“La gente no dimensiona la gravísima situación que estamos viviendo y sólo hace caso hasta que le toca [perder] a algún familiar cercano.
“El personal médico ya está agotado, hay indicios de que en algunos casos ha tratado de pegar el [síndrome de] Burnout, pero nosotros no tenemos opción, amamos nuestra profesión y seguimos al pie del cañón”, reconoce el doctor Roberto Ibarra Infante, neumólogo responsable del área Covid-19 del Hospital General No. 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Zacatecas, quien recientemente recibió la Condecoración Miguel Hidalgo por su labor durante la pandemia.
Una percepción similar tienen algunos elementos policiales de la capital: “Cada vez se ve a más gente en las calles. Pareciera que todos se hartaron y con la entrada al semáforo naranja salieron a la calle corriendo como gallinas descabezadas. La población ya le perdió el miedo al virus”, dice la oficial López, quien hace rondines a diario en la zona centro de la capital.
Zacatecas es una de las ocho entidades que han registrado un incremento en los casos de Covid-19 durante las últimas semanas, de acuerdo con datos del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), lo que podría provocar que el estado regrese a semáforo rojo.
Las autoridades locales han reforzado las medidas sanitarias en los municipios de Zacatecas, Guadalupe y Fresnillo, que tienen la más alta incidencia.
Personal médico, cansado y enfermo
Mientras el gobierno estatal refiere que la mayoría de los contagios, incluidos los de personal de salud, no se da en los hospitales ni en los centros laborales, sino en descuidos personales, el doctor Ibarra Infante defiende al gremio y asegura que quienes trabajan en las áreas Covid no han bajado la guardia, pues saben que son los más expuestos a una gran carga viral.
“Yo diario atiendo a entre 30 o 40 pacientes. Me sigo cuidando, lo hago por mí y por mi familia, a la que tengo sin ver siete meses. Lo más que he hecho es ir a ver a mis padres desde afuera de su casa. Me pongo a unos 10 metros de distancia.
“Ellos se asoman por la ventana para poder saludarlos, para verlos y que me vean, para que sepan que estoy bien. ¡Eso sufrimos los médicos: estar ausentes de nuestros seres queridos!”, expresa el médico.
Lamenta que también ha visto enfermos a sus colegas médicos: “Duele verlos hospitalizados”, dice, y cuenta que atiende a un amigo suyo, ginecólogo, quien está intubado.
Considera que la estrategia del gobierno federal de no hacer pruebas para detectar casos de coronavirus asintomáticos tal vez no ha sido la mejor y, por ello, implora a la gente que se cuide para que el virus no siga desintegrando familias.
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