Un timbrazo en el celular descolocó la vida de Gerardo Castillo (pseudónimo) en plena pandemia. En la pantalla del teléfono, un número que no conocía le enviaba un archivo digital con los resultados de la prueba Covid-19 que se había hecho siete días antes en el cuarto piso del Palacio del Ayuntamiento, donde despacha la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Sus ojos resbalaron por ese PDF membretado con el logo de la Secretaría de Salud con fecha del 3 de junio. Ahí estaba su nombre, CURP, domicilio y la lista de síntomas que presentó al momento del examen médico: de 22 posibles –desde diarrea y fiebre hasta conjuntivitis y vómito– ninguno quedó asentado. Su única comorbilidad, entre 12 opciones, fue el tabaquismo.
La primera hoja anunciaba buenas noticias, pero la segunda y última hoja no: hasta el final, bajo el apartado de Laboratorio, el diagnóstico final fue enmarcado para que no hubiera dudas: “Resultado del caso: SARS-COV-2”.
Gerardo Castillo sintió que el aire se le iba. No era ningún síntoma de último momento, sino el miedo al nuevo coronavirus que, en su caso, se sintió como una mano invisible que le apretaba el cuello. Fue inevitable pensar en el peor escenario: a los 36 años hacer viuda a su esposa y dejar a su hija. De inmediato, ese pensamiento fue interrumpido por la instrucción de quedarse en casa, en estricta cuarentena, hasta cumplir medio mes confinado.
Tomó el teléfono y marcó a Locatel para pedir un folio que necesitaría para pedir su incapacidad médica. Luego, entró a la página del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y llenó el formulario que, le habían dicho, era sencillo y muy rápido.
No lo era. En lugar de darle calma, se la arrebató.
El examen médico de Gerardo con su resultado positivo a Covid.
ACCESO BLOQUEADO
Para solicitar la incapacidad médica por Covid-19, cuenta Gerardo, se necesita un folio, el número de seguridad social y un número de cuenta. Luego, hay que indicar los síntomas presentados y avanzar hasta obtener el permiso laboral.
“Pero como yo no tenía señales de la enfermedad –y además así quedó asentado en mi prueba– no llené ninguna casilla de las síntomas. Al no hacerlo, no me permitió dar el siguiente paso”, dice Gerardo.
Primero, creyó que era un error, así que lo intentó un par de veces sin marcar ninguna casilla de síntomas. Nada. Luego, pensó, podría poner algún síntoma leve con tal de avanzar en el trámite, acaso dolor de cabeza o algo más simple, pero al pasar esa barrera se topó con que para continuar debía enlistar otros síntomas de gravedad, como falta de respiración constante o intensos dolores torácicos.
“Ahí sí ya no quise. Dolor de cabeza sí he tenido, aunque no lo asociaba al Covid-19. Pero me parecía deshonesto poner otras cosas, que ameritan otro tipo de atención, sin tenerlas”.
Entonces, abandonó el Internet. Lo intentaría por teléfono. Llamó a los conmutadores del IMSS para pedir opciones, pero todos lo remitían a la página que le obligaba a mentir. Después de mucho insistir, le dieron los teléfonos de las clínicas más cercanas al domicilio.
“Intente ir para allá y que le den su incapacidad”, le dijo la operadora. “Pero señorita, ¿cómo voy a salir, si debo estar en cuarentena?”. Del otro lado de la línea se escuchó un “ah, sí es cierto” y la llamada concluyó.
En las clínicas o nadie contestaba o neceaban con la página de internet. Gerardo, harto, decidió intentarlo una última vez, así que encendió la computadora, repitió el llenado de datos y volvió a ponerse como asintomático. Dio enter deseando que el error que le impedía tener su permiso laboral se hubiera corregido.
No sucedió. En lugar de darle calma, se la arrebató: por intentarlo demasiadas veces, su acceso estaba bloqueado indefinidamente.
¿ASÍ CÓMO VAMOS A PARAR LA PANDEMIA?
Para fortuna de Gerardo, su jefa accedió a darle la incapacidad médica por los 14 días necesarios únicamente con los resultados de la prueba Covid-19; sin embargo, le preocupa que haya otros empleados que no tengan la misma suerte.
“La noticia de que diste positivo ya de por sí es muy dura, como para además sumarle la angustia de que no tengas el documento que te permite estar tranquilo en casa, recuperándote, en vez de preocuparte porque te van a despedir o no te van a pagar la quincena completa”.
Este sábado 13 de junio se cumplieron 10 días de la cuarentena de Gerardo. Estaba a cinco de salir de repetir su examen y, con suerte, salir a la calle, y aún no tenía el permiso laboral del IMSS, dirigido por Zoé Robledo, quien, por cierto, también resultó positivo al Covid.
Solo llamadas del personal de la Secretaría de Salud que lo monitorea a distancia, pero que no pueden resolverle ese pendiente.
“Yo no sé si no pensaron en los asintomáticos. O no saben que su página tiene ese error. Pero el que no te puedan dar esa incapacidad puede hacer que mucha gente, teniendo el virus, no quiera poner en riesgo su trabajo y de todos modos vaya a trabajar. O que los obliguen a ir a trabajar sin ese papel. Entonces, ¿cómo paramos la pandemia?”.
Para muchos, piensa, su cuarentena no tendrá calma.
fuente.-@oscarbalmen/
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