Hace 12 años cuando comenzaron a incrementarse de forma importante los homicidios dolosos en el país, Guanajuato era una entidad relativamente segura, con baja presencia de organizaciones criminales; no obstante, en unos cuantos años la situación cambió y al día de hoy, la entidad acumula 3.327 carpetas de investigación por asesinatos.
En 2006 — inicio de la guerra contra el narcotráfico— la entidad barroca reportó apenas 242 homicidios, pero para 2009 esa cifra se había elevado a 404. A partir de esa fecha empezó un crecimiento claro: 771 homicidios dolosos en 2012; 961 en 2016; 1.096, en 2017 y el año pasado cerró con 4.282 víctimas de asesinatos.
Los números rojos son una clara señal de que los enfrentamientos entre grupos del crimen organizado se están saliendo de control.
Pero, no es casual que Guanajuato se encuentre en el centro de una disputa de células criminales, pues se trata del sexto estado con más población y por tanto, uno de los más grandes mercados de obtención de rentas ilegales y extorsiones.
Además, muchas de sus principales carreteras pasan por su territorio, por lo que se le considera un punto estratégico de control para el tráfico de drogas.
La escena del crimen donde fue acribillado un comandante en Celaya, Guanajuato (Foto: Cuartoscuro)
Guanajuato también abarca importantes ductos de Pemex, convirtiéndose en uno de los estados con más reporte de robo de combustible.
Los análisis realizados por las autoridades estatales, informan que al menos cinco organizaciones criminales han propiciado una lucha abierta por el territorio gobernado por el panista, Diego Sinhue Rodríguez.
En concreto, el grupo delictivo con mayor penetración en el estado es el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que incursionó en 2013, en los límites de Guanajuato con Jalisco. Actualmente está presente en 36 de los 46 municipios, incluyendo las zonas estratégicas de León, San Francisco del Rincón, Silao, Guanajuato, San Miguel de Allende, Dolores Hidalgo, Celaya, Penjamo, Irapuato y Salamanca.
La expansión del cártel de Nemesio Oseguera, “El Mencho” ha sido vertiginosa al grado de reducir la presencia de organizaciones locales como la del Cártel Santa Rosa de Lima, encabezada por José Antonio Yépez, “El Marro".
La comisionada de Seguridad de Guanajuato, Sophia Huett, señaló que la banda criminal dedicada al huachicoleo está debilitada en un 70%. Eso explicaría su presunta alianza con el Cártel de Sinaloa, quienes a sangre y fuego han evitado la expansión del CJNG.
Narcobloqueos en la comunidad de Santa Rosa de Lima (Foto: ALEJANDRO ROJAS /CUARTOSCURO)
El pasado fin de semana, se difundieron videos sobre la llegada de sicarios de Ismael “El Mayo” Zambada al municipio de Allende en Guanajuato.
El arribo del Cártel de Sinaloa, sin embargo, se remonta a los años 80 y 90, cuando Juan José Quintero Payán, líder del grupo criminal, se asentó en una residencia ubicada en la prolongación Campestre.
Quintero Payán llegó huyendo de la persecución policial a la que fue sometido en Sinaloa y posteriormente en Jalisco.
Con una presencia menor y dentro de una zona claramente indefinida, se encuentra la organización de los Zetas, quienes dejaron de ser una organización unitaria.
Los remanentes de los Zetas tienen mucha fuerza en los municipios cercanos a San Luis Potosí como Doctor Mora, Xichu, Atarjea o San José Iturbide.
Completa el abanico de organizaciones el Cártel del Golfo, que ha ido perdiendo presencia, pero aún conserva pequeñas células en áreas de Salamanca y Cuerámaro.
Hasta el momento no existe una acción clara para devolverle la paz y la seguridad a los habitantes de Guanajuato.
Ataques a negocios en Celaya, Guanajuato (Foto: Cuartoscuro)
En este contexto, a principios de año las autoridades federales implementaron un plan contra el robo de hidrocarburos en el estado, sin embargo, el reducimiento de los esfuerzos sicariales no se han visto reflejados.
Por ejemplo, en Celaya no existe mediano o pequeño empresario de la ciudad que no sea víctima de las extorsiones del Cártel de Santa Rosa de Lima.
El lanzamiento del plan federal del combate al huachicol en enero, hizo que la célula criminal comenzara a robar cajeros o cobrar derecho de piso para no reducir las ganancias que obtenía por el robo de combustible.
Empezaron por las tortillerías, pero la extorsión se extendió a los restauranteros y hoteleros de la ciudad. Los dueños de los negocios, atestiguaron que las extorsiones inician a través un mensaje escrito en un papel, donde les piden que se comuniquen a número de celular.
Al hablar, supuestos miembros del Cártel de Santa Rosa de Lima les advierten que la segunda vez que se presenten, será para cobrar.
Según los hoteleros de Celaya, mensualmente tienen que pagar 2,500 pesos a los extorsionadores. “Los sicarios te infunden tanto temor, que terminas haciendo los depósitos que te piden”, señaló un empresario de la entidad.
La guerra entre el Cártel Santa Rosa de Lima y el CJNG ha dejado un baño de sangre en la entidad (Foto: Especial)
Los huéspedes de los hoteles también forman parte del eslabón de víctimas del Cártel de Santa Rosa de Lima. Éstos son extorsionados a través de llamadas, donde los sicarios fingen ser representantes de agencias de viajes.
Las autoridades informaron que quienes extorsionan a toda clase de comercios, fungían como halcones de la célula del Marro, en el Triángulo del huachicol en Guanajuato.
Pese a la presencia de la Guardia Nacional, los empresarios y comerciantes consideran que la situación ha rebasado a las autoridades municipales y estatales, algunas, dicen, coludidas con el crimen organizado.
Para la presidenta municipal de Celaya, Evira Paniagua, la situación compleja en materia de seguridad es una consecuencia de la intervención del gobierno federal para terminar con el huachicoleo.
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