"Falleció de viejo" Miguel Aldana Ibarra, con orden de aprehensión por la DEA, antiguo jefe de la interpol en México, conocido en Matamoros, Tamaulipas, porque llegó a investigar la masacre en la clínica Raya en la época de El Cacho Espinosa.
Miguel Aldana, fue segundo del comandante Florentino Ventura -narcosatánico, que se suicidó-, amigo de Casimiro El Cacho Espinosa Campos, el que puso las bases del Cartel de Matamoros, hoy Del Golfo.
Justamente el 15 de mayo en su casa, El profe Oscar López Olivares repelió un ataque a balazos de El Cacho, por eso el capo de aquel entonces, herido, fue trasladado al Hospital General y luego cambiado a la clínica Raya, ubicada en calles Ocampo 2 y 3, porque enfrente estaba su casa.
Estuvo Miguel Aldana por 34 años como policía especializado en información política, pero siendo el jefe de la entonces Judicial Federal (ahora Fiscalía Federal), llegó a Matamoros a finales de mayo de 1984, cuando El Cacho Espinosa, aunque gravemente herido, salvó la vida del ataque del Comando de la Muerte.
Justamente el 17 de mayo, a las 7 de la mañana, un comando de 7 personas camuflajeados, cubiertos con pasamontañas, bajó de una camioneta pick-up con interiores de planchas de acero y por fuera tablas.
Con movimientos sincronizados, el Comando de la Muerte abrió fuego contra el policía preventivo Néstor Torres, que se encontraba parado junto a la patrulla, estacionada en la acera de la puerta de la clínica Raya.
El grupo de sicarios con ametralladoras, pistolas y cartuchos de dinamita entraron a la Clínica Raya y sin dejar de disparar, abrieron cada uno de los cuartos de las personas internadas en el centro médico.
Uno de los primeros en caer herido, fue el enfermero David Arévalo quien milagrosamente salvó la vida en ese momento, pero seis horas después falleció. En una de las habitaciones estaba Zoila Cortés, visitada por su esposo Norberto Ruvalcaba Ruvalcaba y su hijo Víctor Ruvalcaba Ortiz, que fueron masacrados.
Otra de las víctimas del ataque fue Virginia Sifuentes, quien se encontraba internada dentro del hospital. También falleció Norma Emilia Espinosa, que en esos momentos ocultó a su hermano Cacho debajo de la cama.
Tras la masacre, los sicarios fueron atacados a balazos por los pistoleros de El Cacho Espinosa, que se encontraban al otro lado de la acera, pero todo fue inútil, El Comando de la Muerte escapó, información que tenía en su momento Miguel Aldana.
En ese entonces, el alcalde Jesús Roberto Guerra Velasco, contrató como director de Seguridad Pública a Salvador del Toro Rosales, El Fiscal de Hierro, el que había hecho pedazos a Los Pruneda de Nuevo Laredo, Tamaulipas, pero se asustó en Matamoros.
Se inundó de elementos de la Policía Judicial Federal, de la PGR, Judiciales de todo Tamaulipas, el investigador especial, Leopoldo Bello López, preventivos, soldados, que mientras Miguel Aldana llegaba a Matamoros, se le informaba por teléfono.
Los jefes de las corporaciones policíacas, acordaron custodiar a El Cacho Espinosa que se sentía mal, para ir al hospital Muguerza en Monterrey, Nuevo León, por eso en camilla, una imagen captó el momento en que un soldado, le entregó una pistola para que se defendiera, imagen trascendió en los medios de comunicación.
En una avioneta particular de Juan Preciado Ruiz llevó a El Cacho por aire a Nuevo León, llegando a las 19:40 horas, pero en la madrugada falleció, siendo llevado al anfiteatro del Hospital Universitario, donde se dio fe del cuerpo, siendo sepultado en el Panteón Jardín de la Sección 16.
Cuando le llegó la muerte Miguel Aldana, como abogado, contaba con una orden de aprehensión vigente en su contra por parte de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), debido a su presunta responsabilidad en el asesinato del agente estadounidense Enrique Kiki” Camarena.
Cuando era comandante de la Policía Judicial, fue señalado como responsable del asesinato de Enrique Camarena diez años después que ocurrió.
Fue jefe de la Interpol-México de 1982-1985 y se le empezó a relacionar con el narco y 4 años después, estaba sujeto a investigación, porque el excomandante de la Dirección Federal de Seguridad, Rafael Chao López (también investigó en Matamoros), declaró que por instrucciones de Miguel Aldana mensualmente entregaba diez millones de pesos al licenciado Zorrilla Pérez, titular de la Dirección Federal de Seguridad, como recompensa por el disimulo que la policía mantenía sobre el tráfico de drogas.
En febrero de 1990, Miguel Aldana, fue detenido por agentes antinarcóticos de la PGR, acusado de posesión, compra y suministro de cocaína y acopio de armas. Estuvo privado de su libertad durante cuatro años y ocho meses en el Reclusorio Oriente y en el penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, pero el presidente Ernesto Zedillo lo exoneró.
Miguel Aldana Ibarra fue velado el 18 de octubre en la funeraria Gayosso de Félix Cuevas y al otro día rendirá tributo a la tierra, pero en Matamoros desde entonces quedó el tufo a muerte.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: