crimen” en la región.
En su más reciente libro, “Gangster Warlords: Drug Dollars, Killing Fields, and the New Politics of Latin America” [“Caudillos criminales: dinero de las drogas, campos de muerte y la nueva política de América Latina”], Ioan Grillo explora “el paso de la Guerra Fría a una serie de guerras del crimen que sumen a Latinoamérica y el Caribe en un río de sangre” .
La pregunta central que orienta la investigación de Grillo acerca de lo que ha permitido que el crimen y la violencia hayan crecido en América Latina desde el final de la Guerra Fría es: “¿Por qué el continente americano está inundado de sangre en los albores del siglo XXI?”.
Para responder esta pregunta, Grillo —amigo de InSight Crime y antiguo colaborador de nuestro sitio web— tiene varias explicaciones. Entre ellas se encuentra el colapso de las dictaduras militares y las fuerzas guerrilleras en la región, que dejaron como resultado arsenales de armas y combatientes en busca de empleo. Además, en las democracias emergentes de la región abundan la debilidad y la corrupción, lo que ha impedido que se establezcan sistemas de justicia efectivos y que se imponga el Estado de derecho.
Estas condiciones fueron propicias para el surgimiento de los criminales, que de ser simples narcotraficantes se convirtieron más tarde en un “extraño híbrido entre gerente del crimen, estrella de rock criminal y general paramilitar”. Grillo intenta explicar estas híbridas organizaciones criminales “siguiéndole el rastro a los nuevos campos de batalla del continente americano”.
Para ello, “Gangster Warlords” dedica cuatro extensos capítulos al estudio de casos específicos que representan “diferentes estilos de personajes y organizaciones de la región.” Estos son: el Comando Vermelho de Brasil, el Shower Posse de Jamaica, la Mara Salvatrucha (MS13) de Centroamérica y Los Caballeros Templarios de México.
La intención de los cuatro estudios de caso escogidos es demostrar que el surgimiento simultáneo de las “milicias del crimen” en diferentes países “no es casualidad” sino “una tendencia regional, un producto de circunstancias históricas”.
Sin embargo, antes de adentrarse en los estudios de caso, Grillo hace referencia a un debate pertinente: la discusión acerca de cómo entendemos los conflictos posteriores a la Guerra Fría en Latinoamérica, y cuál debería ser la respuesta de los gobiernos.
Es decir, las “guerras del crimen” de la región no son guerras tradicionales o conflictos armados declarados, sino más bien un “una mezcla de crimen y guerra.” Dentro de “esta mezcla de crimen y guerra”, afirma Grillo, “los criminales armados a menudo alcanzan sus objetivos de una manera más efectiva de lo que lo hacen las grandes fuerzas gubernamentales”.
Grillo sostiene que estas organizaciones criminales basan su poder en el control de ciertos territorios y amenazan la naturaleza fundamental del Estado, “no tratando de tomárselo por completo sino dominando algunas de sus partes y debilitándolas”. En ciertas áreas, estos grupos criminales “se inmiscuyen en el monopolio estatal de la violencia —o, más precisamente, en el monopolio de la guerra y la administración de justicia”. Sin embargo, a diferencia de los grupos insurgentes o terroristas, los criminales latinoamericanos están motivados principalmente por incentivos económicos, no por objetivos políticos o sociales.
Por lo tanto, Grillo se interesa por entender “cómo estos criminales ejercen el poder, cómo hacen la guerra y cómo operan como fuerzas políticas y combativas”, así como los móviles de los “irracionales niveles de violencia” y la manera como podrían detenerse.
La búsqueda de respuestas a estas preguntas lleva a Grillo a un interesante viaje por algunas de las zonas más peligrosas de Latinoamérica. Excelente escritor y narrador, Grillo combina a la perfección fascinantes entrevistas con delincuentes, policías y otros actores de la región con conceptos teóricos y contextos históricos.

Como resultado, para Grillo resulta más adecuado considerar a los hombres armados de la región más como milicias que como meros pandilleros. 

El resultado es una discusión interesante y llena de matices sobre múltiples aspectos, organizaciones y personas relacionadas con el auge de la criminalidad en Latinoamérica.
Desde las favelas brasileñas, pasando por las guarniciones jamaiquinas, hasta sus reportajes sobre el terreno durante el apogeo del movimiento paramilitar en Michoacán,México, Grillo habla con influyentes y experimentados actores criminales de la región.
Se trata de personas —como los miembros iniciales de Comando Vermelho en Brasil y los socios del conocido criminal jamaiquino Michael Christopher “Dudus” Coke— que fueron testigos de primera mano de la evolución del crimen en sus respectivas comunidades. Sus aportes son de un gran valor para el análisis de Grillo, y le permiten al lector entender las perspectivas de los actores criminales regionales y las razones o autojustificaciones de sus conductas.
En los estudios de caso de las organizaciones criminales seleccionadas, Grillo identifica varios paralelos en la manera como operan los grupos criminales latinoamericanos.
Básicamente, Grillo sostiene que a estos diversos grupos los unen sus intentos de controlar territorios y emprender este nuevo tipo de conflicto. Como resultado, para Grillo resulta más adecuado considerar a los hombres armados de la región más como milicias que como meros pandilleros.
Grillo introduce entonces el concepto de “caudillo criminal” (“gangster warlord”), término que considera mejor para explicar los híbridos líderes criminales de la región, como “Dudus” Coke de Jamaica o Heriberto Lazcano de Los Zetas. Es decir, aunque estos hombres son criminales que dirigen bandas, son más que simples narcotraficantes, al mando de las milicias que gobiernan sus feudos, “protegen las fronteras de sus dominios, asesinan a los enemigos armados que entran a su territorio, cobran ‘vacunas”’ realizan juicios, respaldan a los políticos y realizan trabajos sociales”. Estos caudillos criminales, sin embargo, controlan ciertos aspectos de su país, y le dejan al gobierno la provisión de electricidad y otros servicios.
Grillo sostiene que, para poder detener las actividades de los caudillos criminales de Latinoamérica, los gobiernos deben entender realmente cuál es el problema, aunque puede resultar doloroso admitir que los criminales desafían al Estado y su monopolio sobre la violencia. Por eso, Grillo termina su libro haciendo recomendaciones con respecto a tres áreas donde los gobiernos deberían tratar de mejorar sus acciones: reforma a la política de drogas, construcción de sistemas de justicia y transformación de los guetos. Si bien estas recomendaciones no son novedosas, son conclusiones pragmáticas y razonables derivadas de años de trabajo de Grillo en Latinoamérica y le aportan a “Gangster Warlords” la necesaria nota de optimismo con respecto al futuro.
En general, “Gangster Warlords” es una excelente obra que presenta una mirada macro sobre las tendencias políticas y socioeconómicas, y que a la vez incluye condiciones locales, para proporcionar una imagen completa de la oleada criminal en Latinoamérica después de la Guerra Fría. Quienes pretendan tener una mejor comprensión de las condiciones que permitieron el surgimiento de los grupos criminales en Latinoamérica, y sobre la manera de entender y responder a los “caudillos criminales” y a las milicias criminales de la región, descubrirán que esta obra es un recurso muy valioso.

LA "FUGA del CHAPO" en el "MUSEO de las VEGAS"...solo falto recrear la corrupción que lo dejo salir.



La huída de prisión de Joaquín "El Chapo" Guzmán es un tema de la exposición "Anatomía de un Escape", inaugurada el martes en El Museo de la Mafia de Las Vegas.

Una maqueta, pieza central de la muestra, recrea la celda del penal del Altiplano donde el capo estaba prisionero, el túnel que usó para fugarse -con todo y la moto modificada- y hasta la casa en obra negra situada en las cercanías.

El modelo se complementa con un video sobre el escape y la recaptura del líder del Cártel de Sinaloa, información sobre las organizaciones de droga en México y las rutas de tráfico hacia Estados Unidos.

"No existe intención de glorificar a los criminales", argumentó vía telefónica Geoff Schumacher, director de contenidos del museo. 

"Tenemos tanto material en nuestro museo sobre la aplicación de la ley, como tenemos sobre el crimen organizado", dijo.

Ya desde julio de 2015, tras la huída del líder del Cártel de Sinaloa y muchos meses antes de su recaptura ocurrida en enero de este año, Geoff Schumacher, director de contenidos del museo, maquinaba la exhibición. 

Los dioramas, basados en la versión de las autoridades sobre el escape, narran gráficamente cómo "El Chapo" se escabulló a través de un hueco en el área de regadera de la celda y abordó una motocicleta sobre rieles para atravesar un túnel cavado a más de 9 metros de profundidad.

"Lo que hemos notado con este modelo a escala es que los visitantes están pasando mucho tiempo observándolo, mirando de cerca sus intrincados detalles. Pienso que va a ser una muestra muy popular", consideró.

Anatomía de un escape fue un proyecto desarrollado por Adam Throgmorton y Shawn Bicker, constructores de modelos a escala, quienes durante las dos últimas décadas se han encargado de reproducir los principales resorts del destino con fines comerciales.

La muestra estará durante cinco meses en el primer piso del museo y forma parte de una serie de exhibiciones temporales enfocadas al crimen organizado contemporáneo. La primera estuvo dedicada al escándalo de corrupción de la FIFA, y la próxima podría ser sobre el tráfico de personas o delitos cibernéticos, adelantó el director de contenidos del recinto.

El Museo de la Mafia fue inaugurado en 2012, y reportó una afluencia de 322 mil visitantes en 2015.

Se promociona como un espacio dedicado al impacto que el crimen organizado ha tenido en Las Vegas, así como al eco que éste ha hecho en Estados Unidos y el resto del mundo, contando las historias a través de exhibiciones interactivas.

Situado en el número 300 de Stewart Ave., en el centro de Las Vegas, The Mob Museum abre todos los días de 9:00 a 21:00 horas. El costo de admisión en taquilla es de 23.95 dólares para adultos y si se compra con anticipación a través de internet el precio es de 19.95 dólares.
Fuente.-

CUANTO VALE su VIDA ?...y CUANTO la de un DIPUTADO ?...71 MILLONES en "JUGOSO SEGURO COLECTIVO".


¿Cuánto vale su vida? Sin duda no tiene precio, algunos mexicanos hacen un gran esfuerzo para destinar parte de su salario al pago de un seguro de vida y con ello, en caso de desgracia, restar algunos problemas económicos a sus deudos.
A ellos les cuesta. Pero en México, y a pesar de que más de la mitad vive en extrema pobreza y de que se padece una economía desvalijada, ello parece no importarles a los 500 legisladores que conforman la Cámara de Diputados.
Y no les importa pues siguen gastando de manera injustificada y recibiendo gustosamente beneficios imperdonables a costa de los impuestos de los mexicanos. Me refiero al jugoso “seguro colectivo de vida” del que gozan los legisladores.
Actualmente, la vida de cada diputado vale cinco millones 159 mil pesos; 10 millones si la muerte es por accidente, y 15 millones si es por muerte colectiva, es decir, que viaje en avión, por ejemplo, y éste se estrelle.
Así es, aunque usted no de ni un peso por el tipo de diputados que tiene este país –como se dice coloquialmente–, ellos sí lo valen y usted sí lo paga.
Lo hace porque la Cámara de Diputados compró el último día de 2015 un jugoso seguro colectivo a Seguros Banorte. En los tres años de la Legislatura, el mexicano común y corriente pagará con sus impuestos cerca de 71 millones 377 mil 553 pesos.
No sólo eso, también pagará 160 millones por un “seguro de gastos médicos mayores para los diputados y sus beneficiarios”.
¿Sabía usted que un diputado gana poco más de cien mil pesos al mes? ¿Y de dónde sale ese dinero? Además de sus impuestos, de un presupuesto de poco más de 7 mil millones de pesos que ellos mismos se autorizan.
A lo largo de estos doce meses y sumando los cuatro de septiembre a diciembre del año pasado, las ocho fracciones parlamentarias recibirán más de ¡mil millones de pesos!
El PRD, esa izquierda tan vapuleada políticamente, pero tan beneficiada económicamente, recibirá este año 130 millones 585 pesos, además de 57 millones 583 mil pesos de los cuatro meses de 2015. Y uno se pregunta, ¿qué hicieron estos diputados en esos cuatro meses?: Aprobaron un Presupuesto de Egresos y una Ley de Ingresos, entre las cosas importantes; el resto, nada que le quite el sueño a la nación o que beneficie a la mayoría.
El PRD tiene 60 diputados y hoy amenazan diez con salirse por un tema de reparto de dinero y de posiciones políticas. Al PRD no le conviene que ocurra eso, pues esos jugosos millones disminuirían, ya que esos recursos se entregan de acuerdo con el número de legisladores que tiene cada bancada.
Haciendo una proyección de lo que recibirán este año los diputados, más lo de los cuatro meses pasados, el PRI, con sus 207 legisladores, recibirá 403 millones 986 mil pesos; el PAN, con 109 diputados, tendrá en sus bolsillos 276 millones 316 mil pesos.
El Partido Verde tiene 42 diputados y siempre vota como el PRI dicta; ellos sumarán a fin de año poco más de 96 millones de pesos.
Morena, la quinta fuerza electoral, con 36 diputados, tendrá poco menos de 79 millones de pesos.
El partido Movimiento Ciudadano, que al igual que el PRD y Morena rechazó el seguro de gastos médicos mayores, sumará cerca de 68 millones. La suma es baja pues a pesar de contar con una bancada relativamente amplía, no aceptó el primer pago extra llamado “subvenciones especiales o extras”.
El resto de los siete partidos sí acepto la partida, misma que no está considerada ni en la ley ni en el reglamento de San Lázaro.
El Panal, partido creado por la maestra Elba Esther Gordillo y que vota de la mano del PRI, fuerza que llevó a la cárcel a su lideresa, sólo ganó un diputado, pero por la absurda e inoperante regla electoral que considera a un grupo de estados como suscripción electoral, que es “representada” por un legislador, se le repartieron diez legisladores plurinominales, esos de los que nunca hicieron campaña electoral pero que sí le cuestan al erario y se pagan con los impuestos de los mexicanos.
Esta fracción parlamentaria de 11 diputados sumará a fin de año 42 millones 147 mil pesos, aproximadamente.
Y el colmo. El recién estrenado Partido Encuentro Social (PES), que no recibió un solo voto de la población y que por las famosas circunscripciones tiene ocho diputados, recibirá del dinero de los mexicanos unos 40 millones 148 mil pesos para fines de este 2016.
¿Que la vida no vale nada? ¿Que ser diputado no reditúa? Usted está pagando con sus impuestos a estos 500 legisladores que en cuatro meses no hicieron nada por este país, como no sea votar de dónde sacará el gobierno más impuestos y en qué los gastará.
Estos 500 diputados, menos los ocho que encabezan los partidos políticos que los aglutinan, no han sido capaces siquiera de exigir su derecho a pedir cuentas al secretario de Hacienda, no han podido alzar su voz para reclamar al nuevo director de Pemex por qué decidió recortar cien mil millones de pesos a Pemex.
Si la llamada “empresa productiva del Estado” no produce, no vende suficiente, ahora el dinero saldrá de los impuestos de los mexicanos, como de hecho ya sucedió en 2015.
Estos mismos diputados, costosos, que no han votado una sola ley que beneficie a las mayorías, que no han elaborado una ley fundamental para la vida del país, no son capaces de reclamar su derecho a vigilar y preguntar al secretario de Estado o funcionario de menor nivel que encabeza algún órgano descentralizado.
Estos diputados que en caso de muerte valen de 5 a 15 millones de pesos, según sea el caso, son los mismos que no se atreven a ser un contrapeso y, menos aún, a vigilar al Poder Ejecutivo.
¿Sabrán algunos de ellos que se gastó un millón de pesos para editar y promover el libro de un arquitecto? ¿Sabrán que se pagaron 580 mil pesos por actualizar la Norma de Obras Públicas y Servicios? ¿Sabrán que se pagaron 550 mil por mantener dignamente los salones de eventos de uno de los ocho edificios del recinto legislativo de San Lázaro y aun así sus coordinadores se fueron a sesionar al Club de Banqueros para pagar por ese día no menos de 30 mil pesos?
Creo que pocos entienden que mientras ellos avalaron un salario mínimo general diario de 73 pesos, es decir, dos mil 190 pesos al mes, ellos le cuestan al erario más de mil millones de pesos.
Es difícil que lo sepan, es difícil que lo entiendan estos legisladores, pero sí es fácil para ellos y hasta justificado que por su vida se paguen de 5 a 15 millones de pesos.fuente.-



"POLITICOS MEXICANOS YA SIRVEN para ALGO"...como "EMOTICONES en TELEGRAM"


No hay distingo, ahora puedes poner el equivalente de tus reacciones con los personajes preferidos de tus partidos políticos.

El servicio de mensajería instantánea Telegram ha agregado un nuevo paquete de stickers diseñados para los usuarios mexicanos, el cual está causando sensación.

Ideal para los usuarios inconformes con sus políticos, los stickers van desde risitas de Carlos Salinas de Gortari, los aspavientos de Andrés Manuel López Obrador, el guiño del ojo de Elba Esther Gordillo Morales, la “V” de la victoria de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Sin olvidar los pucheros de Miguel Ángel Mancera Espinosa, el rostro regordete de Agustín Carstens Carstens, la cara de “no sé qué pasa” del Presidente Enrique Peña Nieto y hasta la clásica “roqueseñal”, hay para escoger, pues.
No hay distingo, ahora puedes poner el equivalente de tus reacciones con los personajes preferidos de tus partidos políticos, como el PRI, PAN, PRD, PVEM y de Morena.
Con información de Sin Embargo/SDPnoticias.

"DESAPARECEN a DOS SOLDADOS en la FRONTERA de MATAMOROS "...las que deberían "desaparecer" son las "desapariciones".


Dos militares Mexicanos se suman a la lista de personas desaparecidas en esta ciudad fronteriza donde la estadística de personas buscadas por sus familiares crece día con día. Uno de los militares en lugar de ser buscado se le considera desertor aunque no se tiene pistas de su paradero.

Carteles de búsqueda es la única información de manera oficial que se tiene de los dos hombres, que no regresaron a casa, y que se encontraban vestidos de civil cuando desaparecieron.Sobre la desaparición de dos militares uno de ellos efectivo en el ejercito y otro ex militar, se mantienen carteles que detallan características físicas de ambos y números de teléfono para quienes puedan proporcionar información sobre su paradero.

Como lo ha reportado Breitbart Texas anteriormente, Matamoros es un a ciudad fronteriza que ha vivido una ola de secuestros y violencia por parte del Cartel del Golfo. La organizacion criminal ha empezado a buscar personas inocentes como una forma de ganar dinero a travez del secuestro.
José Quino Ventura, de 41 años, militar perteneciente al Octavo Regimiento de Caballería Motorizada es uno  de los elementos de la SEDENA que fue reportado como desaparecido. De acuerdo al documento donde se establece la búsqueda, se establece que el hombre ahora es considerado desertor del ejercito, sin embargo la familia asegura que el militar desapareció  el pasado mes de febrero.
Acorde a información de la  Agencia del Ministerio Público Especializada en Personas no Localizadas o Privadas de su Libertad, fue presentada la denuncia de la desaparición por parte de su esposa, de quien no se proporcionó el nombre por su seguridad.
La denuncia establece que la esposa del militar le hizo saber a las autoridades que el pasado 15 de febrero su marido salió del cuartel vestido de civil y hasta la fecha no ha regresado y  llevaba de vestimenta un pantalón de mezclilla, playera beige, tenis negros con blanco.
El otro militar que se encuentra dsapareciedo es el ex-soldado José Luis Ortega Monarca, de 31 años, residente de la colonia Independencia.  La última vez que fue visto, el ex militar llevaba de vestimenta una playera blanca, short negro con franjas blancas con el logotipo de la Sedena y sandalias verdes con negro.
Al respecto también fue la esposa de quien no se proporciono el nombre por motivos de seguridad quien denuncio la desaparición de su esposo. De acuerdo al testimonio la mujer revelo  a las autoridades que su marido salió de su casa para ir a visitar a su suegra el día 20 de febrero y hasta la fecha no ha regresado.
Fuente.-Breitbart,TX.