El Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, está por concluir una larguísima elección interna que inició a mediados de 2019. Estos días, tres empresas demoscópicas realizan la tercera y última encuesta, de desempate, que pregunta a la población general a quién prefieren de entre dos diputados: Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo. La sucesión ha resultado en un desgaste por el cruce de ataques entre los dos aspirantes a encabezar la organización creada por Andrés Manuel López Obrador.
Una de las militantes más críticas con el proceso es Bertha Luján (Chihuahua, 1950). La consejera nacional de Morena es una antigua colaboradora del presidente de México. Fue su contralora durante el Gobierno en el Distrito Federal. Lo acompañó en la aventura del Gobierno Legítimo y fue una de las fundadoras del partido. Su hija, Luisa Alcalde, es secretaria del Trabajo y Previsión Social de la Administración. Luján aspiró a convertirse en dirigente nacional, pero declinó en protesta cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial obligó al partido a una encuesta como método de elección.
Pregunta. Si después de esta entrevista la llamara una encuestadora, ¿por quién votaría?
Respuesta. Votaría por Porfirio Muñoz Ledo.
P. ¿Cómo ve las elecciones internas?
R. Hay una historia que explica lo que está pasando. Se ha dado una mala imagen con relación a Morena, que es hoy por hoy el principal partido político del país. El fenómeno de 2018 fue verdaderamente histórico porque los partidos que estuvieron durante décadas dominando el ambiente político se fueron a un muy retirado segundo y tercer lugar. Morena ocupó ampliamente el espectro político nacional. Esto ha desatado, al igual que los ataques al gobierno de la Cuarta Transformación por parte de la derecha, un embate muy fuerte porque se quiere descarrilar al partido movimiento que hizo posible esta hazaña. Esto tiene como consecuencia una distorsión de lo que viene pasando en Morena. No es abajo donde está el conflicto, no es que se encuentre en crisis, sino que hay una lucha por el poder donde actores externos han tenido un papel relevante. En este caso quisiera señalar al Tribunal Electoral del Poder Judicial, que desde hace más de un año ha estado interviniendo en la vida interna de Morena violentando su soberanía y autonomía y esparciendo la imagen de que somos un desorden y que hay conflictos irreconciliables. Es la imagen que se ha querido mostrar, pero que no es real. Morena está fuerte como movimiento y sigue siendo el partido de 2018.
P. ¿Hay otras fuerzas externas además de los jueces del tribunal electoral?
R. Hay al interior de Morena una corriente que ha fomentado esta situación porque es la gente que ha venido judicializando toda la vida interior del partido desde hace año y medio. Los que un día sí y otro también acuden al tribunal para facilitar su intervención. Esto ha logrado una situación fuera de la ley. El tribunal ha dado sentencias cada vez más contradictorias. Hoy estamos, a propósito del cambio de directiva, en manos de autoridades que se abrogan el derecho de elegir la forma como Morena debe ser conducida.
P. ¿El enemigo está en casa?
R. Sí, claro. Es una minoría y por eso se han ido al tribunal a pelear lo que no han sido capaces de ganar al interior del partido. ¿Por qué poner en manos de un tribunal la opción de quién va a estar en la presidencia y secretaría general cuando el estatuto es muy claro? Somos los afiliados y militantes quienes tenemos el derecho a elegir a nuestros representantes, no solo Morena, sino todos los partidos políticos.
P. ¿A quiénes identifica dentro de estos enemigos? ¿A Mario Delgado?
R. Mario Delgado, por ejemplo, que no se ha conducido con la honestidad que debiera ser su principal bandera. Ha promovido al interior de la Cámara de Diputados y otras legislaturas locales para que estas apoyen la intervención del tribunal y la forma de nombrar a la dirigencia. Precisamente porque no ha sido capaz de construir al interior de Morena.
P. El partido lleva desde agosto de 2019 en un largo proceso. Los jueces ha puesto orden donde los militantes no pudieron…
R. A mediados de 2019 finalmente sale la convocatoria para hacer la renovación de la estructura organizativa. Esto inició un proceso que se llevó a cabo en septiembre y octubre, como señala el estatuto. La primera fase de este cambio, las asambleas distritales, de 300 que se requieren realizamos 220, donde se eligieron 2.200 delegados. A este nivel interviene el tribunal, planteando que había una falla en la convocatoria y que no era válido el proceso. ¿Por qué el tribunal no planteó eso en 2019 cuando se les presentó la convocatoria? ¿Por qué no dijo que había una falla y se tenía que rehacer? La sospecha que nosotros tenemos es que los resultados en las asambleas distritales no fueron convenientes para este grupo que menciono y el tribunal hizo el trabajo sucio echando abajo el proceso. A partir de ahí es que se viene el descarrilamiento. Al reiniciar el proceso en 2020 se viene la pandemia y no hemos podido volver a realizar reuniones presenciales. Esto nos ha impedido retomar el camino de la legalidad y normatividad. Lo que el tribunal ha hecho es, frente a esta imposibilidad sanitaria, sacarse de la manga un proceso antiestatutario que es que por encuesta, al público y a la ciudadanía, se elija quién nos va a presidir. ¿Por qué esa salida?
P. Usted ha sido detractora de la encuesta abierta, pero las encuestas tienen una historia dentro de la izquierda. Se utilizaron para dirimir diferencias entre López Obrador y Ebrard…
R. El estatuto plantea la encuesta como una alternativa para definir candidaturas a elecciones constitucionales, para elegir candidatos en tiempos de elección constitucional, no para elegir a la dirigencia o quién nos va a conducir.
P. ¿Por qué Muñoz Ledo es el mejor candidato para Morena?
R. En cuanto a los candidatos, es la gente que tiene más apoyo al interior del partido. No es una gente que se haya montado en el proceso. Atiende a una solicitud de un número importante de militantes que le piden participar. Tercero, en su carrera política las luces son más importantes que los oscuros. Él ha sido un demócrata y es un político al que no se le ha podido achacar corrupción y no es millonario a pesar de los papeles que ha tenido. No es una gente que haya construido una riqueza a partir de su participación política. Son elementos muy importantes a considerar.
P. ¿Qué pasa si gana Mario Delgado? ¿Se podrán cerrar las heridas abiertas?
R. Mario tendrá que rendir cuentas. Hoy tiene frente a sí este cuestionamiento por la cantidad de recursos que ha venido invirtiendo en una campaña que debió haber sido pareja y que debió haber tenido condiciones iguales para todos. Tiene que decir por qué no pidió licencia al frente de la Cámara de Diputados, tiene que explicar de dónde vinieron los recursos que usó para la campaña y con eso plantear un proceso de rendición de cuentas que le den legitimidad como dirigente. Yo confío en que Morena es más que sus dirigentes.
P. ¿Le ha llamado la atención la cantidad de recursos de la campaña de Delgado?
R. Sí, como no. La cantidad de anuncios espectaculares montados en todo el país: carreteras, ciudades, etc. Es impresionante. Es mayor a la cantidad de espectaculares que pudo haber tenido en la campaña el licenciado López Obrador.
P. ¿En esta elección está de fondo el control por la sucesión presidencial de 2024, como ha afirmado Muñoz Ledo?
R. Poniéndonos en el terreno de hoy, la elección de 2021 es lo más importante. Claro, es el antecedente de 2024, pero yo diría que es el 21 el que está pesando. Se quiere tener incidencia en las 15 candidaturas a las gubernatura que tenemos enfrente y un proceso electoral con más de 3.000 posiciones a elegir en los distintos niveles de gobierno.
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