El mexicanismo es tan bello y complejo que incluso existe un diccionario en su honor, pues queda claro que no es lo mismo ser un “chingón” que un “chingado”, ni que te hagan una “chingadera” es igual a ser una “chingonería”.
Hay que saber diferenciar para que no nos agarren ‘mal parados’ ni armemos broncas sin motivo, pero, ¿de dónde viene este vocablo tan curioso y todos sus derivados?, ¿es realmente una palabra náhuatl como pensaba Paz?
Al igual que muchas de las ‘groserías’ mexicanas, “chingar” tiene una fuerte connotación machista derivada de los abusos sexuales.
Según creía Octavio Paz, “chingar” viene del náhuatl “xināchtli”, que significa “semilla” o “semen”, por lo que algunos estudiosos de la lengua dudan que realmente sea el origen de la palabra, pues ninguno de sus posibles significados tiene connotaciones de violencia o violación.
En El Laberinto de la Soledad también se plantea la posible raíz en el vocablo “tzincon”, que significa “en el ano”. Sin embargo, está comprobado que la palabra “chingar” ya existía en el español en la Península Ibérica incluso antes de la época de la Conquista, por lo que su origen no es indígena aunque sea de uso tan común en nuestro país.
VERDADERO ORIGEN DE LA PALABRA “CHINGAR”
Según indica el Diccionario de la Lengua Española, la palabra proviene del indoario antiguo (del que tiempo después nacería el sánscrito) con la palabra“cinghāta” y la variante “cinghāra”, que significaba “ruido” o “grito”, y cobra un sentido diferente en cada país, sin embargo, en ninguno es tan extenso como en México.
Con el tiempo, el vocablo evolucionó del romaní al sustantivo “chingar” que significaba “pelear” y tras su llegada a Europa se agregaron “atacar” y “violar” a sus significados, por lo que para la Conquista de México, esta palabra ya tenía la connotación que poseé hoy en día.
LOS HIJOS DE LA CHINGADA
Y es que durante el periodo de Conquista, era muy común que los españoles violaran a las mujeres indígenas, por lo que los mestizos, al ser producto de un abuso sexual, nacemos como “hijos de la chingada”, de ahí la expresión.
Es por ello que la mayoría de las palabras derivadas están dirigidas en un sentido de poder y dominio (chingar, chingón, chinga), mientras otras tantas juegan el rol de pasividad y sumisión (chingado, chingada, chingadera).
Lo más hermoso de la evolución de la palabra es que, hasta cierto punto se ha logrado desprender de la dinámica de vencedor-vencido gracias a lo cambiante del español en nuestro país, ya que nosotros somos hábiles para inventar palabras y resignificar de dobles sentidos lo que decimos ¡Y eso está bien chingón!
fuente.-Jose Luis Noriega Bandin/
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