Era la noche previa al solsticio de verano y las mesas en el puesto de comida en la calle de esta localidad estaban puestas para la fiesta anual: calabaza al vapor, gloria de la mañana salteada, pepinos machacados y tallarines de harina de arroz piel fría (liang pi). Al centro de cada mesa estaban los dos platillos tradicionales más esenciales para la celebración aquí: lichis frescos y rebosantes tazones deestofado de perro, con picante olor a jengibre, ajo, cáscaras secas de naranja, hojas de la bahía e hinojo.
Es por este último platillo que Yulin se ha vuelto notorio, gracias a un festival anual de carne de perro que terminó este lunes, y los locales han oído suficiente, gracias.
''¿Por qué la gente siempre tiene que atacar a Yulin?'' dijo Tang Chengfei, de 24 años, quien se graduó hace poco de la universidad y estaba sentado a una de las mesas. ''¿Qué no ha visto a los japoneses comiendo sashimi de rana toro?''
De hecho, es lo que se percibe como hipocresía de los detractores lo que molesta a todas luces a los residentes de esta bulliciosa ciudad de 7 millones de habitantes, en la región sur de Guangxi, que colinda con Vietnam.
''Entiendo el otro punto de vista’', dijo Tang. ''Mucha gente siente un vínculo especial con los perros. Sin embargo, nosotros crecimos alrededor de la carne de perro. Para nosotros, es normal’'.
Yulin, de cuyos exuberantes alrededores subtropicales se dice que son la cuna de la legendaria belleza imperial Yang Guifei, se ha convertido en el blanco de una campaña por los derechos animales que crece a grandes pasos, la cual ha hecho que los residentes se sientan cada vez más asediados y, a veces, a la defensiva.
Encabezados por activistas nacionales e internacionales, amantes de los animales han hecho un llamado dirigido a funcionarios gubernamentales y la población china para que se ponga fin al consumo de carne de perro y las prácticas, a menudo grotescas, que acompañan al comercio de carne de perro en este país, en su mayoría sin regulación. Se dijo que cada año, más de 10 mil perros son servidos en celebraciones del solsticio de verano en Yulin.
A lo largo de las últimas semanas, millones de mensajes condenando la tradición culinaria han inundado medios sociales de China. Se llevaron a cabo protestas y vigilias organizadas por defensores de los derechos animales a lo largo del país, durante el fin de semana feriado de tres días, al tiempo que más de 40 activistas de todo el mundo viajaron hasta Yulin la semana pasada para defender la causa, muchos por segundo o tercer año consecutivo.
Los activistas se apuntaron una gran victoria el año pasado, cuando el gobierno de la ciudad de Yulin, en vista de críticas en aumento, se distanció del festival cuando declaró que no era uno de los patrocinadores y que haría valer estrictamente las normas de seguridad de alimentos.
Pero, a pesar del acelerado crecimiento del movimiento, defensores de los derechos animales dicen que están encontrando cada vez más dificultades para comunicar su mensaje a la gente que más importancia tiene: los residentes de Yulin.
''El ambiente es mucho más hostil que nunca antes’', destacó Andrea Gung, la fundadora taiwanesa-estadounidense del Proyecto Animal Duo Duo, con base en California, quien visitó de nuevo el festival este año.
''Antes, los vendedores de carne de perro podían cortar un pedazo de carne de perro y arrojarlo cerca de uno. Ahora, ellos son mucho más agresivos. La policía encubierta tuvo que intervenir para protegerme’'.
La condena de Yulin ha contribuido a una creciente mentalidad de nosotros contra ellos aquí, con muchos diciendo que se están siendo aislados específicamente.
Pobladores locales dicen que la hipocresía moral en torno al consumo de animales es un pozo sin fondo. Ellos preguntan: ¿Qué hay del consumo de carne de res cuando las vacas son consideradas sagradas en India, dicen, o conejillo de indias en América Latina, o perros en Corea o pavos en Estados Unidos? ¿Qué hace que el consumo de carne de perro sea diferente a comer carne de pollos o cerdos?
''Siento que los activistas estarían haciendo mejor uso de su tiempo abordando temas como la escasez mundial de agua o los menores secuestrados, en vez de volver más caótica la situación aquí’', dijo Yu Ping, de 48 años, residente de Yulin y maestra de preescolar. Al igual que muchos residentes, Yu insistió en que los perros consumidos en Yulin eran criado de manera especial, en tanto grupos por los derechos animales dicen que un gran porcentaje de la carne de perro viene de mascotas robadas o perros callejeros.
La carne de perro no es consumida ampliamente en China, pero es una parte de la dieta establecida largo tiempo atrás, particularmente en el lejano sur y norte. Casi 10 millones de perros y 4 millones de gatos son consumidos en China cada año, con base en grupos por los derechos animales.El procesamiento, como el de cualquier matadero, no es para los delicados.
Aproximadamente a las 3:30 del domingo en el mercado de Dongkou, la principal fuente de carne de perro, la mayoría de los establecimientos estaban a oscuras y en silencio, con la excepción de un pequeño matadero.
Una oxidada jaula fue arrojada desde la tienda, haciendo un sonido metálico hasta detenerse cerca de una pila de jaulas que habían sido descargadas de un gran camión. En una de las jaulas, cuatro perros de cabello dorado estaban apretujados adentro como bloques de Tetris.
Los perros se agazapaban en silencio mientras esperaban a ser vaciados en el corral de contención dentro de la tienda.
A través de una puerta abierta se podía ver a un hombre con camiseta blanca, trabajando en silencio bajo tenue luz fluorescente. Con un pequeño palo, él golpeó a perro tras perro, haciendo pausas periódicas para mover a los aturdidos animales, sujetándolos con tenacillas alrededor del cuello.
En el callejón posterior, atrás del matadero, cinco hombres, algunos sin camisa, trabajaban hirviendo agua en bateas y sopletes para preparar las carcasas para la especialidad de Yulin, carne de perro con piel crocante.
Un pequeño grupo de activistas por los derechos animales estaba parado en silencio afuera del callejón, documentando la escena con fotografías y video para compartir con los medios informativos y con abogados que están reuniendo evidencia para un potencial caso judicial. Detrás de ellos, un grupo de hombres que no se identificaron estaban filmando a los activistas, y más tarde los siguieron hasta su hotel.
Para la tarde, el mercado de Dongkou estaba abierto, y la escena se transformó. La diversidad de opciones para comer en despliegue era impresionante, desde vegetales comunes hasta cabezas de carnero, de alrededor de 8 dólares, y civetas vivas, que se vendían por hasta 580 dólares por ejemplar. Más adelante por el mercado, frente al matadero ahora en silencio, los carniceros formados en tres pasillos cortaban carcasas de perro de piel dorada sobre gruesos bloques de madera, mientras los clientes, algunos aún sentados sobre sus motocicletas, hacían pedidos de carne de perro a 3.50 dólares por libra.
Cerca de ahí estalló una conmoción en el mercado animal al aire libre. Yang Xiaoyun, activista de 65 años de edad por los derechos animales, había llegado, preparándose para incluso otro día de lidiar con comerciantes de perros que buscan capitalizar su voluntad de pagar precios superiores a los del mercado por rescatar perros y gatos.
El sábado, Yang, viuda que administra un refugio animal en Tianjin, había gastado más de mil 600 dólares para rescatar aproximadamente a 30 perros y 60 gatos. Sus acciones han generado críticas de otros activistas que dicen que eso solo alienta a que comerciantes de perrosreserven un inventario excedente para que Yang lo compre.
''Una vida es una vida’', dice Yang.
Sin embargo, el domingo pasado, fue obligada a salir del mercado luego de haber sido rodeada por transeúntes y comerciantes que amenazaban con torturar a los animales, a menos que ella los comprara. Mientras se alejaba conduciendo hacia el refugio temporal que había creado para albergar a los animales que rescataba, el grupo de vendedores de perros continuaba con sus provocaciones.
''¡También amamos a los perros!'' gritaron. ''¡Amamos la carne de perro!'
Fuente.-