Francis Ford Coppola, como director de cine, y Mario Puzo, como escritor, se quedaron en la parte III de "El Padrino", sin imaginar que la parte IV se escribiría sola dos décadas después.
Sólo que en lugar de Al Pacino como protagonista, lo sería de la parte IV nuestro ex Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, detenido en Los Ángeles el jueves pasado, acusado por la DEA de complicidad con el cártel de los Beltrán Leyva en el trasiego de droga.
Cienfuegos -antes de ser jefe de la Sedena- fue titular de la V Región Militar, que comprende Nayarit y Colima, entre otros Estados, y presuntamente ahí inició su relación con los Beltrán Leyva.
Digan lo que digan, defienda quien defienda, siendo Cienfuegos el Secretario de la Defensa, TODA la tropa bajo su mando obedeció sus órdenes y, en consecuencia, si protegía a los del cártel de los Beltrán y atacaba a los enemigos de éstos, pues quienes siguieron sus órdenes hicieron lo mismo.
Como soldados no tenían de otra, de manera que no es de descartarse que la podredumbre puesta al descubierto por la DEA con la detención del militar de más alto rango jamás acusado de proteger narcos en México abarca si no a todo, cuando menos a una buena parte del Ejército.
EMPIEZAN ENCUBRIENDO:
En automático, esta posibilidad tira por tierra y los declara MALOS, los planes instrumentados por el actual Presidente para MILITARIZAR las ADUANAS del País y militarizar la construcción (y operación) del nuevo Aeropuerto de Santa Lucía.
Se ha dicho hasta el cansancio que nuestros militares son "incorruptibles", este caso y otros anteriores echan por tierra esta noción.
Cierto, no se puede juzgar a TODO el Ejército por las maldades de unos cuantos, sólo que el problema es que si la cabeza estuvo podrida, ¿cuántos más no lo estarán?
A menos que se investigue concienzudamente, nunca lo sabremos.
Cuando primero tronó la noticia de la detención en Los Ángeles de Cienfuegos, el Presidente López dijo que depuraría la SEDENA y que toda la culpa era de los neoliberales. Luego cambió de tono, empezó a defenderlos y a tirarle a la DEA, de que operaban aquí sin pedir permiso y que eso lo permitían otros Gobiernos, pero él no.
Pasó el Presidente López de atacar -por ejemplo- a Genaro García Luna, Secretario de Seguridad de Calderón y también detenido en Estados Unidos por ayudar a los narcos, a pedir ayer "que no los condenemos".
Seguramente en el inter le cayó el veinte al Presidente que la detención del ex Secretario de la Defensa finalmente se convertía en un GOLPE seco a su plan de militarizar el País entregando hasta la obra pública al Ejército.
Ya que, a consecuencia de la detención y acusaciones, la opinión pública nacional desarrollaría desconfianza hacia los militares.
Tuvo entonces que enmendar la plana el señor Presidente, pues ante los acontecimientos en torno a Cienfuegos, se viene abajo -también- su plan de militarizar la Guardia Nacional.
La influencia de Cienfuegos en el Ejército es considerable, toda vez que, entre muchos otros cargos, fue DIRECTOR del Heroico Colegio Militar de 1997 a 2000.
O sea que en los actuales mandos del Ejército cuenta con muchos pupilos, seguramente no todos como él, pero a lo mejor unos cuantos sí.
¡Y con eso basta!
No se requiere más que una manzana podrida en el barril para echarlo todo a perder.
Ahora que, dicho sea de paso, nos parece que comete un error -u otro más- el Presidente al echarle bronca a la DEA norteamericana.
¿Qué, está anunciando que ya no va a cooperar con ella en el combate al narco?
¿O está resentido porque le asestaron un duro golpe a sus planes de militarización... y al prestigio de México?
Imaginen ustedes, amables lectores, cuando ya no se puede confiar en la integridad de un SECRETARIO DE LA DEFENSA, ¿qué nos queda?
Pensemos que la persona que está por encima del Secretario de la Defensa Nacional es ÚNICAMENTE el Presidente.
¿Qué tanto sabría Peña del desempeño de su Secretario? Si sabía, estaba metido en el ajo, y si no sabía, pues entonces era muy incompetente.
Dios no lo quiera, y, fíjense, decimos Dios no lo quiera, que al final de sexenio no sea detenido algún personaje del actual Gobierno por ser más amigo de los CAPOS de narco que de nuestras leyes.
De suceder esto, ya no cabe echarle la culpa a los "neoliberales".
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